Continuidad y cambio

Alfredo Asti


En estos días la oposición ha centrado sus críticas en el slogan adoptado por Tabaré Vázquez para su campaña: "Vamos bien" y han reaccionado con virulencia porque ese simple slogan resume algo que ellos permanentemente intentan ocultar y que son los cambios económicos y sociales que se han producido desde que el Frente Amplio (FA) llegó al Gobierno.

Los temas económicos han desaparecido de la campaña de la oposición, seguramente porque nadie puede proponer superar los actuales indicadores, seguramente también dudan de su capacidad de sostenerlos, visto los antecedentes que han obtenido cuando fueron gobierno una o dos décadas atrás.

"Vamos bien" no quiere decir que ya llegamos, ni que ya estamos bien. "Vamos bien" quiere decir que el rumbo adoptado y la estrategia de desarrollo son correctos; que hay un Proyecto Nacional de transformación positiva del país que se opone a su Proyecto restaurador y conservador.

Nosotros entendemos que "Vamos bien" debe leerse en estos términos, el Uruguay se va transformando y eso nos obliga a todos, Gobierno y FA incluidos, a transformarnos y a transformar nuestros compromisos hacia el futuro. Por eso desde el Frente Líber Seregni (FLS) y Asamblea Uruguay siempre hablamos de OTRO Gobierno progresista. OTRO porque deberá ser distinto al actual (y al anterior), porque la situación del país y su gente es distinta. Ya pasaron el estancamiento y las crisis sucesivas, la emergencia social, la indigencia de casi el 5%, la pobreza de más del 30% o del 20% de la población, el desempleo, la falta de inversión en la educación, el riesgo del necesario suministro energético, y muchos etcéteras más.

Hoy tenemos que proponernos y proponerle a la gente los nuevos desafíos que seguirán haciendo al país diferente, más desarrollado, más productivo, con apuesta a la excelencia, más solidario, más justo en término de igualdad de oportunidades, más confortable para las grandes mayorías del país, y en particular para aquellas que siempre antes se vieron excluidas del reparto del crecimiento.

Nosotros apostamos a la continuidad del rumbo en materia macroeconómica y social. En particular la continuidad de las políticas de apoyo, selectivo y exigente, a la inversión, motor más sano de crecimiento, recordando que una década atrás Uruguay supo competir con Haití por el último puesto de captación de inversiones en América latina. Hoy lo lidera.

Continuidad también en la ampliación de la agenda de derechos, en la diversificación productiva, comercial, energética, etc. No obstante, también queremos comprometer profundización y cambios en aquellos aspectos en los cuales aún no se han obtenido todos los resultados posibles (porque el tiempo no alcanzó), pero también, y fundamentalmente, en aquellas áreas en la que los resultados son inaceptables pese a los esfuerzos realizados.

Tenemos problemas de gestión en algunas de esas áreas, en particular en la Educación, donde alguno de los subsectores como la enseñanza media no sólo no han alcanzado los resultados esperados de acuerdo a la enorme inversión realizada, sino que en general se ha retrocedido. Nadie puede poner en duda que la educación ha sido una prioridad en estos dos gobiernos, sin embargo, los resultados no están acordes con el esfuerzo realizado. Sabemos que la situación de la misma no es homogénea, algunos sectores han progresado, otros han implementado planes para atacar las principales deficiencias de los subsistemas, en particular la deserción y repetición en Secundaria. Hemos creado el Instituto de Evaluación Educativa y la Universidad Tecnológica (y estamos esperando votos de la oposición para completar el trámite parlamentario de creación de la Universidad de la Educación). Hemos avanzado presupuestal e institucionalmente, no obstante creemos que tenemos que ir hacia un Sistema Nacional Integrado de Educación. Sistema Nacional que debe ser conducido por quien democráticamente ha sido responsabilizado de hacerlo, esto es el Gobierno Nacional, con los acuerdos políticos y sociales que logre. Esto debe hacerlo sin perjuicio de las autonomías técnicas de cada Ente de la Educación, pero generando un modelo educativo desde la primera infancia hasta la educación superior, pasando por la educación formal y la no formal, la capacitación, etc. Esa conducción nacional debe alinear ese sistema educativo con los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo, que incluye desarrollo económico, social y humano.

Conjuntamente con la Educación y capacitación también tenemos otro limitante del desarrollo futuro que son los serios problemas en infraestructura, precisamente por el nivel de ocupación de la misma por parte del aumento del nivel de actividad que hemos vivido en esta última década (más del 5% anual) y para la cual los Gobiernos anteriores no habían invertido nada porque no era parte de su "modelo" o visión de país, no creían en el país productivo, con crecimiento (y mucho menos con crecimiento con equidad), con descentralización territorial, etc.

Avanzamos mucho y bien en transformar la matriz energética y las comunicaciones pero no podemos detenernos, cualquier retraso nos crearía serios problemas. A diferencia de estos dos rubros, en el plano de infraestructura de transporte tenemos graves problemas. A nivel carretero sólo logramos mantener la capacidad, pero sin aumentarla de acuerdo a la demanda creciente. En materia ferroviaria tenemos el desafío  histórico de recuperar el tiempo perdido desde el cierre del ferrocarril de décadas pasadas, hemos avanzado en diseño institucional, pero debemos terminar de aprobar el modelo de gestión y financiamiento para obtener resultados concretos. En términos portuarios tenemos encaminados algunos proyectos de interconectividad regional y otros de gran dimensión, siendo el desafío asegurar la concreción de todos estos proyectos pendientes de forma que nos permitan una plena integración multimodal.

Superados los problemas de crecimiento, empleo y pobreza, la preocupación de la gente se centra en la Seguridad. No eludimos el problema y reconocemos que el nivel de inseguridad es preocupante y debe continuar siendo una prioridad. Sabemos que no podemos solo compararnos con el resto del mundo donde estamos bien posicionados, sobre todo en la región, sino con nosotros mismos. El mundo ha cambiado, la humanidad ha cambiado, hay crisis de valores y nosotros no estamos ni podemos estar ajenos a ello. Este problema lo hemos enfrentado con una estrategia global que incluye varios enfoques de prevención, represión y rehabilitación. En primer lugar hemos privilegiado legislación e inversión en la Estrategia por la Vida y la Convivencia, partiendo de atacar las situaciones de generación del delito y la violencia. Hemos fortalecido enormemente la capacidad de respuesta de nuestra Policía a nivel nacional, con salarios, equipamiento, tecnología, reorganización y dignificación como nunca había tenido. Hemos cambiado radicalmente el sistema penitenciario (que tiene un record de reclusos) para permitir la contención y fundamentalmente la rehabilitación con condiciones dignas de acuerdo a Convenios internacionales y posibilidades de trabajo y estudio. Todo ello forma parte de un proceso que comienza a ver sus resultados (descenso de delitos en las 7 zonas donde se aplica Plan de Convivencia y donde se utilizan nueva tecnologías de vigilancia electrónica), proceso que deberá asegurar su continuidad y profundización para extenderlo a todo el país.

En definitiva, ante la pregunta ¿continuidad o cambio?, respondemos: las dos cosas. Continuidad en la gran transformación que los gobiernos frenteamplistas han realizado, continuidad en el crecimiento, en la ampliación de la agenda de derechos, en la diversificación productiva, comercial, energética, etc. Pero sobretodo, continuidad en la confianza de la gente en el país. Durante los años de crisis económicas los uruguayos perdieron la confianza, no creían en un Uruguay posible, lo que llevó a que miles de compatriotas emigraran por falta de horizontes. Hoy revertimos ese balance migratorio, hoy esos uruguayos están volviendo. Eso debemos continuar y profundizar.

No obstante no podemos encarar otro gobierno haciendo las mismas cosas, como dijo Danilo, sería tremendo que tuviéramos otro gobierno con piloto automático. El principal riesgo de un gobierno es dejarse llevar por la corriente, por ello también es preciso el Cambio.

Los desafíos pendientes son los que tenemos que cambiar y por ello, lo que proponemos es una síntesis de continuidad y cambio que permita "asegurar el futuro". Esa es la premisa que desde Asamblea Uruguay, el compañero Danilo Astori explicita en cada contacto con la opinión pública. Creemos fundamental para el país y para el FA que la ciudadanía vea en nuestra fortaleza las garantías para otro Gobierno Frenteamplista, que concrete la mejor de las políticas sociales, la más profunda, la más estructural y la que trasmite la mejor cultura de la convivencia: el mundo del trabajo. Hoy nos preparamos y nos comprometemos a asegurar más crecimiento, más derechos, más igualdad y mayor justicia social.

Alfredo Asti
2014-05-05T12:34:00

Alfredo Asti - Diputado Asamblea Uruguay (Frente Amplio)