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Andrea recomienda: si ha de ser, por lo menos que sea con quinoa

21.11.2016

La difícil tarea de compatibilizar el desarrollo con la identidad de la ciudad. El McDonald’s del Parque Rodó.

Hay lugares de la ciudad que nos pertenecen más que otros. Sitios emblemáticos, edificios que nos identifican, espacios únicos, que tienen historia por si mismos o son parte de nuestras memorias colectivas. Uno de ellos es el Parque Rodó.

Al mismo tiempo debe haber pocas empresas tan globales como lo es la de los arcos dorados. Por esta razón, que la cadena McDonald´s ocupe el edificio “El Yacht” sobre la rambla del Parque Rodó no parece ser la más feliz de las propuestas, con o sin cajita.


Aparentemente por los próximos diez años, licitación mediante, el edificio de 1930 totalmente reformado ofrecerá las inconfundibles hamburguesas. Frente a uno de los más lindos atardeceres, cuando las siluetas de Montevideo se fundan con una explosión de colores sobre nuestro río ancho como mar, usted podrá disfrutarlo mientras mordisquea unas papas fritas o le hinca los incisivos a una Big Mac que sabe exactamente igual en los treinta y cuatro mil restaurantes de ciento diecinueve países.

Lo siento, pero esperaba algo más. El problema no sos tú. Soy yo.

Sin llegar a la indignación en las redes taiwanesas cuando en 2015 un McCafé abrió las puertas en un edificio histórico, digamos que es difícil armonizar felizmente un lugar singular con una marca global de comida rápida.

De todas maneras ante lo inevitable, esperemos por lo menos, que por estas latitudes este nuevo emprendimiento se adapte al nuevo modelo de negocio de la internacionalmente conocida cadena de fast food, en su propuesta de “McDonald’s Next”.

El primero abrió sus puertas a principio de año en Hong Kong, donde no solo la estética característica en estridente rojo y amarillo ha virado hacia un diseño más moderno donde abundan los detalles en vidrio y metal, sino que para sorpresa de los comensales se ofrece un salad bar con diecinueve ingredientes. Incluida la quínoa.


Si hace algunos años para cualquiera de nosotros podría resultar impensable que esta semilla oriunda de la cordillera de los Andes le peleara las ventas al gigante de la comida chatarra, aquí la tienen. Compartiendo cartel con la reina de las Hamburguesas.

Es una tentativa de la compañía para agregar valor de marca y recuperar sectores de mercado que se direccionaron a propuestas de alimentos más saludables. Está claro que en este mundo despiadado, no sobrevive el más fuerte si no el que mejor se adapta. Valido también para empresas de taxímetros.

Aclaro que la quínoa en particular no es uno de mis alimentos preferidos. Muchas veces todo el que quiere ofrecer o parecer saludable, lo agrega con resultados desastrosos. Propuestas insípidas y platos de aspecto dudoso, me han llevado a pensar que en algún momento deberían prohibir su venta libre o por lo menos solicitar un certificado de aptitud para su comercialización. Algo así como un porte de armas.

Coincido en que la ingesta de este pseudocereal es beneficiosa pero si ha de ser en empastados y sancochos, paso.

De todas maneras prefiero siempre que se ofrezcan ensaladas y me complace que la gente sea más consciente con respecto a su alimentación. De este modo nos volveremos más rigurosos también con los aspectos de la producción y la calidad de los productos. Reclamaremos mayor información desde agrotóxicos hasta transgénicos. Nunca viene mal.

Los amantes de las hamburguesas con nombre y apellido no teman. En los locales Next se siguen ofreciendo los menús clásicos. Es que no solo de quinoa vive el hombre. Prueba de esto es el auge de comida chatarra vegana en distintos países.

Para la Next generation el logo es en blanco y negro y se ofrecen clases premium de café junto a la indispensable compañía de un buen wifi.

 

 

andrea@uypress.net

 

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2016-11-21T08:34:00

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