Ay los Blancos. Esteban Valenti
10.03.2025
Se terminó la campaña electoral nacional y el gobierno encabezado, dirigido sin la menor dudas por el Partido Nacional junto a otros 4 partidos, pasó a la historia. Con más tiempo y con más datos tendremos un panorama completo de su herencia. En primer lugar para todos los uruguayos y luego para el nuevo gobierno.
Lo bueno es que se pueden abordar ciertos temas con más tranquilidad, con más espacio y por lo tanto con más justicia y precisión.
No es justo que sobre la acumulación positiva, una idea muy acertada del Presidente Orsi, nos concentremos o casi la reduzcamos a los batllistas y en especial a José Batlle y Ordoñez y otras figuras como Domingo Arena o Julio Cesar Grauert e ignoremos el aporte de los blancos. No es un problema de balance, sino de rigurosa historia nacional y regional.
La Universidad de la República, una institución fundamental no solo para la educación sino para la identidad nacional, por donde han pasado muchas de las más importantes personalidades de la política, de la educación, de la cultura nacional tuvo un proceso fundacional largo que comenzó en 1833 al aprobarse la ley propuesta por el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga, entonces integrante del Senado de Uruguay y tío abuelo de José Pedro Varela.
El 27 de mayo de 1838, Manuel Oribe fundador del Partido Nacional dictó un decreto a través del cual creó la Universidad Mayor de la República. Aquel decreto tuvo pocos efectos prácticos, por la inestabilidad institucional que vivía la naciente República Oriental del Uruguay. Fue recién en 1849 que integrantes del Gobierno de la Defensa y Joaquín Suárez fundaron solemnemente la Universidad de la República. Pero nadie puede olvidar el papel de Oribe en la fundación de la UDELAR en un momento de grandes turbulencias.
La defensa de Paysandú, a cargo del coronel Leandro Gómez, frente al sitio impuesto por las tropas del general uruguayo Venancio Flores, con apoyo del presidente argentino Bartolomé Mitre y soldados aliados del Imperio de Brasil y ocurrió entre comienzos de diciembre de 1864 y el 2 de enero de 1865.
Hechos más drásticos se produjeron en 1863 tras el inicio de la revuelta del caudillo colorado Venancio Flores, que él bautizó «Cruzada libertadora». Durante unos pocos días, en enero de 1864, las tropas de Flores sitiaron la villa de Paysandú, pero abandonaron el lugar por la proximidad de las fuerzas del ejército del gobierno que encabezaba el presidente Bernardo Prudencio Berro.
El 2 de diciembre de 1864, las fuerzas sublevadas -que cometieron traición a la Patria al contar con el respaldo de una escuadra fluvial del Imperio de Brasil, al mando del marqués de Tamandaré (corbetas a vapor Recife, Belmonte y Parnahyba y las cañoneras Ivahý y Araguary), pusieron nuevo cerco a Paysandú.
Bloqueada por vía fluvial y atacada por un ejército que inicialmente sumaba 5.500 hombres (4.000 de Flores y 1.500 del brasileño Antônio de Sousa Neto) y que el 27 de diciembre ascendió a 15 000 (con la incorporación de fuerzas del general brasileño José Luis Mena Barreto), la defensa opuso 1.086 combatientes a las órdenes de los coroneles Leandro Gómez y Lucas Píriz. Entre los defensores de Paysandú figuraban varios argentinos federalistas. Entre ellos se incluye Rafael Hernández (hermano del célebre José Hernández, autor del Martín Fierro), quien esperaba al otro lado del río Uruguay la oportunidad para unirse a los defensores.
La defensa de la plaza, que no contaba con murallas, duró exactamente un mes: desde el 2 de diciembre de 1864 hasta el 2 de enero de 1865. Leandro Gómez y Lucas Píriz se hicieron fuertes en el centro de la villa en torno a un perímetro de seis manzanas por dos, sosteniéndose de forma poco menos que increíble ante la disparidad de fuerzas, mientras esperaban refuerzos que descomprimieran la situación y forzaran a Flores a levantar el sitio y que nunca llegaron.
José María Leandro Gómez Calvo, nacido en Montevideo en 1811 fue un militar uruguayo, especialmente conocido por su heroica defensa de Paysandú de 1864, al término de la cual fue ejecutado.
La escuadra brasileña bombardeó la ciudad con sus cañones, debiendo evacuarse de ella mujeres, niños y ancianos. La dotación militar de Paysandú sufrió enormes bajas pero resistió el asedio durante dos meses, negándose terminantemente a la rendición propuesta por los atacantes. El 3 de diciembre, Flores envió una última exigencia de rendición, que fue devuelta por Gómez con una lacónica respuesta: "Cuando sucumba."
El 2 de enero de 1865, finalmente, los atacantes entraron al asalto de la ciudad, todavía defendida por unos 700 soldados y oficiales gubernistas, al mando del general recién ascendido Leandro Gómez. El combate fue encarnizado, siendo finalmente derrotados los defensores.
Leandro Gómez fue tomado prisionero por un oficial brasileño, pero rechazó el ofrecimiento que éste le hacía de protegerlo de sus compatriotas. El después general Francisco Belén le ofreció la garantía de su vida en nombre de Flores, pero por orden del general Gregorio Suárez fue fusilado en plena calle, junto a varios de sus oficiales. Un proveedor de las fuerzas de Flores arrancó la larga barba del cadáver; en días posteriores los oficiales vencedores utilizaron el despojo como trofeo de guerra y objeto de burla.
Leandro Gómez en la defensa de Paysandú, en su valentía estaba defendiendo a toda la república de contubernios que nos llevarían a la guerra de la Triple Alianza una de las más bochornosas páginas de la historia nacional y del Partido Colorado.
La guerra de la Triple Alianza o guerra del Paraguay fue el conflicto militar en el cual -una coalición formada por el Imperio del Brasil, Uruguay y Argentina- luchó militarmente contra Paraguay entre 1864 y 1870.
El conflicto se desencadenó a fines de 1864, cuando el mariscal Solano López, presidente paraguayo, decidió acudir en ayuda del gobierno ejercido por el Partido Blanco del Uruguay, para auxiliar en la defensa de Paysandú, en guerra civil contra el Partido Colorado, apoyado por la fuerza militar del Brasil. López advirtió a los gobiernos de Brasil y la Argentina que consideraría cualquier agresión al Uruguay «como atentatorio del equilibrio de los Estados del Plata», pero tropas brasileñas invadieron territorio uruguayo en octubre de 1864.
Con la suma al ataque de las tropas de Venancio Flores a los invasores brasileños, la escuadra imperial y un importante apoyo logístico del gobierno argentino, el gobierno uruguayo se vio obligado a rendirse.
La misma alianza de Brasil, Argentina y el nuevo gobierno de Uruguay de Venancio Flores iniciaron la guerra contra el Paraguay, la más sangrienta de la historia del continente.
La guerra terminó en 1870 con una derrota de Paraguay, que conllevó también un desastre demográfico en el país: según las distintas fuentes, perdió entre el 50 % y el 85 % de su población y quizá más del 90 % de su población masculina adulta. Con casi medio millón de muertos.
Paraguay perdió gran parte de los territorios que tenía todavía en disputa diplomática con Brasil, 334 126 km2 y fue condenado a pagar una abultada indemnización de guerra, si bien el pago se fue atrasando a través de diferentes gobiernos de posguerra y no se llegó a efectuar en su totalidad. A partir del siglo XX la historiografía oficial de cada país ha ido revisando los hechos de la Guerra, y es considerada como una "guerra de exterminio" del pueblo paraguayo, y como un genocidio del mismo. Otra página de un gobierno colorado y la oposición firme de los blancos.
Entre 1870 y 1872 se desarrolló la Revolución de las Lanzas conducida por Timoteo Aparicio -caudillo del Partido Nacional y exoficial del ejército- que se combatió en Uruguay entre 1870 y 1872 y culminó con el primer acuerdo de coparticipación en el poder de los partidos tradicionales. Su nombre, se debe a que fue el último conflicto militar acaecido en Uruguay en el cual se utilizó esta arma, la lanza de tacuara, como arma fundamental para librar las batallas.
Los tiempos de la dictadura de Venancio Flores, desde que llegó al poder en 1865 hasta 1868, fueron tiempos de muertes y persecuciones a los elementos que se los llamaba por entonces, despectivamente, "blanquillos" (del Partido Blanco). En 1868, se produjo el fracasado intento revolucionario de Bernardo Prudencio Berro, conocido como "El día de los Cuchillos Largos", que trajo como secuela los asesinatos del expresidente y líder del Partido Blanco, Bernardo Prudencio Berro y del líder del Partido Colorado, Venancio Flores, cometidos ambos, por distintos hombres, un mismo 19 de enero.
Desalojados del poder por la fuerza y mediante la intervención de las armas extranjeras, perseguidos, expuestos a sufrir duras violencias en sus bienes y en sus personas, los blancos emigraron. El litoral argentino -Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos- albergó y dio refugio a cerca de 25.000 orientales que escaparon del régimen dictatorial del Partido Colorado.
Sea o no cierta la frase que se le atribuye de gobernar: "Con mi partido, y para mi partido", es innegable que Lorenzo Batlle no supo o no pudo sustraerse de los exclusivismos de la época y que bajo su gobierno el Partido Blanco siguió siendo objeto de persecuciones, sobre todo en la campaña, donde los jefes políticos, los comandantes militares y los caudillos locales campeaban sin restricción por sus fueros, enarbolando la divisa colorada.
En la acumulación positiva no podemos olvidar el papel de Wilson Ferreira Aldunate, desde el Ministerio de Agricultura y Ganadería, la creación de la CIDE y como uno de los principales lideres de la lucha contra la dictadura (1973-1984) que lo proscribió y encarceló para que no participara en las elecciones de 1984.
Como ministro constituyó la Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico (CIDE), que realizó el primer diagnóstico integral de la sociedad uruguaya y formuló un proyecto de reforma agraria.
Su programa electoral en 1971 "mi compromiso con Ud" con el que derrotó, dentro del Partido Nacional al herrerismo del general Mario Aguerrondo, contenía objetivos realmente avanzados tanto a nivel del campo, como de la política en general.
En el año 2009 fueron desclasificados documentos del Departamento de Estado de los Estados Unidos donde se afirma que el entonces presidente brasileño, Emílio Garrastazu Médici visitó Washington entre el 7 y el 9 de diciembre de 1971, cuando aún no se había definido el resultado de las elecciones uruguayas. Garrastazu Médici sostuvo varias reuniones con el presidente Richard Nixon, el Asesor de Seguridad Nacional Henry Kissinger, el Secretario de Estado William Rogers y el que en breve sería Subjefe de la CIA, Vernon Walters. En varios de los memorandos sobre las conversaciones con el presidente brasileño, Richard Nixon menciona la ayuda de Brasil para influenciar las elecciones uruguayas a los efectos de prevenir la victoria del Frente Amplio en las elecciones presidenciales y la posible alianza con Ferreira Aldunate.
Fue el último gran caudillo del Partido Nacional y parte de su mejor historia, junto a un mártir de la de democracia, como el asesinado Presidente de la Cámara de Diputados Héctor Gutiérrez Ruiz.
En la escuela primaria Ferreira Aldunate eligió un título para una redacción: "La patria en el pasado, el presente y el futuro". Es justo recordarlo. Estos también son uruguayos muy destacados en la historia nacional. ¿Alguien puede pensar que alguno de ellos hubiera realizado la mayor entrega de nuestra soberanía, otorgando por 60 años el manejo del puerto de Montevideo a una empresa belga?
Esteban Valenti.
Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias).