Con el diario del lunes

Andrea Burstin

09.06.2021

Las herramientas de gestión pública se utilizan para lograr unos determinados objetivos. Para evaluar el grado de éxito, es necesario saber antes que nada, cuáles son éstos.

 

Escribo estas líneas y aclaro que no estoy en condiciones de juzgar la gestión del gobierno uruguayo, porque desconozco cuales eran los objetivos marcados. Puedo contar si, que viviendo en Londres, desde el último cierre de unas cuantas actividades en enero, tuve clara la hoja de ruta del gobierno británico. Un plan con 4 etapas de aperturas graduales, siempre sujeto a datos de contagios, hospitalizaciones y fallecimientos. En palabras del primer ministro, "un plan sujeto a datos, no a fechas". Por supuesto el plan implicaba poner en marcha una serie de ayudas.  En cuanto a seguros de desempleo, por ejemplo, fue necesario cubrir entre un 10% y 15% de los empleados (según las semanas). La reducción de la movilidad de más de un 40% en las asistencias a trabajos, se logró mayormente con la utilización del trabajo remoto.  

A pesar de los múltiples errores que cometió el gobierno de Boris Johnson, su plan tuvo un impacto muy bueno en dos puntos claves: reducir incertidumbres y dar una correcta señalización de la gravedad de la situación a la población. 

Hoy la cifra de muertes en Reino Unido llevada a escala uruguaya sería 1 fallecido por COVID cada dos días, pero el 23 de enero este país tuvo un pico de muertes por COVID al nivel de la meseta en la que está Uruguay hace un par de meses. Era la segunda y más letal  ola de la epidemia en estas islas. En los últimos días la aparición de una nueva variante procedente de la India, ha desatado los contagios. La población más vulnerable a fallecer a causa de COVID, mayores de 50 años y población con comorbilidades parece estar muy protegida por las vacunas. Sin embargo, está  claro que la última levantada total de  restricciones , prevista para el 21 de junio, deberá retrasarse, al menos un par de semanas. 

Algunas lecciones aprendidas (con el diario del lunes):

  1. Reducir la movilidad no implica confinamiento. Se necesita una  intervención quirúrgica para ver cuáles son las actividades más problemáticas: aquellas de gran interacción social. Esto permite realizar una campaña de vacunación en un entorno bajo de contagios.
  2. Reducir la movilidad y la presencialidad en solo algunas actividades concretas no implica parar el sistema productivo del país, ni por lo tanto mantenerlo de las arcas del estado. La gran mayoría de las actividades puede seguir funcionando. Algunas de ellas, incluso como el comercio, incluidos los bares y restaurantes, siguieron trabajando , aunque con la actividad disminuida, pero con otros sistemas (delivery, recogida de productos en las tiendas con horas asignadas, etc.).
  3. Las medidas políticas deben estar de acuerdo con los resultados que se quieran obtener. Si los estímulos para cumplirlas no son suficientes, o son difíciles de seguir, resultan tan ineficientes como no implementar medidas.
  4. La señalización es una parte importantísima del plan. Es difícil convencer de la gravedad de la pandemia mientras  se instala una sensación de que "todo sigue igual".
  5. La comunicación del plan y los objetivos a la ciudadanía, es una excelente forma de involucrar a la misma y de ayudarla a manejar sus expectativas en un entorno de menor incertidumbre.
  6. Y por último, sin soberbia y sin encasillarse, la gestión pública debe estar dispuesta a evaluarse y corregir herramientas, cuando la realidad así lo exige.

Desconozco cuáles eran los objetivos del gobierno uruguayo. Con el horizonte de  vacunas compradas, en lo que fue una muy buena gestión de aprovisionamiento y excelente campaña de vacunación;  me atrevería a decir que seguramente éstos no contemplaban llegar a las 5.000 muertes por COVID, que se alcanzarán en los próximos días. La  vacunación funcionó muy bien y está dando todo lo que puede de sí. Creo que poco se le puede objetar a la misma. Pero el  grueso de la población está inoculado con una  vacuna que necesita de seis semanas para lograr una inmunización relevante.

Si la meta del gobierno uruguayo,  contemplaba no permanecer en una meseta altísima de muertos durante más de dos meses,  entonces,  parecería que la  vacunación por sí sola no es suficiente.

(Colaboración exlusiva para Uypress)

Andrea Burstin es economista por la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, y MBA por el Imperial College de Londres.


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2021-06-09T10:16:00

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