Falleció Fernando Rama. Un balance en una anécdota


MONTEVIDEO (Uypress/Esteban Valenti) - Era una de esas personas que aunque la viera pocas veces, le tenía un especial aprecio y cariño, a él a Beatriz Sienra y a su familia. Lo conocí muy bien en Luanda, Angola donde integraba la Brigada de solidaridad, aportando como médico psiquiatra durante muchos e intensos años.

Viajaron a Angola desde Cuba con sus tres primeros hijos, en condiciones extremadamente difíciles, para conseguir comida, atención médica y prácticamente todo. Beatriz aportó mucho en su calidad de ingeniera química a las necesidades del país y a la supervivencia de su familia como madre ejemplar.

A Fernando yo lo conocí cuando militaba en la facultad de medicina y yo en el sector de la UJC de medicina. No siempre estuvimos en las mismas filas, pero en Angola ya se había integrado al PCU.

Voy a contar una anécdota que resume su aporte profesional, humano y político a ese pueblo recién liberado de la colonización portuguesa que los había dejado prácticamente sin profesionales.

En los años 90, viajé desde Uruguay a Luanda para instalar la oficina del TIPS, un programa de vanguardia de intercambio informativo entre los países del sur, impulsado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en el que yo era uno de sus directivos. Por ello mi primera visita fue a la oficina local del PNUD.

Apenas llegué y cubiertas las formalidades del caso, me atendió la secretaria del representante del PNUD, una funcionaria angoleña. Me preguntó mi nacionalidad. Cuando le dije que era uruguayo, enseguida, desde el fondo de sus sentimientos me preguntó si yo conocía al doctor Fernando Rama. Obviamente le respondí que era un querido amigo.

Se emocionó y se puso a llorar, ante el asombro de todos los funcionarios de la oficina y el mío. Cuando pudo calmarse me relató que había perdido contacto, pero que el doctor Rama le había salvado la vida a su padre y a muchos angoleños internados en el hospital psiquiátrico de Luanda. Y me relató los cambios, la humanización en el trato, la profesionalidad del médico uruguayo, como lo llamaban en el hospital para atender una situación dramática de cientos de personas abandonadas por los portugueses a su suerte. Sin profesionales para su atención.

Rama había no solo aplicado sus conocimientos profesionales como psiquiatra sino su humanismo, su sensibilidad y le había cambiado la vida a muchas familias y a sus pacientes.

Fue un relato conmovedor que siguieron atentamente y emocionados varios funcionarios del PNUD de diversas nacionalidades. Yo les hice un breve relato de como Fernando se fue a Luanda con cuatro hijos pequeños y vivienda en Luanda nació su hijita más pequeña, Anita. Recuerdo las reuniones en su casa, donde además de semejante familión, tenían una perrita ciega, llamada Ideafix.

Y vivieron, estudiaron, se criaron, se hicieron jóvenes y adultos y volvieron al Uruguay y continuaron su compromiso y su forma de pensar, libre, llena de preguntas, de complejidades. Ir a la casa de los Rama era siempre un desafío, no se trataba de transmitir un informe político, sino de discutir y analizar críticamente. Era un intercambio valioso, ellos se mantenían informados a pesar de las distancias y de las serias limitaciones informativas.

Nos invitaron junto a Selva a una fiesta de aniversario y compartimos con la familia un momento valioso, humana, políticamente y también de amistad y cariño.

Queremos a Fernando a Beatriz y a toda su familia y nos duele mucho que se haya ido. Tenemos muchos textos, ideas, y materiales que dejó para recordarlo en su vida y en su pensamiento.

Estoy seguro que muchos familiares, compañeros y amigos hoy nos sentimos muy tristes, muy solos, y algunos mucho más cerca de nuestra propia partida.

Actualidad
2023-12-19T10:43:00

UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias