Hacemos política para la vida

Alfredo Asti

21.07.2014

Días atrás, un medio de prensa de circulación nacional, titula con grandes caracteres que se hace política con la vida y la muerte de los menores. Nosotros decimos que sí, que se hace política, pero se hace Política pública, se hace Política de sanidad, se hace Política social para disminuir el número de casos de mortalidad infantil, cifra tan sensible para todos.

No es política partidaria, por más que los mejores y los peores datos correspondan a determinados períodos de distintos Gobiernos.

Pese a ese y otros titulares catastróficos, lo cierto es que la mortalidad infantil ha descendido notoriamente en el Uruguay en los últimos veinte años. Hablamos de un "indicador demográfico negativo", muy relacionado con las condiciones de vida, sociales y económicas de la población, cuya baja se explica por un proceso que se afianzó considerablemente con la reforma del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) implementado desde el gobierno.

El descenso se hace sentir especialmente en la mortalidad posnatal, que se refiere a los primeros 28 días de vida y es el período de mayor riesgo y vulnerabilidad, incluyendo situaciones derivadas del parto. En este sentido es similar el resultado obtenido por parte de las instituciones públicas y las privadas. Las autoridades del Ministerio de Salud Pública destacan la eficaz aplicación del programa de atención a la prematurez, que aumentó los controles perinatales, y del sistema nacional único de regionalización y traslados maternos perinatales.

Si analizamos las cifras de mortalidad infantil por trienios  para evitar los datos de un año, que pueden ser circunstanciales , advertimos que el porcentaje de fallecimientos en el trienio 1999-2001 era de 14,1 por mil nacidos vivos; en 2002-2004, de 13, 9 por mil; en 2005-2007, de 11,8 por mil; en 2008-2010, de 9,3 por mil y en 2011-2013 de 9 por mil, teniendo este último año un 8,8 por mil.

          TASA DE MORTALIDAD INFANTIL

Los indicadores se refieren a los fallecimientos de niños y niñas menores de un año sobre el total de nacidos vivos. Este indicador tiene dos componentes: el neonatal, vinculado con las muertes que ocurren en los primeros veintiocho días de vida, y el posneonatal, que ocurre entre los veintiocho días de vida y el año.

En Uruguay se observa una tendencia a la baja de la mortalidad a lo largo de todo el período en los últimos dos años en los dos componentes antes señalados. Cuando se los compara año a año puede ocurrir que un indicador baje una vez y, otra, aumente por causas circunstanciales.

El componente neonatal supera siempre al posneonatal, considerando que ese es el comportamiento que se espera cuando la mortalidad se empieza a abatir. Si uno hace la proyección de estas cifras a lo largo de los años, advierte que la mortalidad viene descendiendo. En los últimos diez años, la reducción de la mortalidad infantil es muy acelerada, independientemente que en ese último lapso las cifras sean similares. Se puede advertir cómo ha disminuido la muerte por prematurez, que es la causa más relacionada con la pobreza y la exclusión social. La prematurez es un verdadero indicador de pobreza y afortunadamente, lenta pero sostenidamente ha ido disminuyendo el número de prematuros de menos de treinta y siete semanas, así como de prematuros severos, de menos de treinta y dos semanas, que pesan aproximadamente menos de un kilo y medio.

Creemos que uno de los elementos que explica la disminución de la prematurez es el trabajo con programas focalizados, como "Uruguay crece contigo", que comenzó en Canelones y ahora se ha extendido a todo el país. El Ministerio de Salud Pública y ASSE llevan adelante este Programa, en colaboración con el Mides y bajo la Dirección de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto.

La mortalidad materna también ha tenido un descenso sostenido. En el período 2002-2004 la mortalidad fue de 24,8 cada cien mil nacidos vivos; en 2005-2007, a 19,7 cada cien mil; en 2008-2010 hubo un aumento, llegando a 21 cada cien mil, debido a la gripe H1N1 que en Uruguay, como en el resto del mundo, tomó desprevenido al sistema sanitario y provocó un número muy alto de muertes de mujeres embarazadas, lo que hoy se está previniendo con vacunación.

En el último trienio, las muertes bajaron a cifras hasta ahora inéditas de 11,8 cada cien mil nacidos vivos. Esto nos coloca en el tercer lugar de América, luego de Canadá y Estados Unidos; por lo tanto, ocupamos el primer lugar en América Latina.

Cabe señalar cómo se vincula la mortalidad con la pobreza, elemento que conocemos desde hace mucho tiempo. La crisis del año 2001 impactó en el aumento de la pobreza, en el aumento de los hogares pobres y en el aumento de la indigencia. Con los datos presentados por el Ministerio de Salud Pública se puede apreciar cómo esto impacta en la mortalidad infantil. El pico de mortalidad infantil coincide exactamente con el pico del aumento de la pobreza y, aun más, con el pico de muertes maternas que, como muchos de ustedes recordarán, estuvo vinculado con el aborto provocado en condiciones de riesgo en el período 2000-2002. Cabe decir, que la mortalidad tiene estricta relación con la pobreza. Probablemente, no haya mejor política sanitaria que abatir la inequidad y mejorar los servicios.

Uruguay está bien posicionado en la región en cuanto a estos indicadores, dado que está entre los países que lograron descender la mortalidad infantil por debajo de los dos dígitos y se mantiene. Es el tercer país de América Latina con más baja mortalidad infantil. Hay que seguir trabajando e implementando políticas públicas, sanitarias y sociales, priorizando el gasto público social.

La comparación rompe los ojos: en 1993 el índice se situaba en 20,2 por cada mil niños nacidos vivos. Se redujo a menos de la mitad, y la diferencia son otras tantas vidas salvadas. La disparidad que antes existía entre las áreas geográficas se demuestra con un ejemplo que en su momento recorrió todo el país: en un barrio de Bella Unión, departamento de Artigas, la mortalidad infantil alcanzaba 55 por mil. Ahora esa diferencia geográfica ha desaparecido. Las políticas sociales del gobierno abarcan a todo el país.

La conclusión general es que el sistema de salud está funcionando adecuadamente, destacando la eficacia de programas como Uruguay Crece Contigo en el caso de la prematurez, entre otros. Estos resultados no son ni más ni menos que el fruto directo de las políticas sociales aplicadas desde el gobierno en el ámbito de la salud en los últimos 10 años de gobiernos frenteamplistas.

Alfredo Asti
2014-07-21T14:51:00

Alfredo Asti - Diputado Asamblea Uruguay (Frente Amplio)