La candidatura más onerosa
Carlos Santiago
20.05.2014
Las escaramuzas políticas, quizás por la cercanía de las elecciones, se han vuelto moneda de todos los días...
Las escaramuzas políticas, quizás por la cercanía de las elecciones, primero internas y luego nacionales, se han vuelto moneda de todos los días pese a lo qué todavía no se han convertido en confrontaciones de adversarios, capaces de intentar hacer prender cualquier tipo de argumento para deteriorar al contrincante, sin reparar que quizás el resultado final de los comicios determinará la carencia de mayorías absolutas que determinará, obviamente, que la negociación de buena vecindad para el logro de mayorías incidentales se convertirá en moneda corriente.
La última semana estuvo sumergida en una serie de contradicciones, producto de la superlativa actividad electoralista, centro de la modalidad de agrandar a niveles exagerados, en lo que colabora alguna prensa sin medida ni límites, todo tipo de hechos que luego se convierten en nada más que tormentas pasajeras que se diluyen como las olas sobre la arena en la playa.
Uno de esos temas fue el déficit de ANCAP, correspondiente al ejercicio 2013, que bordea los 150 millones de dólares. No cabe duda que la mayor empresa uruguaya, la que funciona en régimen monopólico y castiga a los uruguayos con unos los combustibles más caros del continente a lo que se suma la baja, casi deficiente, calidad de los mismos, debiera rever su estrategia empresarial y buscar caminos para que en lugar de ser una carga pesada para la economía del país, fuera una colaboradora eficiente en el desarrollo nacional. Dar una respuesta negativa a este concepto y seguir con sus balances deficitarios, serían elementos que cuestionarían toda la política de monopolios naturales que se propician desde el Estado, apuntalada además y desde siempre por el PIT CNT qué no acepta otro tipo de organización empresarial que no sea la estatal. ¿Será que los viejos esquemas manejados como numen inspiratorio desde hace varias décadas por la izquierda, especialmente la vinculada al llamado socialismo real , todavía están presentes en las mentalidades de algunos dirigentes obreros que creen aun que este tipo de organización le sirve realmente al país?
La verdad es que la presencia de los monopolios públicos no le han proporcionado mayores beneficios al país y esta conclusión surge de la comparación de los productos que se producen, siempre más caros que los de los países de la zona, en donde las empresas energéticas son generalmente de capital privado o están organizados bajo un régimen legal privado, elemento que aquí le quitaría a los empleados de las mismas el negativo beneficio de la inmovilidad, elemento que solo ha servido para crear una enorme desproporción de privilegios entre los trabajadores de distintas actividades, sean estas públicas o privadas. También ha servido para que durante años se mantengan inalterables formas negativas de trabajo, imposibles de cambiar fácilmente por las disposiciones legales que congelan privilegios, indisciplinas y trasgresiones medianas y menores.
Claro, las empresas públicas que funcionan en régimen de monopolio, tienen un reaseguro vicioso que las amparan de los desbarranques económicos y ellas son capaces de crear beneficios, por productividad por ejemplo, que con una medición ajustada de la actividad, dejarían de ser un peso para los uruguayos quienes, de una manera u otra, somos siempre los que pagamos con pesos sacados de nuestros bolsillos todos esos dislates que, en la mayoría de las ocasiones, tienen para directores un claro contenido político electoral. Las empresas utilizan las tarifas que pagan los usuarios como la variable de ajuste de los dislates. Ello ocurre en ANCAP, ocurría en UTE que se mantuvo durante décadas contraria a cambiar su modo de producción energética, recurriendo siempre a las carísimas centrales termo eléctricas, que consumen el cada vez más oneroso petróleo que Uruguay tiene que importar enteramente. Con el argumento de contar con una provisión segura de energía, por muchos años los técnicos de UTE (avalados por los mayormente improvisados directores), se opusieron a las producciones alternativas de energía, como la provisión a través de molinos eólicos y otras formas, aunque la materia prima en el primero de los casos fuera el abundante viento existente en el país.
El caso de ANCAP tiene sus diferencias. Las ambiciones políticas de su ex presidente, Raúl Sendic, llevaron al ente que produce combustibles de muy baja calidad, en su refinería de La Teja, importando sucesivas partidas de gasoil, ya que no lograba capacitarse para su producción adecuada a las necesidades del país. Por supuesto que tanto las naftas como el gasoil se comercializaron en el país a precios récord para todo el continente. Algunos dicen para el mundo, que el contar con partidas de petróleo venezolano que autorizaban a ANCAP a utilizar el 25% de su precio para realizar diversas inversiones, permitió a la empresa realizar algunas inversiones importantes, como la renovación de la planta de portland, y otras más que discutibles, como ALUR, un elefante blanco que hasta hoy solo ha producido pérdidas para ANCAP. Empresa que produce azúcar, uno de los productos más protegidos que se comercializan en el país, que hace que los consumidores paguen el kilo al precio más alto en el mundo. Como se imaginará el lector la comercialización del azúcar en el país es a un costo mucho mayor de lo que hubiera costando importar libremente azúcar refinado (1), diferencia que obviamente pagamos los consumidores. La situación -sigue diciendo el ex ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca sigue igual o peor a partir de que ANCAP tomara la decisión de asumir como Estado Empresario , para producir biocombustibles, lo que se concretó a través de ALUR
De acuerdo a la información pública, ALUR vendió en el 2012 algo más de 22 mil metros cúbicos de etanol, por lo que recibió 46.1 millones de dólares, o sea alrededor 2.100 dólares por metro cúbico, mientras que el precio internacional del metro cúbico FOB de Brasil estaba ese mismo año en el entorno de los 600 o 700 dólares. Ahí está las explicaciones de las ganancias de ALUR, que fueron proclamadas casi como el triunfo en Maracaná. Claro, pero no se tuvo en cuenta que lo que gana ALUR los pierde ANCAP, pagando precios abultados, tanto en el etanol como en el biodiesel.
Claro, para Sendic, el ex presidente de ANCAP, la ecuación la mide con otros ojos, porque él se maneja con esquemas productivos que hacen honor al prestigio de su padre, el líder tupamaro, que siempre alentó la producción de caña de azúcar en la zona de Bella Unión. Pero para el viejo guerrillero ello no significaba que el costo de la aventura se hiciera a cargo de los demás trabajadores del país y que repercute en la competitividad de nuestra producción, ya que en materia de logística Uruguay marcha muy atrás que los demás países del continente.
Y todavía a este señor no se le fueron las ínfulas de mantener poder entre sus manos. Quiere integrar la fórmula con Tabaré Vázquez, luego de haber creado una de las candidaturas, ficticias en los políticos, más onerosas para el país.
Nota firmada por Roberto Vázquez Platero, publicada en el suplemento Campo del semanario Búsqueda
Carlos Santiago
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias