Uruguay, como siempre, con la agenda argentina
Carlos Santiago
18.02.2014
La cita que antecede a esta nota surge de un discurso pronunciado por el Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires y, no difiere mucho, de la dicha ante periodistas norteamericanos por el Presidente de la República de la época, Jorge Batlle, que le significó un escándalo político, más bien propio de nuestra mentalidad provinciana que culminó con un lamentable pedido de perdón ante el Presidente Duhalde.
"Son todos chorros los
que nos gobiernan".
Mauricio Macri
Una solución a un enfrentamiento con el gobierno argentino qué solo fue compartida por algunos uruguayos por la generalización hecha por nuestro mandatario qué, en su vehemencia discursiva y creyendo que las cámaras de los periodistas estaban apagadas, se refirió a todos y cada uno de los argentinos y no, como en el caso de Mauricio Macri, utilizando una rotundidad limitada al gobierno kirchnerista, que habiendo ingresado en la etapa final de su último período de mandato, trata de cubrir al país hermano con un manto de impunidad que salve a muchos funcionarios de tener que explicar sus acciones ante la Justicia, trámite del qué, obviamente y en su gran mayoría, saldrían muy mal parados.
Esta introducción anecdótica para referirnos a una serie de hechos ocurridos en los últimos meses en qué han surgido nuevos elementos que han lesionado las relaciones entre los dos gobiernos de los países unidos por el Río de la Plata, en razón de una política argentina dirigida a lesionar intereses uruguayos, impedir el tradicional flujo turístico, perjudicar la que era una brillante actividad de los puertos de Montevideo y Nueva Palmira, seguir dilatando el dragado del canal Martín García, negociación que ya lleva quince años de iniciada, manteniendo sin respuesta el visado para la construcción de una empresa aceitera en las inmediaciones de Playa de la Agraciada, las trabas a nivel de suspensión- de las importaciones desde Uruguay, perjudicando y liquidando así a varias empresas industriales uruguayas que habían sido armadas para cubrir los requerimientos del mercado argentino. La normativa que dirige la actividad de la cadena de barcazas para navegar por la zona común de los dos países, fue modificada Argentina, en el número y el tamaño de las mismas. Ello también perjudica la operativa del puerto de Nueva Palmira. A esta altura hay que preguntarse la razón de la existencia de nuestro Ministerio de Relaciones exteriores que, pese a los cantos de sirena de Almagro, con Argentina solo ha tenido fracasos y agachadas ; ¡recordemos que el embajador uruguayo en el vecino país apareció integrando la trupe de aplaudidores en uno de los insólitos discursos de Cristina!
Y podríamos seguir adelante con lo que ha significado el kirchnerismo para Uruguay, recordar por ejemplo la inadmisible acción piquetera en Gualeguaychu con el corte de puentes, y la lamentable patoteada , encabezada por el propio Presidente Néstor Kirchner, que convocó a funcionarios, gobernadores e intendentes de toda Argentina a hacerse presentes en el sambódromo de Gualeguaychu, la ciudad argentina vecina a Fray Bentos, para realizar un patético acto destinado a presionar a Uruguay para lograr que se trancara la terminación de la empresa Botnia, hoy UPM. Qué se traslade esa planta , reclamaban sin argumentos, excepto algunas fantasías como la de los peces con dos cabezas, etc., sin tener en cuenta que se trataba de de la inversión históricamente mayor que había recibido Uruguay hasta ese momento histórico y sin considerar las estrictas medidas de defensa del medioambiente que nuestro gobierno cumplía fehacientemente.
En algunos puntos el gobierno uruguayo, quién sabe por qué razones subterráneas que todavía no entendemos bien, sacó la pata del lazo y emprendió realizaciones, como la de la planta gasificadora que se levantará en Puntas de Sayago que, una vez construida sin duda será un potente motor para apuntalar nuestro desarrollo. Quizás haya sido porque en el tema actuó el Ministerio de Industrias y no la Cancillería. Pero, en otros casos, especialmente en los que actuó el ministro Almagro, se optó por bajar la cabeza y aceptar la agenda foránea que en casi todas las ocasiones perjudicó nuestros intereses.
Ejemplo de esto es el acuerdo de Mujica y Cristina, concretado en su última reunión realizada en la calurosa ciudad de La Habana, en que la delegación argentina le impuso a Uruguay, como único punto para reiniciar las negociaciones entre los dos gobiernos, tratar el tema del dragado del canal Martín García. Como ocurrió innumerables veces, la delegación uruguaya, encabezada por Mujica, fue con una agenda y volvió con la de Cristina, sumado a que esa reunión en Cuba se realizó venciendo las reticencias argentinas que aparecieron luego de un irrespetuoso encontronazo de Cristina con Mujica, en el acto en que se puso en marcha el nuevo catamarán de la empresa Buquebus, el fabuloso Francisco
Allí Cristina enfrentó a Mujica y se retiró de la reunión con un desplante cuasi histérico, fuera de lugar, en razón de que el gobierno uruguayo había resuelto, como tiene derecho a hacerlo, autorizar a la pastera UPM la producción anual de cien mil toneladas más de celulosa. ¿No se midió el atrevimiento el de la señora Presidente del país vecino al molestarse por una autorización dada por nuestro gobierno a una empresa instalada en nuestro territorio? Sin embargo la que se manifestó ofendida por lo ocurrido fue Cristina. ¡Por favor!, y los uruguayos debimos recibir una reprimenda del propio Mujica que estimó que la presión de la gente fue la que lo impulsó a otorgar la autorización controvertida.
El aparente enojo de Cristina y las medidas posteriores, totalmente fuera de lugar, como cuando el transcurso de la asunción de su primera Presidencia, en el discurso inaugural, pronunciado en una sala del Congreso Argentino, increpó al por entonces presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, frente a primeros mandatarios de otros países del continente y del mundo. Fue otro hecho del que la Presidente argentina salió adelante con la impunidad que le da su poder utilizado con métodos soberbios y muchas veces arbitrarios, camino que la llevó enemistarse con el mundo, con los organismos internacionales, etc.etc, y a concretar una gestión económica lamentable, empobreciendo a los argentinos, multiplicando el gasto público que culminó este año con un déficit mayúsculo y una macro devaluación, resolviendo en el ínterin, además, falsear los cómputos del INDEC, para no mostrar a los ojos de los argentinos y de los inversores del mundo, el desastre de su administración. Pero todo su mundo se derrumbó y ahora, con una caída atroz en la popularidad, pagará las consecuencias seguramente con una aplastante derrota electoral.
Pero ahora nos preocupa otra cosa vinculada a una manera de ser de algunos funcionarios uruguayos qué en lugar de felicitar al flamante ministro de economía por sus definiciones, justas e inteligentes, sobre la política económica argentina, comandada por Cristina y el joven Axcel Kicillof, un improvisado secretario de Estado que, hasta el momento es responsable de un cúmulo de contradicciones que cada vez hacen más difícil que el país vecino comience a recibir lo que no produce, dinero para inversiones productivas.
Como Bergara habló de lo que es verdad, de qué no se sabe quién es el responsable de esa política que no funciona, fue criticado desde oficinas innominadas de la Torre Ejecutiva, porque algunos autóctonos aplaudidores de la política argentina temiendo que el acercamiento concretado en La Habana entre los dos presidentes en base a la agenda llevada por la delegación argentina, se enfríe o se quiebre.
No dicen lo que es obvio, que aunque Bergara no hubiera dicho lo que dijo, como un informado observador de lo que ocurre en el margen de enfrente del Río de la Plata, no es para nada seguro que en la Casa Rosara se decidiera al fin de cuentas a ordenar la parte del dragado del canal Martín García que le corresponde a Argentina.
Más bien, de ocurrir, sería un cambio rotundo de la política de continuos enfrentamientos que encabeza la Presidente argentina, lo que es muy difícil que ocurra.
Carlos Santiago
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias