El préstamo del BID y la reforma Uruguay soberano
Marcelo Marchese
25.04.2022
No he visto que en los diarios se haya mencionado la verdadera razón por la cuál se pedía el préstamo al BID. Los Bancos, los organismos crediticios, las organizaciones internacionales financieras, intentan endeudar a los particulares y a los países aún más de lo que se han endeudado por la pandemia, un endeudamiento inédito, criminal y forzoso.
El ganador de la pandemia fue el capital financiero, que puesto a ganar, gana y gana cada día más de manera incontenible. Habida cuenta del encerramiento mundial, la economía se retrajo, los aportes a los Estados se redujeron, los gastos de los Estados aumentaron y la balanza se igualó con nuevos préstamos. La deuda mundial se incrementó un 25%. Si uno debe pagar algo, y sus ingresos no se lo permiten, pues mermaron, va y pide un préstamo. Eso hizo nuestro Estado y todos los Estados, pero a un nivel como jamás se vio. Debería ingresar al Libro de los Récords, pero El Libro de los Récords seguramente no quiera alertar sobre este peligro.
Cada vez que se digitaliza la economía, gana el capital financiero, que muerde un porcentaje de toda compra que se hace en el mundo, a través de una tarjeta de crédito o de empresas comercialesfinancieras como Mercado Libre o Amazon. Si la industria sufrió un fuerte parate y debió asumir gastos, endeudándose, largando acciones a la bolsa o vendiendo todo, gana el capital financiero, que a través de los fondos de inversión controla a placer a la industria mundial, pues ya controla el capital de la industria mundial.
Aquel largado a ganar, quiere ganar cada día más y planifica para ganar cada día más. El capital financiero que controla la economía mundial, luego del knockout que nos aplicó, ahora, cuando intentamos levantarnos, nos lleva a tomar préstamos. Mi banco me llamó para ofrecerme un préstamo de 76 mil pesos, que a la hora de pagar, sería de 126 mil pesos en la opción más barata. Debemos estar alertas a los maniobras de la organizaciones financieras internacionales, no sea que llamen a toda la variedad de nuestros gobernantes para ofrecerles jugosos préstamos que todos deberemos pagar, por más excusas que pongan los gobernantes a la hora de pedir préstamos que nunca son para reactivar la producción nacional
He ahí el problema y la clave del enigma. Algún día deberemos pagar esa deuda que, misteriosamente, nunca nos cobraron y crece, crece y crece. Claro, prestar sin cobrar sirve, porque los intereses de la deuda se pagan y se pagan religiosamente. El mecanismo es éste: se cumple el plazo de pagar y el Estado paga, ahora, pide un préstamo (emite nueva deuda) para pagar. Es de locos, pero es así. Prestar sin cobrar sirve también pues de esa manera se dominan las políticas económicas. Metido en la calesita de los préstamos, no podés hacer nada que contraríe las indicaciones (las órdenes) del que presta el dinero. Ahora ¿quién te garantiza que no vengan un día con esta fracesita: "esos miles y miles de millones de dólares que nos deben, llegó el momento de pagarlos"? Si eso pasara, no tendríamos más remedio que pagar con nuestra tierra, nuestra agua, nuestro frente marítimo y las empresas estatales.
Aquí es donde con mayor claridad aparece el CONTRATO ROU UPM ¿Qué es sino una increíble entrega de recursos naturales y del Estado, para la cual debemos endeudarnos de manera monstruosa? Entregamos recursos, y lo hacemos mediante contratos secretos que significan un cáncer a la democracia. Hoy sabemos a qué nos compromete el contrato con UPM, pero no sabemos a qué nos compromete el contrato con Pfizer, ni sabemos a qué precios fueron obtenidas las vacunas, ni sabemos a cuánto ascendió la deuda.
Si triunfara la REFORMA URUGUAY SOBERANO, significaría una inmensa bocanada de aire fresco para nuestra democracia. Ante esta escalada del capital financiero, sería un pararse para decir: discutamos públicamente la conveniencia de este tipo de inversiones extranjeras y discutamos públicamente las condiciones de este tipo de inversiones extranjeras, y en el caso de que el Parlamento, con mayorías especiales, las aprobaran, aumentaríamos las posibilidades de llamar a un referéndum para derribar esas leyes.
El que gana cada día más, planifica, el problema es que también planifica el cáncer que le inyecta a la democracia, pues los negocios siniestros conviene pergeñarlos en secreto. Alguien, en mi nombre, en tu nombre, lector, y en el nombre de todos los lectores, por no mencionar a los tres mil quinientos millones de orientales, nos comprometió a no se sabe qué y a pagar quién sabe cuánto. La pura verdad que los medios no mencionan, es que nosotros también sufrimos una invasión, pero sin bombas, disparos, ni prensa. Es una invasión mediante préstamos y contratos secretos, y por eso mismo, es una invasión mucho más eficiente. Si del lado del que quiere los nuestro están planificando, bueno sería que nosotros planificáramos la manera de sostener nuestros recursos, nuestra soberanía y nuestra forma de vida. Se trata de ver lo que pasa para poder visualizar el futuro. La REFORMA URUGUAY SOBERANO no sólo haría un importante añadido a nuestra Constitución, sino que abriría un nuevo tiempo político, pues instalaría un tema verdaderamente crucial en la agenda nacional, y asestaría una derrota a un enemigo que campea entre nosotros, esa idea que nos impusieron y que dice que nada podemos hacer para mejorar nuestra vida. A un mismo tiempo perfeccionaríamos la Constitución, ganaríamos soberanía, y demostraríamos en los hechos que la cultura de la derrota es falsa.
Las ideas falsas se demuestran en los hechos. El tema es que hay dos formas de pararse frente a los hechos, dos escuelas filosóficas frente a los hechos: dejar que sucedan, o provocarlos. El MOVIMIENTO URUGUAY SOBERANO participa de esta segunda escuela que demostrará que la cultura de la derrota es falsa generando un hecho inédito en la Historia del País.
Marcelo Marchese
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias