Lacalle instaló el peor senado nacionalista en la historia

María M. Guerrero

26.04.2022

"¡Ese hijo de puta es de FUVCAM!", fue la expresión de la senadora Graciela Bianchi en la noche del Referéndum, el 27 de marzo, refiriéndose a Gustavo Fernández, Secretario General de FUVCAM, reflejando la 'calidad' del 'seleccionado senatorial' del Partido Nacional.

¡Es una inversión inútil cualquier esfuerzo investigativo por encontrar, en la historia de la Cámara de Senadores, un ¨equipo¨ de representantes con equiparable falta de respeto por la envestidura, respeto a los ciudadanos, a las organizaciones sociales y a la oposición política!

De lo que sí estoy convencida es que esta ¨uniforme calidad de senadores¨, será objeto de estudio en el campo de las ciencias políticas, sociológicas e incluso antropológico conductuales.

Es difícil encontrar en la historia del parlamentarismo una selección de tan escasa jerarquía política. Lo llamativo es que los representantes nacionalistas son suplentes con desconocida representatividad en el electorado. Es decir, una versión degradada de los titulares de lista que hoy ocupan cargos en el gobierno.

La senadora Bianchi insulta al máximo representante de la Federación Uruguaya de Cooperativas por Ayuda Mutua (FUVCAM) por el solo hecho de ser uno de los impulsores para juntar las 800.000 firmas que permitieron convocar un Referéndum contra 135 artículos de la LUC.

No destrata solo a Fernández. Por transitividad, insulta a todos los integrantes de la organización, a quienes lo eligieron como su representante. Demostrando carencia de empatía por quienes opinan diferente y expresando intolerancia democrática.

Hasta hoy, no he escuchado disculpas de Lacalle, ni de los legisladores de partido por las palabras de Bianchi. Tampoco tengo esperanzas de leer alguna declaración condenatoria del Honorable Directorio del Partido Nacional. Menos aun de Iturralde que cometió el peor de los deslices cuando condeno públicamente a un edil de su partido en Canelones por votar a favor de la creación de un fidecomiso.

Ante esta situación, el derecho de preguntarme:

¿Lacalle promueve y alienta ese tipo de conducta en los senadores del Partido Nacional?

¿La ausencia de condena y silencio de los legisladores y del Partido Nacional, se puede entender como que están de acuerdo con Bianchi en el insulto hacia el presidente de FUVCAM?

En un medio de prensa oficialista Bianchi confesó que ¨Luis no se anima a rezongarla¨. Olvido añadir: mientras sea funcional a los intereses de Lacalle cuyo objetivo es ensanchar la grieta social y política en lugar de reducirla.

Es evidente que Bianchi cruzo el límite. La falta de twitteo en la madrugada, el distanciamiento de los micrófonos después del Referéndum por el insulto al representante de las Cooperativas de Ayuda Mutua, indica probables ¨rezongos¨ por deteriorar la imagen del Partido Nacional.

Muchos hemos escuchado ¨rumores¨ en las redes sociales como Lacalle maltrata a propios y ajenos. Pudimos observar el ninguneo a Salinas en las conferencias de prensa durante el primer año de la pandemia. Como acusó a Bustillo de ser el responsable de equivocaciones en la Cancillería. El ninguneo a Manini no consultándolo para nada, negándoles coordinaciones, vetándole la ley forestal. Como redujo poder a la ministra Moreira imponiéndole una ignota arquitecta, hermana de la Ministra Arbeleche, para dirigir el plan de regulación de asentamientos. Como logro ¨echar¨ a Talvi del gobierno por el delito de haber logrado mejor imagen ciudadana que él. Como enterró las expectativas políticas de Raffo designándola coordinadora de Montevideo por el Partido Nacional condenándola a frustrarse cada cinco años de alcanzar la intendencia (como le espeto Glenda Rondán: ¨nunca serás intendenta¨), decidiéndose por una inexperta en todos los niveles y con escasísima capacidad comunicativa para el Ministerio de Economía.

No podemos esperar otra calidad de senadores cuando esas conductas son alentadas por el propio presidente habituado a manifestar expresiones denostadoras a la oposición y profundo desprecio por los mas vulnerables.

Lo que preocupa es que las naturalicemos, que los periodistas no le pongan freno, que las fuerzas políticas no las rehúsen, que los propios coalicionados no se despeguen, que los politólogos no las rechacen y, sobre todo, que los principales medios de comunicación las contemplen.

Que fuera envestido como presidente no implica que se comporte como un reyezuelo de una república bananera.

Regresemos al tema central de la nota.

Durante estos dos años, los senadores del Partido Nacional se han acostumbrado a vilipendiar cualquier postura de la oposición y de las organizaciones sociales. Han adoptado como estilo de hacer política el insulto. Lo utilizan como moneda corriente e infiero que no es por casualidad.

El ejemplo lo da Lacalle cuando insulta a la oposición por criticar sus mentiras, falsedades y medias verdades, tildándolos de ¨carroñeros¨.

Es secundado por el veterinario Álvaro Delgado, acusando de ¨esquizofrénicos¨ al Frente Amplio y a las organizaciones sociales por esgrimir críticas en contra de la LUC.

¡Y suena como candidato del Partido Nacional para el 2024!

Otro de los ¨senadores que integran la selección¨ es el señor Da Silva, suplente del hoy ministro de Defensa, Javier García. Sostiene un estilo patoteril, al modo barra brava. Recuerden cuando amenazó a un médico por plantear críticas a la política sanitaria durante la pandemia. ¨Espero cruzármelo en la calle¨, declaró en medios de prensa sin pruritos, al mismo estilo de estancieros maltratadores de a peones en el ¨interior profundo¨.

De Botana no es necesario hacer comentarios, hemos escuchado suficientes barbaridades, con posturas cantinflescas. En cambio, Gandini, aquel prometedor wilsonistas con pasta de líder, se dejó fagocitar por el ambiente de odio hacia el FA que preconiza Lacalle. Mi opinión es que perdió la oportunidad de asumir el liderazgo en el sector después de Larrañaga y marcar la diferencia con el herrerismo involucionista. Quedo políticamente mimetizado con el lacallismo, especialmente cuando dijo, entre otras cosas, lo de ¨apariencia delictiva¨. Sospecho que tendrá consecuencias electorales adversas en 2024. Quizás, renueve la diputación con esfuerzo y mucho sacrificio económico.

Sinceramente, el que tiene calidad de seleccionado, a pesar de jugar de suplente, es Gustavo Penadés. Es un parlamentario serio, trabajador. Tiene como cualidad respetar a sus contrincantes como así lo respetan a él, a pesar que tuvo un desliz en un debate donde acuso de utilizar terrorismo verbal a un colega del FA por criticar la LUC.

No me interesa en esta nota comentar la ¨calidad ¨ de los senadores del Partido Colorado, ni los de Cabildo Abierto. En ocasiones han sido el hazmerreír. Los discursos y propuestas son tan endebles y atentatorios contra el sistema democrático que da por un lado temor y por otro, vergüenza ajena.

En realidad, es contra la lógica política pensar en la conformación de un senado del Partido Nacional de alta calidad cuando el propio presidente es la viva expresión de la falta de estatura y trascendencia política.

Recordemos para contrastar, la calidad de estadista de Sanguinetti, de Jorge Batlle, de Tabaré Vázquez y José Mujica. Ficcionemos imaginándonos a Tabaré haciendo la ¨bandera¨, o Sanguinetti surfeando, ¨corriendo la ola¨, o a Jorge Batlle golpeando una bolsa de boxeo o a Mujica jugando en el río San Salvador con una moto acuática.

¡Ni en un mundo paralelo! Los anteriores presidentes contaban con una formación y experiencia política y profesional extensa y reconocimiento internacional. Con suficiente cintura política para preservar y defender sus principios ideológicos y políticos sin profundizar la grieta política y social pese a las adversidades más impactantes como las que padeció Jorge Batlle.

Estimados lectores, estoy convencida, por la forma de conducir el gobierno, que Lacalle dejara su impronta regresiva. Intentará consolidar atrofia social, política y económica, quizás por su falta de experiencia, por su escaza formación cultural, y su falta de empatía para con los sectores más vulnerables.

Recuerden el impacto que causo a nivel mundial cuando Mujica decidió donar el sueldo de presidente y rechazo vivir en la residencia del Prado mientras miles de compatriotas estaban sobreviviendo en asentamientos.

Lacalle postula todo lo contrario. Carece de sensibilidad y empatía. Se dedica a surfear cuando miles de compatriotas hacen cola durante horas en las ollas populares para llevar a su casa un plato de comida en el peor momento de la vida del Uruguay moderno. Gasta once mil dólares en un pasaje para su esposa y cuatrocientos mil dólares mensuales de mantenimiento por ocupar la residencia del Prado, siendo propietario de una casa en un barrio privado.

Como dijo Bustillo, futuro ex canciller: ¡¨Que Dios nos ayude¨!



María M. Guerrero

Columnistas
2022-04-26T12:32:00

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