OPINIÓN

El silencio internacional sobre lo que sucede en gaza es ensordecedor

25.03.2025

OTHER NEWS (Por Valeria M. Rivera Rosas* – Mundiario) – La frágil balanza global ante la ofensiva israelí en Gaza evidencia la prevalencia de intereses históricos, estratégicos y económicos sobre el respeto a los derechos humanos y la búsqueda de justicia.

 

La enésima escalada bélica entre Israel y la franja de Gaza ha dejado una devastadora estela de muerte, destrucción y desesperación. Los bombardeos sobre territorio palestino, que han causado cientos de víctimas civiles, entre ellas un elevado número de niños, parecen repetirse con la misma crudeza de siempre, mientras la comunidad internacional mantiene un comportamiento predecible: condenas tibias, silencio cómplice o maniobras diplomáticas que evitan cuestionar abiertamente al Gobierno israelí. Este patrón, lejos de ser casual, responde a un complejo entramado de intereses geopolíticos y vínculos históricos que condicionan la acción -o inacción- de los actores globales ante una de las crisis más prolongadas y dolorosas del siglo XX.

La neutralidad que no es tal

Desde Washington a Bruselas, pasando por Moscú, El Cairo o Amán, la reticencia a denunciar con firmeza los ataques israelíes refleja un equilibrio frágil y, a menudo, hipócrita. Estados Unidos sigue siendo el principal aliado de Israel, tanto en el ámbito militar como en el diplomático, con una ayuda económica anual de 3.800 millones de dólares. Este respaldo incondicional se traduce en la protección del Estado hebreo en el Consejo de Seguridad de la ONU y en el veto sistemático de cualquier resolución que pueda condenar sus acciones. Mientras tanto, la Unión Europea camina sobre una delgada cuerda, condenando con discreción la violencia sin tomar medidas concretas contra un socio comercial clave, y limitando sus sanciones a actores periféricos, como colonos radicales en Cisjordania.

El contraste con el tratamiento europeo hacia Rusia tras la invasión de Ucrania es evidente y pone de relieve una doble vara de medir. En el caso de Moscú, la UE no ha dudado en imponer sanciones económicas de gran alcance y en presionar al Kremlin en todos los frentes diplomáticos posibles. En cambio, con Israel, el recuerdo del Holocausto y la percepción de una deuda histórica hacia el pueblo judío siguen condicionando las respuestas políticas, a pesar de las constantes denuncias de crímenes de guerra en Gaza. La falta de contundencia resulta aún más llamativa si se considera que incluso organismos internacionales, como el Tribunal Penal Internacional, han emitido órdenes de arresto contra líderes israelíes por presuntos crímenes contra la humanidad.

La retórica vacía del mundo árabe

Si el papel de Occidente ha sido ambiguo, el de los países árabes no ha sido menos decepcionante. Egipto, Jordania y Emiratos Árabes Unidos, a pesar de sus lazos históricos con la causa palestina, optan por condenas retóricas sin adoptar medidas efectivas que presionen a Israel. Este enfoque responde a una lógica pragmática: la dependencia de la ayuda militar y económica de Estados Unidos y los acuerdos estratégicos con Israel, como los Acuerdos de Abraham, han debilitado cualquier impulso real de confrontación.

Las protestas callejeras en muchos países de Oriente Próximo, donde miles de ciudadanos exigen acciones más contundentes contra Israel, revelan la brecha creciente entre la voluntad popular y las prioridades de las élites gobernantes. Encuestas recientes muestran que la mayoría de la población árabe defiende medidas como la ruptura de relaciones diplomáticas, la suspensión del comercio con Israel o el uso de la influencia energética para presionar a la comunidad internacional. Sin embargo, estas demandas chocan con la inercia política y el temor a represalias por parte de Washington.

Una tragedia sin fin

El conflicto palestino-israelí sigue siendo uno de los más polarizantes en el escenario global. Según datos del International Crisis Group, en la última Asamblea General de la ONU, la crisis en Oriente Próximo fue mencionada por 144 países, lo que la convierte en uno de los temas más recurrentes en la diplomacia internacional. A pesar de ello, el consenso en torno a la necesidad de una solución justa para los palestinos no se traduce en medidas concretas que puedan aliviar su sufrimiento.

La impunidad con la que Israel actúa en Gaza, respaldado por aliados poderosos y enfrentado a una oposición dividida y sin capacidad de respuesta efectiva, perpetúa una tragedia que ya dura más de siete décadas. Mientras los gobiernos siguen atrapados en sus cálculos geopolíticos, las imágenes de civiles palestinos muertos, hogares destruidos y hospitales desbordados por la falta de suministros siguen inundando las pantallas de todo el mundo. Y, una vez más, la comunidad internacional observa desde la distancia, incapaz de poner fin a una de las crisis humanitarias más graves de nuestro tiempo. 

*Valeria M. Rivera Rosas escribe en MUNDIARIO, donde es la coordinadora general. Licenciada en Comunicación Social, mención Periodismo Impreso, se graduó en la Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín de Venezuela. 

 

Imagen: Unicef


Actualidad
2025-03-25T15:02:00

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