El crimen de los eunucos

Ramón Fonticiella

22.04.2022

El crimen de los eunucos

 

El título no es tomado de una novela de Agatha Christie; pretende ser la alegoría de un drama que imponen determinadas concepciones ideológicas. Pido disculpas a las lectoras y lectores por su aparente grosería. No quiere ofender la sensibilidad ni la inteligencia, sino motivar el pensamiento. El criminal procedimiento de extirpar los órganos genitales masculinos , y el de la Mutilación Genital Femenina (MGF), son vergüenza para el mundo. La MGF pinta aún una mancha central en el mapa de África, desde el Atlántico al Mar Rojo, pero las naciones en general la rechazan y las organizaciones humanistas se entregan a su combate.

Lamentablemente para la especie humana, continúan los procedimientos de castración o ablación a nivel mental, que pretenden eliminar sentimientos tan humanos como la igualdad, la solidaridad y el rechazo a la sumisión de clases sociales o económicas. Es el aberrante crimen de los eunucos intelectuales.

Una explicación de la existencia de los eunucos (físicos) era que "sirvieran a los poderosos". Desprovistos sin consulta de sus atributos de género, se transformaban en sumisos desclasados y sólo podían aspirar a ser sirvientes. Por su lado las mujeres sometidas a la mutilación genital, quedan privadas parcial o totalmente de la facultad de disfrutar la sexualidad y se transforman en "objetos" de servicios patriarcales. 

En ambos géneros el destino es el mismo: servir sin sentir.

Hoy día la manipulación de las conciencias por parte de élites privilegiadas, crea modernos castrados mentales de todos los géneros, que no piensan en sí mismos y aunque se hagan daño, creen que deben estar al servicio de los que dicen tener derecho a poseerlos (mandarlos).

Los y las lectoras tienen libertad de dudar de la certeza de mis razonamientos, de considerarlos exagerados y rechazarlos de plano. Les ruego que lean un tramo más, que me permitan fundamentar el porqué de ellos y, lo que es más importante para mí, desarrollen la idea de que es malo para la gente y que debe evitarse.

En sus ciclos la humanidad ha tenido muchas formas de gobierno, de organización, de sometimientos y de explosiones libertarias; por eso lo que expongo no es una novedad. Los poderosos de cada época han forzado a los débiles a servirles. Esclavos, soldados, sirvientes, custodios, labradores, caballerizos, pajes, peones... llámeseles como sea, han sido servidores/as sumisos. Nuestra América vivió las más horrorosas formas de sumisión, cuando sus dueños (quechuas, mayas, incas, aztecas) fueron esclavizados por el conquistador en mitas y encomiendas y paulatinamente casi exterminados. No menciono a nuestros pobres charrúas, que sólo contaban con la riqueza de sus vidas y también fueron aniquilados.

Hoy la manipulación de las conciencias por medios de comunicación y redes sociales, va logrando que, en este país sin látigos ni balas, los poderosos vayan formando legiones de eunucos y MGF mentales. 

¡No se ofenda, por favor! Piense qué similitud hay con seres humanos que a diario apoyan ser explotados, con tal de tener el imprescindible sustento para ir a trabajar al otro día. No creo que deban empuñar un arma para liberarse, pero sí razonar que no es justo que haya familias, miembros de una clase que siempre sean los que ganan, mientras otros son los que pierden. No es humano pensar que el joven pobre, que no tiene en su casa los recursos para estudiar al mismo nivel que el solvente, deba conformarse con ser servidor de aquél. Qué tristeza la de esa/ese joven y su familia, que ven la inminente postergación de otra generación (aunque sea inteligente y esforzada).

La postración de los modernos eunucos y MGF no es por su culpa, sino que es un atropello de clases dirigentes que los aplastan. Por eso, se entiende que el gobierno que encabeza y domina el herrerismo, invitara a votar por el cambio. El país que construían el Frente Amplio y el Pueblo, es diferente: oportunidades para todos, apoyo a los más débiles, razonable distribución del fruto de la producción; un país sin eunucos mentales, de izquierda ni de derecha.

Quien vierte en las mesas necesitadas migajas de sustento a cambio de obediencia, es un castrador. Exige esa obediencia cuando, sin considerar opiniones o derechos ajenos, impone su decisión: salarios, jubilaciones, prestaciones que ni para subsistir son suficientes.

El Estado Uruguayo, su gente sin distinción de ideologías ni partidos, debe considerar y discutir el freno a las castraciones y mutilaciones mentales que cometen algunos agentes políticos. No es una propuesta aventurera, porque es real la criminalidad que se comete con quienes menos acceso tienen a los bienes materiales y culturales. Cada vez hay más trabas a la divulgación y profundización educativa y cultural, son verdaderas preparaciones del "quirófano intelectual" para cercenar aptitudes y desarrollos mentales. Cuanto menos piense una comunidad, cuanto menos compare y conozca, cuanto más agache la cabeza y la mente para ganarse un magro sustento, menos capacidad de reacción tendrá a la injusticia y la discriminación.

En los albores del siglo XX un patricio fundador de una línea política en Uruguay, escribió (sobre Méjico) "...Bien definidos están los matices: una clase dirigente, valiosísima, como no la hay mejor en este continente(...), y la masa del pueblo, inferior, sofocante, integrada por indios mansos, ajenos en absoluto a la cultura cívica. Empeora el problema la ausencia de inmigración(...) ¿Cómo fundar democracia efectiva con elemento social tan deficiente, incapaz por razones orgánicas...? Inútil dar sufragio a individuos petrificados en el atraso moral..." (Luis Alberto de Herrera, El Uruguay Internacional-1ª. edición 1912. Tomado de Gerardo Caetano. El liberalismo conservador, página 150, Segunda Edición, Banda Oriental).

No es el único pensamiento de este estilo en la literatura de don Luis Alberto de Herrera, los hay referidos a Uruguay pero como ejemplo, basta con éste.

No tengo estudios ni pergaminos para calificar esa frase del creador del "Herrerismo" como un llamado a la castración intelectual de los latinoamericanos, pero establece un duro precedente. Plantea una profunda grieta entre los humanos habitantes de estas tierras, divididos  a priori entre "clase dirigente valiosísima" y la masa del "pueblo inferior, sofocante...". 

El mundo ha cambiado, pero hay una frase pronunciada cien años más tarde por el presidente Lacalle Pou Herrera Brito del Pino , bisnieto de aquel caudillo doctoral, " la fruta cae cerca del árbol", que hace pensar.

No dejemos de pensar nunca.

No es tiempo de tolerar más mutilaciones.

Ramón Fonticiella es Maestro, periodista, circunstancialmente y por decisión popular: edil, diputado, senador e intendente de Salto. Siempre militante.

 

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2022-04-22T06:22:00

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