Cuando llueve y cuando no, también

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11.04.2017

De vez en cuando me gustan los días de lluvia en vacaciones y lo mejor es sin duda la hora del té.

Nada de azul. El cielo está totalmente cubierto. Las nubes se adivinan profundas y espesas mientras los destellos de los rayos se zambullen en el mar.

Mi marido y nuestra labradora miran por el ventanal empapado con aires de resignación. A los dos les gusta estar al aire libre. La adolescente retoza feliz de la vida porque nadie la hostiga para levantarse temprano. Pide que la despierten cuando haya por lo menos dos dígitos. "¡Diez de la mañana!". La alegría va por barrios.

A los desanimados de la ventana se les suma el benjamín que se acaba de despertar. Encuentra consuelo rápidamente en un programa de tiburones. Mientras desayuna, despeinado, asoma una sonrisa atrás de una taza que sostiene con las dos manos.

Cuando el clima no acompaña uno puede aprovechar a quedarse en casa y leer un libro, mirar una película. Desquitarse con esas frías mañana de invierno, donde las obligaciones nos imponen salir a pesar de las alertas y los humores de todos los colores. 

A la tarde no hay nada mejor que dar rienda suelta a la glotonería. En definitiva si está disfrutando de unos días de paseo, compense con una caminata a la mañana siguiente.

Desde Atlántida al estrellato, la panadería Baipa, fundada a mediados de los cincuenta ha sabido conquistar locales y extranjeros y si no, eche un vistazo a esta publicación donde la señalan como "the country's best bakery".

http://www.eater.com/2016/2/18/11014916/bizcochos-pastry-uruguay

Además de pastas, helados artesanales, bombones y confitería, you can eat "salados" and "dulces". En resumen: the best bizcochos in town.

En Punta del Este puede encontrar opciones para todos los gustos y bolsillos. Los clásicos Churros Manolo (calle 29 esquina Gorlero), el muy acertado y concurrido Medialunas Calentitas en Solanas o La Barra, donde la especialidad salta a la vista o los panqueques del Tambo Lapataia, a prueba de empalagosos.

Pero si tradición y glamour hablamos,  no pueden faltar desde 1948, los exclusivos waffles belgas del Hotel L'auberge.

Entre los numerosos autos estacionados fuera del hotel a la hora del té, destaca un reluciente Porsche último modelo. Encorsetado en un lugar demasiado estrecho quedó casi en exposición sobre el jardín de un vecino. Esto nos permite sacar dos rápidas conclusiones: reserve si quiere encontrar lugar y que los ricos no piden permiso.

Los waffles se acompañan con miel, chocolate, dulce de leche y mermeladas varias, incluso cuentan con una opción salada de queso fundido.

En verano abren todos los días, En otras temporadas consulte. http://www.laubergehotel.com/servicios/gastronom-a-a.htm

No muy lejos sobre la avenida Pedragosa Sierra, circuito ineludible para quienes gustan de la buena cocina, puede visitar el salón de Floreal, que ha sabido agasajar a personalidades y celebridades por tres generaciones. (De marzo a noviembre, viernes, sábados y feriados).

A unas pocas cuadras, en la esquina de Avenida del Mar se puede comprar para llevar o pasar una hermosa tarde en el jardín de Félix Café. Infaltable té completo o High tea para dos entre otros, en un ambiente muy distendido y vintage.

Elaboración sin conservantes, revistas a disposición y un espectacular budín de limón y amapola, esponjoso y cubierto de glasé. Uno de mis preferidos. ¿Que más se puede pedir?

Abierto en Semana Santa: http://www.felixcaffe.com.uy/

Si está del lado de la Mansa, no es necesario que se aventure muy lejos. En la parada siete, sobre Avenida los Alpes, el arte se hace chocolate en Late Resto.

El local está muy bien decorado hasta en los pequeños detalles. Los bombones son tan bonitos que da pena comerlos. Contemple su efímera belleza. Van a durar poco.

Entre mis preferidos: Baileys, avellanas y maracuyá. Aproveche que también hacen huevos de Pascua.

Se ofrece almuerzo o cena en base a una carta de fusión peruana con Tiraditos, ceviche y tacu tacu, además de sushi y bocatas varias. (Fb: Late Resto Punta del este)

Si la aventura los lleva más al este, casi cayéndonos en Brasil puede pasar por Punta del Diablo. Del viejo pueblo de pescadores se conservan muchos recuerdos y el inconfundible pan casero de El Gringo para acompañar el mate.

Un rochense de ojos claros y apellido alemán que se instaló en el pueblo desde que los teléfonos eran fijos y tenían dos dígitos. Actualmente atendido por su hijo ofrece una gran variedad de productos caseros.

(Fotografía de Cooking with Chopin)

Estas, solo algunas de las tantas especialidades de nuestros compatriotas hacia el este. Haré el sacrificio de seguir reportando de los distintos rincones de territorio. Se aceptan sugerencias.

 

andrea@uypress.net

 

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2017-04-11T14:33:00

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