EL SÁBADO SERÁ EL FUNERAL

Cierran el ataúd del Papa, 250.000 personas lo despidieron

25.04.2025

CIUDAD DEL VATICANO (ANSA/por Manuela Tulli) – Un largo río de gente que en estos días quiso dar el último adiós al pontífice, a pesar de las filas, el calor y, a veces, la lluvia. Rezos y hasta lágrimas, aunque lo que más le gustaba, en el fondo, al Papa argentino era reír. Mañana tendrá lugar el funeral en la Plaza de San Pedro, donde se esperan 200.000 personas.

 

El aparato de seguridad ya está listo, considerando la gran afluencia de gente esperada, pero también la presencia de jefes de Estado y monarcas llegados de todo el mundo. Y luego tendrá lugar esa procesión fúnebre por el centro de Roma que tiene pocos precedentes en la historia. El ataúd colocado en un carruaje que permitirá que todos lo vean; luego los autos cardenalicios, y un proceder a paso de hombre, incluso una hora, por aquella ciudad que había abrazado hacía doce años, convirtiéndose en su obispo, como amaba recordarlo siempre que podía.

El día de hoy concluyó con el cierre del féretro: un rito antiguo, solemne y significativo, con la colocación del velo de seda blanca sobre el rostro y la inserción de la bolsa con las monedas del pontificado y el tubo con la escritura. Gestos antiguos, los mismos durante siglos, pero que conservan todo su significado; Sellan el final material de un pontificado del que, sin embargo, queda el legado espiritual.

El cierre del féretro  fue presidido por  el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo de la Santa Iglesia Romana. Además de él, también están presentes el maestro de las celebraciones litúrgicas, monseñor Diego Ravelli; en presencia de los cardenales Giovanni Battista Re, decano del Sacro Colegio; Roger Michael Mahony, cardenal presbítero; Dominique Mamberti, protodiácono; Mauro Gambetti, arcipreste de la Basílica; Pietro Parolin, ex secretario de Estado; Baldo Reina, vicario de la diócesis de Roma; Konrad Krajewski, limosnero; monseñores Edgar Peña Parra, suplente; Ilson de Jesús Montanari, vicecambelán, Leonardo Sapienza, regente de la Casa Pontificia; y los canónigos del Capítulo Vaticano, las penitenciarías menores vaticanas, los secretarios del Papa y otras personas admitidas por el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas.

 

"Queridos hermanos y hermanas", dijo el celebrante en latín, "nos hemos reunido aquí para realizar algunos actos de piedad humana, antes de la Misa funeral de nuestro papa Francisco. Leeremos el pasaje que recuerda su vida y sus obras más importantes, por las cuales damos gracias a Dios Padre. Cubriremos su rostro con veneración, con la viva esperanza de que pueda contemplar el rostro del Padre, junto con la Santísima Virgen María y todos los santos". El Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias leyó luego el acta, cuyas copias son firmadas por algunos de los presentes. Después del cántico de Zacarías, todos oran en silencio durante un tiempo. Y después de una nueva oración del celebrante, el Maestro de Ceremonias extiende un velo de seda blanca sobre el rostro del Pontífice difunto, el celebrante rocía el cuerpo con agua bendita. Luego el maestro coloca en el féretro la bolsa con las monedas y medallas acuñadas durante el pontificado y el tubo con el acta, después de haber estampado el sello del Oficio de Celebraciones Litúrgicas. A continuación se colocó la tapa sobre el féretro de zinc sobre el que están la cruz, el escudo del Pontífice difunto y la placa con su nombre, la duración de su vida y su ministerio petrino. El féretro está soldado y se imprimen los sellos del Cardenal Camarlengo de la Santa Iglesia Romana, de la Prefectura de la Casa Pontificia, de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y del Capítulo Vaticano. Por último se cierra el féretro de madera, en cuya tapa están la cruz y el escudo del Papa difunto. El canto de las Antífonas y la recitación de los Salmos cierran la ceremonia.

 

En la ceremonia de clausura del ataúd, además de las personas esperadas, estuvieron presentes también algunos familiares del Pontífice difunto. Así lo informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede. La celebración, que comenzó a las 20:00, finalizó a las 21:00 (hora de Italia). Durante la noche, el Cabildo de San Pedro velaba por el cuerpo de Francisco, hasta que se prepare la misa funeral mañana por la mañana en la Plaza de San Pedro.

 

Entre las últimas personas en despedir a Francisco se encontraban las más diversas personalidades, desde los queridos primos llegados hoy desde Asti hasta el premio Nobel, Mohamed Yunus, que compartió con Francisco muchas batallas por una economía más justa. Al final de la velada llega el presidente francés, Emmanuel Macron, pero junto a él está también la señora Carmela, la que trajo un ramo de flores amarillas al Gemelli y a quien el Papa saludó desde el balcón.

Al funeral, en el lugar de honor entre las autoridades, figurará el presidente Javier Milei, el mismo que insultó en campaña electoral a Bergoglio. Francisco lo había perdonado por aquellos improperios de tono vulgar pero no por sus decisiones en detrimento del pueblo argentino y por esa relación entre miembros de su personal y los viejos representantes de la dictadura.

Bergoglio quizá quería volver a ver su Argentina; estuvo cerca de lograrlo cuando organizó un viaje apostólico a América Latina. Pero en realidad nunca regresó a casa, quizá también a causa de estas difíciles relaciones con los gobernantes que se sucedieron.

Tras la delegación argentina, sigue la italiana, encabezada por el presidente Sergio Mattarella y la primera ministra Giorgia Meloni, y después soberanos y jefes de Estado por orden alfabético, desde los reyes españoles a los de Jordania, pasando por presidentes de la República, como su amigo Lula, los responsables de la ONU y de todos los organismos internacionales, y también delegaciones, como la israelí (en realidad sólo el embajador) y la palestina que se encontrarán cara a cara delante del ataúd del hombre que más que nadie en estos años pidió la paz. Empero, en la lista provisional no hay ningún representante de Rusia y, quizás en el último momento, ni siquiera el presidente Volodimir Zelensky esté presente.

En cambio, seguramente estarán sus amigos, los más pobres de la Tierra, a quienes hoy el limosnero Konrad Krajewski fue a visitar a los comedores sociales y a los dormitorios para donar el rosario de Francisco. Estarán en la Plaza de San Pedro y unos cuarenta también le esperarán delante de Santa María Maggiore.

Migrantes, personas sin hogar, víctimas de trata, trans, pero para Francesco no eran categorías: los había conocido uno a uno, los había ayudado, los había consolado, los había animado.

Mañana estarán allí, donde Francisco eligió ser enterrado, en una especie de guardia de honor.

 

Imagen: ANSA/AFP

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2025-04-25T19:25:00

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