La izquierda y los mecanismos democráticos
Carlos Santiago
22.04.2014
Mientras los uruguayos, envueltos en los oropeles de las licencias remuneradas de las tradicionales vacaciones de semana de turismo, en que la satisfacción de apetitos corporales deja en el ostracismo a todos los otros, como los espirituales, que reflejarían la construcción cultural de un país de cultura judeo cristiano, tranquilo y austero como fue el nuestro.
Un país que ha cambiado, en el que ahora el consumo alcanza ribetes de delirio y la violencia delictiva campea a diario, parecería que los exultantes festejos son el efecto de expresiones nada más que externas, que aparecen para acentuar el relacionamiento entre las personas, las oropélicas comilonas y los excesos alcohólicos. Y otros con consecuencias más graves.
Excesos que parecen, solo parecen, preocupar a los responsables del tránsito que tienen como único objetivo erradicar a los que se animan a tomar más de una copa en algunos centros de encuentro Sin embargo en materia de tránsito se han visto enormes carencias, como por ejemplo en el contralor de quienes transitan las rutas nacionales. Un ejemplo de inconsciencia individual e incapacidad impectiva, se patentizó en la red Facebook, donde un motociclista se vanagloriaba de haber recorrido desde Punta del Este a Atlántida, en una moto seguramente de alta cilindrada, a una velocidad de 160 kilómetros por hora. Allí falló todo, la conciencia del motociclista, la incapacidad de la Policía caminera para medir la velocidad en la ruta Interbalnearia, los reglamentos de tránsito, la prédica poco clara e inexperiente de la UNASEV, etc. Por suerte la acción irresponsable no terminó en otro de los desastres de los que se producen a diario, sin que en las rutas se cumpla la reglamentación tan pomposamente ajustada en las últimas semanas. Pero mientras ocurrían hechos de esa magnitud, la vida política, que se detiene casi siempre cuando el ocio le gana al trabajo, en esta ocasión, en razón de lo puesto sobre el tapete por las algunas fracciones del partido de gobierno, como el caso de las posibles candidaturas a la vicepresidencia, ha alcanzado un punto relevante reflejando una conflagración interna y extraña por su falta de ubicación en el calendario que se está armando en vista de la contienda electoral interna.
¿Qué es lo que aparece en el horizonte político de la izquierda? Sin duda opiniones sobre candidaturas vertidas últimamente rechinó a sectores de la izquierda que señalaron que se utilizaron mecanismos poco democráticos para resolver una puja sobre posibles candidaturas (se discuten hoy nombres para la vicepresidencia). Hablamos de la tradicional práctica utilizada en buena parte de la historia del país, de resolver el tema por mayorías regimentadas perdiendo en la utilización del mecanismo atisbos fundamentales de la esencia democrática que debería orientar todas las decisiones. Un mecanismo inocuo que tiende a desconocer la opinión de los candidatos a la primera magistratura que surgirá en las elecciones internas.
Sin embargo, más allá del interés contradictorio de los sectores frenteamplistas que muestran diferencias por temas de poder, el método de elección que se vislumbra como aplicable abre interrogantes serias que, de una manera u otra, afectarán de nuevo el prestigio político de la coalición de izquierda ante una opinión pública más que preocupada por las salidas a un entuerto de connotaciones diversas y que, obviamente, cuestiona las posibilidades de triunfo de la izquierda, pese al consolidado prestigio en la opinión pública que ha logrado sustentar el candidato Tabaré Vázquez, que igualmente deberá ratificar sus credenciales en la contienda interna ante la otra aspirante, la politóloga Constanza Moreira.
¿Por qué estos hechos alejan al FA de un fácil camino al gobierno? Es que los planteos que han comenzado a surgir en los alrededores del propio sector que encabeza el presidente Mujica, aparecen como negativos para el futuro, todos ellos destinados a agrisar al país. La polémica abierta en torno a las necesarias obras que se deben hacer para reestructurar el ferrocarril, en que el Presidente Mujica está dispuesto en adjudicar esenciales trabajos a una empresa china, sin alargar los tiempos reales para las obras con llamados a licitación y demás trámites engorrosos, muestra el enfrentamiento de la decisión presidencial con expresiones de resortes ideológicos en la propia izquierda, que valora de distinta manera la construcción política que marcará el futuro del país. Además también aparece la oposición poniendo trabas a la idea que, de estar bien concebida, podría ser un importante paso adelante en la concreción del desarrollo.
Claro, los antecedentes de Mujica en decisiones de envergadura no son buenos. Todos recordamos lo ocurrido con la empresa PLUNA, una decisión que terminó en un escándalo de proporciones, dejando por el camino a importantes e intachables funcionarios de esta administración, hoy procesados por la Justicia. ¿Por qué creer que ahora Mujica no se equivoca de nuevo con la adjudicación directa de la obra ferroviaria a una empresa de China? Es un tema a dilucidar y lo que cabe es que el Poder Ejecutivo discuta con todos los actores políticos los detalles del posible acuerdo. Otro fracaso, como los tantos que ha tenido AFE, perjudicaría no solo la performance electoral del Frente Amplio, sino además, el futuro del país, impidiendo otra obra de desarrollo económicamente imprescindible.
Podríamos enumerar otros temas que se han manejado desde el gobierno y por organismos cuyos jerarcas integran las fuerzas que han apoyado regimentadamente a Mujica, y veremos que los antecedentes son de regulares a deficientes. Justamente la seriedad de que ha hecho gala el gobierno, más allá de algunos temas engorrosos y de errores de funcionarios, ha sido impulsada por otra fracción frenteamplista, cuya seriedad en el manejo de la economía es innegable, pero qué, por razones subalternas recibe continuamente la agresión insólita de los grupos ideológicamente más atrasados. Queda claro que los caminos impulsados por el sector del Presidente, no son idóneos para el futuro del país, por más que Mujica trate en ocasiones de minimizar esos planteos sesentistas e incluso, anunciar una suerte de batalla ideológica en contra sus propios sustentadores. Lo que nunca ha ocurrido.
El tiempo no siempre cierra las heridas de la historia, a veces se convierten en lacerantes recuerdos permanentes. Tras un largo olvido, los campos de la muerte nazis, el Gulag y la desaparición de mujeres y hombres en nuestros países se han convertido en un "pasado que no pasa". Y ese es otro tema que parece pendiente.
Pero queda claro que los espectros de los golpistas no tienen condiciones para resurgir en el Uruguay en esta etapa del proceso, a años de una transición democrática, voluntariamente amnésica, fundada sobre lo que dio en llamarse "Ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado". El miedo a un rebrote de violencia estuvo detrás de esa represión de la memoria -ni impuesta ni total, pero real- que acompañó a la llegada de la democracia. Hoy, el retorno de los recuerdos reprimidos prueba que la democracia nacida de las cenizas en que quedó el país luego de la etapa encabezada por los militares y civiles golpistas, es bastante sólida como para asumir la historia uruguaya en todas sus dimensiones. Recordemos que el gobierno encabezado por Tabaré Vázquez, sin recurrir a otros caminos, puso en marcha el artículo 4to de la Ley mencionada, permitiendo que la Justicia procesara a los principales responsables de las aberraciones durante la etapa dictatorial.
Por ello, cuando se producen hechos como la danza de nombres para la candidatura a la vicepresidencia del frenteamplismo, en que se reitera una vieja historia de la izquierda nacional (¿o no recordamos al dirigente comunista Thelman Borges, amenazando con la aplanadora a los discrepantes en un Congreso de la central de trabajadores?), lo único que se advierte es que en alguna medida hay cosas que no han cambiado en el funcionamiento de las mayorías y minorías dentro de la izquierda y se continúa con las viejas prácticas de imponer, a los aparatos sobre los intercambios reales y constructivos de opiniones para confluir en posiciones comunes. Entonces como no creer que aparezcan en ocasiones muchos de los viejos fantasmas, cuando uno de los sectores utilizando el mismo lenguaje de antes, propone una sarta de acciones de gobierno que tienen su origen en criterios estatistas burocráticos, que siguen creyendo en la omnipotencia de un Estado que hoy, por su gigantismo, es una de las trabas más evidentes de muchas de las posibilidades que tendrían sectores claves del país para desarrollarse, creando trabajo y, por consecuencia, riqueza.
Y, nos preguntamos. ¿Este funcionamiento de aparatos tiene algo que ver con la democracia y más allá de ello, con el sistema republicano de gobierno? ¿De esta misma manera nos impondremos al resto de los partidos políticos?. De lograr el gobierno un candidato impulsado por estas visiones, las medidas que surjan en un gobierno con ese rumbo, con algunos aspectos alucinantes por su antigüedad histórica e irrealidad práctica ¿no implicarían en un retroceso agudo del desarrollo nacional?
Por todo ello, por esta realidad compleja, es que la elección del quién acompañará en su fórmula a Tabaré Vázquez o a Costanza Moreira, no solo es cuestión de nombres. La metodología para resolver entre los distintos candidatos que obviamente requiere del visto bueno de quién será propuesto como primer mandatario, es fundamental para el funcionamiento de la democracia.
Sin ella, por el autoritarismo de las mayorías regimentadas, el futuro será cada vez más difícil. Tan difícil como el futuro del motociclista inconsciente que viajó desde Punta del Este hasta Atlántida a 160 kilómetros por hora.
Carlos Santiago
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias