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Andrea recomienda: en la vida, pedalear
08.12.2016
La Plaza del faro de Punta del Este es un lugar hermoso. Todavía se pueden encontrar en sus alrededores algunas de las antiguas casas y percibir ese aire de lo que supo ser un pequeño pueblo sobre el mar. El marco ideal para la primera edición en Uruguay del evento de bicicletas clásicas L’Eroica.
La emblemática carrera no competitiva se realiza hace veinte años. Es un recorrido cicloturistico con bicicletas antiguas y vintage. Un tributo al ciclismo de otras épocas. "Queremos redescubrir la belleza del esfuerzo", anuncian sus organizadores.
Las reglas: bicicletas anteriores a 1987, con o sin cambios, pero nada de tecnologías de ciclismo moderno. Se requieren asientos de origen o similares. Vestimenta al tono y época del birrodado. De más está decir que el resultado es de lo más pintoresco.
Cualquier persona, hombre o mujer puede participar en Eroica Punta del Este siempre y cuando tengan cumplidos al menos 15 años de edad antes del día de inicio de la prueba.
Actualmente se realiza en varios países, entre ellos Estados Unidos, Sudáfrica, España e Inglaterra, aunque la original partió con poco más de noventa heroicos desde Gaiole in Chianti, en Toscana y es donde desde finales de los ochenta se realiza todos los primeros domingos de octubre.
Como su nombre lo indica el pequeño borgo medieval se encuentra en la región de producción del vino probablemente más famoso del mundo. Muchos lo recordaran, infaltable en las escenas de las películas italianas en su botella regordeta y característica, con la base recubierta por una canasta de paja, el Chianti.
Este pequeño pueblo de 2700 habitantes cuenta con una oferta culinaria vastísima, con numerosos restaurantes destacados en la Guía Michelin y otras tantas y nombrado en 2008 por la revista Forbes como "el lugar más idílico de Europa".
Entorno inmejorable, buena comida, buen vino, si le agregamos buena compañía casi se podría pensar de estar en el Paraíso. O en el infierno, dependiendo de quien lo mire.
Para los participantes de la eroica hay cuatro distancias pactadas, 40, 90,140 y la inimaginable hazaña de 210 kilómetros. Estos auténticos "eroicos" y "eroicas" parten al amanecer y regresan a la puesta del sol.
En los diferentes puntos de control (check points) se debe sellar el Libro de Ruta, única evidencia de que el participante ha realizado el recorrido. Para reponerse a lo largo del camino podrá degustar de almuerzo, merienda y refrigerios varios con productos típicos del lugar.
Entre los objetos de uso cotidiano, las bicicletas deben ser uno de esos que nos despiertan más simpatía. Será por aquellos recuerdos de anhelo, esperando que Melchor, Gaspar o Baltasar vinieran con una al hombro o por esa sensación de libertad.
Soy testigo que a pesar de lo que muchos descreídos piensen, es igual en estos tiempos donde todo parece tener una batería y una pantalla. El otro día me crucé con un niño que venía en su flamante bicicleta a todo lo que la vereda le permitía gritando: "¡Soy el amo del universo!".
En la última edición italiana han tenido que limitar los participantes a siete mil trecientos. Gaiole in Chianti se ha visto desbordado por más de veinticinco mil preinscritos entre italianos y extranjeros.
Nuestra versión esteña se ha lucido con unos ciento cincuenta ciclorománticos e intrépidos. Iván posa para la foto junto a su familia que le da la bienvenida. A los ochenta y cuatro años ha recorrido casi cuarenta y dos kilómetros, un poco más de lo establecido me confiesa, porque se ha equivocado de camino. Su bicicleta de 1960.
Converso con una voluntaria y un corredor venidos desde Italia. Gino, irónicamente con bigotes a manubrio, sonríe cómplice y me aclara: "la eroica empezó por una apuesta".
La carrera es acompañada por un festival gourmet en la Plaza del faro. Entre largada y arribo familiares y visitantes puede disfrutar de sendos puestos con distintas propuestas culinarias. Bodega Garzón con un elegante menú y la seductora invitación a una copa de vino blanco. Beer truck, Heladería Messano y Café Nomade. Yo opté por el ceviche de Patio Verde y mis jóvenes acompañantes por Crepas.
Hay detalles vintage por donde se mire, dos niños corren con pantalones cortos y tiradores. Suena un cuarteto de músicos muy talentosos y al tono con aires de aristogatos.
Llega Luciano, emblema de la Eroica. Bicicleta Peugeot del 1907, lleva en su espalda el numero 1 y en su memoria los tiempos en que los niños juntaban figuritas de cartón y latón de los campeones del Giro d'Italia. De cuando se realizó una categoría para los "camicie nere" de Mussolini o de como los resultados de las etapas se transmitían en las noticias de los cines.
Es un personaje infaltable desde hace diecinueve años. Me muestra los antepasados de los clavos miguelitos que el manillar de su bicicleta esconde desde que los corredores los usaban para pinchar las ruedas de quienes venían atrás.
Los italianos me aclaran que cuando un participante llega muy rápido no he comprendido el verdadero sentido de la Eroica. "No es una carrera. Hay que saber disfrutar el panorama, el tiempo. Parar a hacer una foto. Una buena comida. Un buen vino. Gozar el paseo aunque sea corto o largo". Reflexiono sobre cierta similitud con la vida misma.
Siguen llegando heroicos. Exhaustos y felices con recuerdos y fierros desempolvados.
Si nuestros padres hicieron un buen trabajo hay frases que nos asaltan en los momentos más oportunos. En mi caso cuando la vida me da algún revolcón recuerdo que mi padre a menudo me ha dicho: "En la vida siempre hay que seguir pedaleando. Si te caes, te levantas, te sacudís y pedaleas".
Seguramente en eso pensaba cuando intentaba aprender a andar en bicicleta, mientras mis hermanos mayores revoloteaban a mí alrededor como tiburones alegres preguntando si ya había aprendido.
Para esos casos también era muy oportuno el aporte de mi madre. Tenía una expresión que lo abarcaba casi todo. Cualquier molestia, dolor o malestar era lapidariamente producto de algo "sicológico o de crecimiento".
Para nuestra suerte cuando el problema persistía más de lo debido buscaba una segunda opinión. Así aconteció con la apendicitis de mi hermano.
De todos modos, ambos estaban en lo cierto. Todo es crecimiento y siempre hay que seguir pedaleando.
Recorrido de 40 kilometros
Recorrido de 210 kilometros
andrea@uypress.net
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