ENTREVISTA
Conversando con la pionera de internet en Uruguay Ida Holz
23.02.2016
MONTEVIDEO (Uypress/Ana Jerozolimski) - Probablemente sea simplista creer que sin Ida Holz (Montevideo, 1935) no habría habido internet en Uruguay, ya que los procesos de cambio mundial, tarde o temprano, llegan a todos lados. Pero indudablemente, fue ella quien lo propulsó y jugó un rol protagónico que lo hizo posible, especialmente desde su función de Directora del Servicio Central de Informática de la Universidad de la República, que tuvo a su cargo desde 1987.
"Estoy ocupando un lugar que es hora de dejar a otros"
En el 2009, obtuvo el Premio a la Trayectoria , otorgado por primera vez a personas que han contribuido al desarrollo permanente de internet, por el Registro de Direcciones de Internet para América Latina y el Caribe (LACNIC) . Y en 2013, se convirtió en la primera persona latinoamericana en ingresar al Salón de la Fama de la Internet Society.
No es casualidad que en una entrevista a Vint Cerf , considerado uno de los padres del internet, al preguntarle la periodista Paula Molina del suplemento "Qué Pasa" de "El País" (24.12.15) si acaso hay una "mamá de internet", su respuesta fue clara: "Sí, existe una madre de internet. Y se llama Ida Holz, ella es considerada la madre de internet en Uruguay".
Con esto de fondo, no es de sorprender que la imagen de Ida Holz engalane desde hace unos meses, un sello emitido por el Correo uruguayo.
Recientemente Ida nos recibió en su departamento para conversar ampliamente , y no sólo sobre internet sino sobre su vida en general, la de una uruguaya judía, hija de inmigrantes llegados de Polonia, sobre su matrimonio con el pintor Anhelo Hernández, el exilio durante la dictadura, el progreso profesional en México y lo hecho desde su retorno a Uruguay.
Ida , ya me comentabas antes de grabar, que los grandes títulos de "precursora" y "pionera" no te dicen mucho...pero es un hecho que así se te ve, respecto al avance de internet en Uruguay. ¿Cómo te presentarías a ti misma?
La verdad...no lo sé. Fue un proceso. Recuerdo claramente que en 1987 cuando volví de México a Uruguay, tras 11 años en el exilio, sentí cuán conservador es Uruguay. Yo diría que paralizante en su conservadurismo. Como que uno no se puede permitir hacer cosas sin estar seguro porque no se puede equivocar porque va a ser sujeto de crítica o no sé qué. Y me encontré con un país totalmente estancado en su desarrollo. Nosotros teníamos la consigna de que volvíamos si teníamos trabajo.
Se habían ido por la dictadura, pero en el exilio mismo, en términos profesionales, te fue bien.
Así es. En México había trabajado muy bien, como ingeniera en informática. Tuve una muy buena relación con el gobierno mexicano, cargos altísimo, sueldos altísimos. Nunca voy a esperar tener un sueldo así en Uruguay. Por suerte tengo esta casa, que logré comprar con aquellos ahorros.
También a mi esposo le fue muy bien. Anhelo se hizo conocido en México, estaba contento con lo que hacía, le daba mucho gusto México: el color, el respeto a la historia. Era otro México, ahora está bastante distinto, nosotros llegamos en un momento muy bueno.
Entonces ¿por qué decidieron volver? ¿Fue una cuestión de principios, que si se retorna a la democracia, vuelven a Uruguay?
Por cuestión de principios, porque yo decía que habíamos salido del país no por voluntad propia, y había que cerrar el círculo.
Y muy rápidamente empezó el proceso que llevó de hecho a la nueva época de Uruguay con internet...
Sí, en cierto modo puedo decir que así fue. Me llamaron de acá para decirme que había un concurso para la dirección del Servicio Central de Informática de la Universidad de la República. Me llamó Samuel Lichtensztejn, que era en ese momento el Rector y me dijo: "Venite a concursar, Ida". El conocía bastante todo mi itinerario en México -todo el mundo conocía que me había ido realmente muy bien. Vine y gané el concurso. Y debo decir que me sentí muy mal cuando vi el nivel general, sentí que acá todo se había quedado muy estancado, que no se había desarrollado nada. Todo había quedado parado.
¿Podemos dar una fecha clara, un año, en el que comenzó internet en Uruguay?
Hay que explicarlo un poco..No hablar sólo de internet, porque hay dos cosas. Primero, el correo electrónico. Eso ya había cuando yo llegué. En 1987, en la Facultad de Ingeniera, ya funcionaba. Había un sistema que mandaban correos a la Universidad de Buenos Aires, pero estaba concentrado sólo en la Facultad de Ingeniería.
No se usaba a nivel nacional.
No, para nada. Cuando yo llegué el que dirigía la carrera de informática de la Udelar era un amigo mío, Juan C. Cabezas, que había sido mi vecino. Me dijo: "Ida, ¿vos te animás a administrar esto para dar servicio a toda la universidad?", le dije que sí. Lo extendí a toda la Udelar, pero no solamente: invité a la ORT, a la Universidad Católica, a todos, casi clandestinamente, porque eso de las universidades privadas era algo no muy aceptado en la UdelaR.
No dijiste exacto lo que estabas haciendo.
No, no lo dije exacto. Sea como sea , yo sabía que si me equivocaba, había otro protocolo, que se llamaba X.25 y que era promovido por el ingeniero Juan Grompone, a quien además habían contratado en Antel para implantarlo, por lo que teníamos dos opciones: el IP o el X.25. Y la verdad, ni él ni yo sabíamos para dónde iba el mundo.
ALCANCE MUNDIAL
Eso te iba a preguntar: si acaso en algún momento, cuando empezaste y cuando fuiste avanzando, podías concebir que se llegaría a lo de hoy.
No para nada, pero nadie, nadie, creo yo, podía preverlo en ese momento. Es decir, esto era académico. Hasta 1992 o 1994 internet fue exclusivamente académico.
¿Pero sí entendías que iba a ser algo que abarcara a todo el mundo, no sólo a la academia?
No, no. Tampoco yo lo entendía en ese momento. Yo siempre cuento que en 1992 o 1993, cuando se creó la Internet Society en Japón, en Kobe, nos invitaron a ir. Vint Cerf, que fue uno de los creadores del protocolo, dijo con un entusiasmo maravilloso que en el 2000 ya iba a haber como dos millones de usuarios de internet. Tuvo bastante razón, pero pensando que seguiría siendo únicamente académico.Y lo que cambió justamente fue la apertura a todos, al comercio, al internet comercial. A todos los aspectos de la vida.
Y el gran cambio es la accesibilidad para todos, aunque lugares como África demoraron mucho en llegar.
Es cierto, la inclusión en internet no fue pareja.Demoró en varios países latinoamericanos y también en el Africa profunda. Ahora se supone que el acceso a internet está generalizado en el mundo, tal vez no con las mismas velocidades para todos.
Hace poco se anunció que Facebook a través de un satélite israelí va a hacer esas conexiones en Africa. Ahora, ¿da entusiasmo, o también un poco de susto, ver el alcance que tiene, que quizás se va un poco de las manos?
Creo que eso se integra a la vida y ya no pensás si entusiasma o no, ya no lo podés analizar, ya no hay marcha atrás para esas cosas. Ya es parte del mundo de hoy.
URUGUAY HOY
¿Y en Uruguay cómo ves hoy la situación? ¿Cuáles son los desafíos por cumplir todavía?
Hay tantos... Uruguay tiene varias contradicciones, diría, en este tema de las comunicaciones. Por un lado es un país muy avanzado en comunicaciones, creo que el quinto en comunicaciones al hogar.
¿Qué quiere decir eso?
Que tenés fibra óptica al hogar, que las casas tienen comunicaciones. Esto fue un poco impulsado con el Plan Ceibal, que cuando se dio para todos los niños había que darle accesibilidad, y eso se continuó con un gran impulso de Antel y una inversión acorde al proyecto. Hay un avance muy grande en las comunicaciones al hogar.
En la parte académica no, porque hay un concepto de Antel que todavía no...
Yo leí en otra entrevista que tú dijiste que, en parte, Antel es un obstáculo.
Estuve hablando con el nuevo presidente de Antel, Andrés Tolosa, y le dije: "bueno, ya, basta, empiecen a entender lo que pasa".
Ahora se está impulsando en América Latina una red que viene de Europa, una fibra submarina que llega al norte de Brasil y se va a hacer una fibra que recorra toda la costa sudamericana del Atlántico, de Buenos Aires va a Santiago de Chile y sigue hacia el norte recorriendo todo el Pacífico. Es un proyecto para tener velocidades adecuadas para la investigación y la Academia promovido por la Red académica avanzada de América Latina denominada Redclara.Los que estamos salteados somos nosotros, porque no tenemos el acceso a la fibra de esa red.
¿Pero eso es algo que se puede arreglar, es algo técnico?
Obviamente se puede arreglar. Eso depende de la voluntad política de la Empresa Estatal y del gobierno que debiera asignar los fondos para este proyecto.
Esta ya es otra etapa en las luchas para avanzar. Las primeras fueron para abrirse camino en esta temática en Uruguay¿Cómo fue contigo? Porque realmente cuando tú eras jovencita, empezaste a estudiar, estaba claro que no era lo más común este tema de la informática.
Eso fue casual también. Yo empecé matemáticas, estaba haciendo el IPA de matemáticas y en un momento determinado, ya bastante avanzada, un profesor de Lógica matemática me dijo: "Ida, va a haber un concurso en la Udelar para hacer unos cursos, hay un llamado, y a mí me parece que vos tenés la veta para presentarte". Cuando él me dijo al principio no le presté mucha atención, yo estaba casada, trabajaba en Asignaciones Familiares y estudiaba, a full. Pero al final hice la prueba y me fue requete bien. Era un curso de dos semanas, un examen, curso, examen, y fui salvando todo. Cuando terminó todo eso me llamaron a otra entrevista para ofrecerme entrar a la Udelar, que iban a traer una computadora, decían que era muy importante.
Entiendo que dudaste un poco...
Cuando me dijeron el salario me quedé sorprendida, porque eran 19.000 pesos y yo en Asignaciones ganaba 31.000. Llegué a casa y le conté a Anhelo. El no tenía la menor noción de lo que era el dinero, ni cuanto se necesitaba para vivir, nada, él vivía en la luna. Y me dijo: "Pero no vas a comparar ir a un trabajo administrativo con ir a la Udelar, metete", y le respondo: "Sí, ¿pero qué vamos a hacer...?", "Ya nos vamos a arreglar". Y me fui a la Udelar, con 19.000 pesos. Y empecé a trabajar.
CADA COSA EN SU TIEMPO
Ida, en todo campo hay estereotipos, y claro que también en esta área a la que tú te has dedicado. Uno quizás piensa ante todo en los jóvenes emprendedores.Sabemos que en Uruguay parecería a veces que sólo los muy jóvenes pueden aspirar a buenos trabajos. Tú ya cumpliste 80.Te diría hasta los 120, o como se dice en hebreo, hasta los 100 como a los 20, como prefieras...
No quiero ninguna de las dos, no quiero vivir tanto, le tengo terror a la inutilidad.
Me imaginé que dirías algo así...A lo que iba es a que ya no sos una jovencita veinteañera, y está claro que fuiste de las pioneras de la informática en Uruguay. ¿Te parece que eso debería ser una enseñanza bien actual, que complemente esa visión de que los jóvenes son los que pueden ir para adelante, con otro elemento claro , el hecho que hay que aprender de la experiencia, de lo que los años enseñan?
Depende del carácter, ¿no? Yo me muevo mucho y de alguna manera adquirí un prestigio, sí, hice cosas, eso me ha facilitado seguir trabajando. Pero sí me tengo que ir, yo siento que estoy ocupando un lugar que ya no debería estar ocupando.
¿Porque considerás que a los 80 hay que dejarle el lugar a otros?
Sí, sí, porque considero que debiera dejarle el lugar a otros. Puedo seguir en las comisiones directivas, que no me dan un peso porque son honorarias, pero creo que hay un momento en el que hay que irse, y debo irme. Esto lo tengo programado para, a más tardar, el mes de mayo.
El tema que a mí un poco me inhibe es que si me voy, dado que soy directiva RedCLARA, fui presidenta y demás, Uruguay va a dejar de tener un representante, y para mí siempre ha sido muy importante, como país chiquitito que es, darle un lugar a Uruguay.
Lo decís porque entendés que a través del reconocimiento a lo que tú has hecho se está reconociendo a Uruguay.
Claro, yo y otra gente. Hay mucha gente que está haciendo cosas y hay que reconocerlo. Me da miedo eso, porque como todavía no hay una conciencia clara de todo lo que se puede hacer con una red de investigación, y hay como un cierre en Uruguay ante la colaboración científica, es muy difícil emprender cosas. Me da tristeza que esto se abandone. Vamos a ver qué pasa.
Pero quizás podés separar esos dos canales paralelos, ¿no?
No, porque para estar en RedCLARA tengo que estar en la academia.
Ah, claro. O sea, no podés seguir teniendo la parte representativa, simbólica quizás, si dejás la academia. ¿A eso te referís?
Todavía estoy en la Udelar por eso, exactamente, porque pertenezco a RedCLARA . Pero en algún momento tengo que dejarlo. Creo que hay que darle lugar a los jóvenes. Ahora, también hay que tener en vista que este es un país de viejos, ¿qué van a hacer los viejos? Es todo un tema.
Creo que precisamente pensando en esta problemática es que se concibió el Plan Ibirapitá, que entrega a jubilados tablets con conexión a internet..¿no? Algunos dirán que es pura pinta, pero en un país con Uruguay, con tanta población mayor, también puede verse como un reconocimiento de que también la tercera edad tiene un rol a jugar.
Bueno, hay que darle actividades y hay que integrar a esa población mayor. Creo que eso es lo importante: integrarla al mundo en el que vive. Al mismo tiempo hay mucha gente mayor que no quiere saber de eso. Porque piensa que no lo va a lograr, que eso es para los pibes jóvenes.No es tan sencillo, porque no sabe cómo entrar...
Es gente para la que todo esto de la informática no es obvio...
Y bueno, sí. Yo me peleo con unas amigas mías, algunas de ellas mayores que yo, porque no saben poner un contestador en el teléfono. En un mundo en el que está todo comunicado de repente te encontrás con gente con la que no sabes cómo comunicarte.
¿Te sentís una excepción?
No soy una excepción, porque en el fondo yo, por ejemplo, he dejado hace muchos años de ser una técnica. Puedo armar un celular, puedo corregir las cosas, pero ya no soy una programadora o una técnica, soy más bien una ejecutiva informática.
EL CONFLICTO DE LOS 80
Y volvemos a la edad y el lugar que esta da. El espíritu lo mantenés muy joven pero me parece que sentís que eso choca con los 80 ya cumplidos...
Para mí es un conflicto muy grande. Porque yo quisiera hacer cosas pero como tengo una edad en la que me tengo que retirar ...para mí es horrible.
¿Pero por el hecho de haber llegado a la edad que tenés o porque sentís el efecto de la misma?
No, yo no siento el efecto de la edad.
Te sentís con la misma fuerza que antes.
Diría que un poco más desilusionada.
Eso es otra cosa.
Y un poco más triste. Estoy sola, mi marido se murió, mi hija está en el exterior, no es fácil. Yo quisiera hacer cosas. Claro que no me dan las fuerzas para todo, esto está clarísimo, y no se puede. Pero sí me siento con fuerzas para hacer mucho. Pero estoy muy desilusionada.
Pero no porque tengas 80 decís: "Ya no puedo".
No. Los 80 son mi conflicto porque me tengo que retirar por el entorno social en que vivo.
Pero fuerza para seguir , y ganas, aún tenés...el ímpetu de siempre.
Eso sí, la verdad, con mucho ímpetu, siempre curiosa y con ganas de saberlo todo.
LOS RECUERDOS
Sin ánimo de ponerte triste...¿dirías que gran parte de lo que mencionaste sobre cómo te sentís hoy, es desde que falleció Anhelo?
Muchísimo. Fuimos muy compañeros. Estuvimos casados 47 años. Y fue una relación muy loca porque yo de arte no sabía nada, no tenía ningún contacto, como los ingenieros más o menos, y de repente me encontré con un artista y empecé a ver el mundo...
De colores...
Sí, las relaciones, todo, eran de otra manera y para mí fue muy interesante. Y bueno, vivimos muchas cosas juntos. Primero, la guerra con mi madre.
Ida, años atrás, con Anhelo, su esposo
Que quería que te casaras con alguien de la colectividad.
Obvio, no fue a mi casamiento, no fue al nacimiento de mi hijo. No, no, no. Eso fue muy duro. Y después la persecución política, el exilio y el des-exilio. Vivimos muchas cosas juntos y siempre seguimos juntos, entonces en todas esas etapas de la vida, que provocaron en mucha gente la separación, a nosotros no. Seguimos juntos.
Los juntó más.
No sé si diría que nos juntó más; pero nos mantuvo juntos, sí. Y creo que fue muy interesante para mí tener ese mundo. Aunque a veces cuando viajaba por París lo único que tenía que hacer era ir a los museos, cuando no había museos yo me sentía un poco feliz de caminar por la calle. Pero bueno, si decidieran juntar una ciudad con museos para Anhelo hubiera sido maravilloso...
Ida, ¿cómo era el lugar en el que creciste?
¿Cómo era? Bueno, yo primero soy huérfana de papá desde los 3 años y medio. Papá murió de un cáncer.
¿Tus padres llegaron juntos de Europa a Uruguay?
Ellos vinieron los dos de Polonia, de la Galitzia polaca, pero no juntos, se conocieron acá.
Mi mamá era hija de un rabino, que según me dijo el primo de mi primo, figura en libros.
Era un tipo híper súper religioso. Mi mamá era la menor de 11 hijos. Yo llegué a conocer únicamente al mayor.
Los demás murieron en la Shoá, el holocausto.
Sí. Todos, menos ese hermano mayor de mamá, que se había ido a Inglaterra a una reunión de rabinos o algo por el estilo. Justo entró Hitler a Polonia y ya no volvió.
De la familia de tu mamá murieron todos en la Shoá. ¿Te acordás cómo vivía eso ella?
¡Cómo no me voy a acordar! Nos pasamos escribiendo cartas de chiquitos. Porque mamá además, como era huérfana de mamá y además hija de gente religiosa, no había ido a la escuela. Es decir, los hermanos le habían enseñado algo y ella después, sí, leía libros. Yo le escribía las cartas de chiquita.
Las cartas, como el libro de Mauricio Rosencof, que no sabías si llegaban a destino.
No, las cartas se mandaban a los organismos para preguntar.
Ah, ya después de la guerra.
Ya después de la guerra, si sabían de tal o cual... Se murieron sus nueve hermanos con sus parejas y la chorrera de hijos que tendría cada uno, no sé, cuatro, cinco, seis.
¿Recordás cuando ella entendió todo lo que había pasado, todo lo que había perdido?
Mamá lo vivía muy angustiada, pero también se había ido. Me contaba mamá que cuando murió papá todo el mundo decía: "Pobre mujer, que no sabe hacer nada" porque papá parece que le hacía todo, es decir, la mimaba, y mamá se juró que nunca nadie la iba a ver llorar. Eso me lo contó: "todo el mundo me venía a decir 'pobrecita' y yo me juré que nadie me iba a ver llorar". Era una comandante en jefe, la verdad, una entereza...
La vida la obligó.
Sí. Y bueno, y después le pasó lo de la familia y siguió peleándola y viendo si podía encontrar a alguien, angustiada, pero yo no recuerdo que eso fuera el motivo de decir: "Qué desgraciada soy, qué horrible".
Entendía que tenía que seguir para adelante. ¿Y ustedes cuántos hijos eran?
Yo y mi hermano, que murió en Israel hace poquito. Mamá estaba embarazada de ocho meses cuando murió papá.
¿Qué había en tu hogar que pueda explicar la Ida de hoy? Porque uno es producto de su hogar, claro y de sus propias ambiciones, pero ¿en algo de lo que sos tú hoy dirías: "Ahí sí está la casa de mis padres, los valores que me pasaron"?
Yo creo que era mi mamá. Mi mamá era una mujer muy fuerte, con una convicción muy clara, una honestidad del demonio. Y yo fui muy compañera de mamá. En los años de mi adolescencia salíamos juntas, íbamos al cine juntas, yo qué sé. Hasta que la vida empezó a complicarse.
Y llegó la etapa, tras activar en el movimiento juvenil Hanoar Hatzioni, en que te fuiste a Israel. ¿Cuándo fue?
Yo creo que tenía 18 años. Primero me fui un año a Jerusalem, luego hice el servicio militar, pero no me gustó nada el mundo del ejército, sentí que la guerra transforma a la gente, fue una mala experiencia para mí, aunque también hay buenos recuerdos.
Siguiendo y conectando con el hogar en el que creciste, ¿dirías que era un hogar típico de inmigrantes judíos?
Sí. Ibamos a la sinagoga, cuidábamos la comida kosher. Yo me eduqué en ese mundo, en un mundo muy judío. Tenía una maestra de idish. Pero la verdad es que luego me fui desconectando, por esas cosas que se dan en la vida. Claro que al casarme con Anhelo , que no era judío, eso abrió otro camino para mí.
El homenaje que más le emocionó: al recibir la "Moña de Oro" en la escuela No 4 en la que estudió.
Foto: ANEP
Muchas gracias Ida por compartir todo esto conmigo.
Gracias a vos Ana.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias