Algunas prohibiciones a la inversión

Carlos Santiago

16.07.2014

En más de una oportunidad lo hemos sostenido. Una ley que le prohíba la compra de tierras a extranjeros, consolidaría viejas prácticas productivas, provocaría la desvalorización de la tierra en el Uruguay y crearía problemas productivos que repercutirían sobre toda la economía nacional.

 

Claro, es algo que tenemos bien claro, el gobierno no razona ni polemiza, no defiende en base a argumentos sus ideas, solo las impone por la vigencia de la mayoría parlamentaria qué, con soberbia inaudita, ha servido en diversas ocasiones para aprobar leyes que a la postre quedan anuladas por su inconstitucionalidad, rótulo que les impone la Suprema Corte de Justicia, obteniendo una respuesta insólita y torpe: que la Justicia está trabajando en contra el gobierno por razones  - obviamente dicen de política partidaria.

Pero ante cada votación no meditada, discutida y analizada, haciendo caso solo a un pensamiento sesentista, aparece la oposición de los perjudicados y el gobierno y la mayoría parlamentaria, que no tiene miramientos en aplicar sus criterios a los que solo tenemos en ocasiones un derecho que no se toma en cuenta, a protestar; cuando los que protestan son los poderosos inversores recién atienden a la situación y tratan de arreglar el desatino dando un paso atrás, en ocasiones, o al costado, cambiando las normas y favoreciendo a algunos con medidas especiales, sentando precedentes que muestran una supina carencia de seriedad.

Ahora la riqueza forestal está en juego. El gobierno con la Ley que prohíbe la compra de tierras por extranjeros, obviamente, está impidiendo que la empresa Montes del Plata, integrada por un consorcio multinacional, pueda asegurar su producción llevando adelante un trabajo de forestación intenso, de acuerdo a sus crecientes necesidades de producción, por la sencilla razón de que la referida Ley le ha puesto un corsé que le impide ampliar la propiedad de tierras y, por consiguiente, las zonas arboladas.
Recordemos que Montes del Plata, que levantó una enorme planta en Conchillas, necesita una creciente producción de escala para hacer rentable su actividad. No puede, obviamente, contentarse con un flujo de madera que no crezca paulatinamente de acuerdo a las necesidades de la planta.

Y advirtamos que este consorcio ha sido, hasta hoy, la inversión de mayor envergadura que se hizo en toda la historia del país: 2.000 millones de dólares. El gobierno de Mujica, cuando Montes del Plata comienza a producir en un nivel que hará crecer nuestro PBI en casi mil millones de dólares, convirtiendo a Uruguay en uno de los países más importantes en la producción de celulosa, recibe a la actividad cerrando las puertas a sus nuevas inversiones para multiplicar la producción forestal.

Pero la alegría del triunfo de los sesentistas en el Parlamento, munídos de un discurso ultranacionalista, de poco les sirvió. La fiesta ideológica fue más corta de lo esperado y Mujica se aprestaría ahora a restañar el entuerto de la aplicación de esta norma que trancará las inversiones y es contraria a las políticas que determinaron que la producción agraria y agropecuaria uruguaya se multiplicara sin ningún precedente anterior.

El proyecto aprobado, inspirado en un pensamiento nacionalista a ultranza y de dudosa efectividad que desde el pique colide con la política de apertura al capital privado que lleva adelante el propio gobierno, impidiéndose de ser finalmente puesto en vigencia - a los extranjeros comprar. Sin duda, esta prohibición ocasionaría importantes consecuencias de carácter patrimonial para los propietarios de tierras en las zonas por la prohibición, que no podrán vender sus propiedades, en una forma especial de confiscación con claro signo xenófobo, que parece cercenar el derecho a la propiedad. Porque lo aprobado hasta hoy sobre estas ideas nada dice del justo resarcimiento que podrían reclamar dichos propietarios ante negocios que caducarían y sobre la desvalorización abrupta de sus bienes por falta de adquirentes con niveles de solvencia, como podrían ser los extranjeros que hoy invierten en el país.

Por lo demás, una ley de estas características plantea, como decíamos más adelante, una contradicción flagrante con la política que está llevando adelante el gobierno en general y el Ministerio de Economía en particular, tratando de lograr la inversión extranjera productiva y de su anunció que el país se apresta a recibir más millones de dólares de aportes en distintos rubros y emprendimientos. ¿No está pasando algo parecido con algunos acuerdos realizados con China para reflotar el fenecido ferrocarril? Hay integrantes de nuestro gobierno que hablan y hablan, comprometen opinión y ante el mínimo escollo proveniente en el caso de AFE de la organización sindical que quiere mantener el statu quo y que sus afiliados sigan mamando de la teta del Estado sin trabajar.

¿Qué se buscó con esta presunta prohibición a los extranjeros a comprar tierras, que para unos es de puntual oportunidad y otros la califican entre descabellada y absurda? Es difícil saberlo. Pero una de las consecuencias de un proyecto de esas características podría determinar que solo llegaran al país capitales foráneos golondrina , los que no se afincan ni multiplican la riqueza, que solo especulan y se retiran con las ganancias recibidas.

Que argentinos o brasileños, hasta hoy, hayan comprado tierras para hacerlas producir, provocando un cambio  del paisaje de deterioro que tenía mayoritariamente el agro uruguayo, en que estaba caducando la esperanza de progreso de la población que lo abandonaba, hacinándose en las zonas más pobres de las ciudades, parecería que no fue valorado en sus justos términos y en lugar de fomentar esa inversión productiva, venga de donde venga, se prefiere tomar el rumbo contrario, como si la producción de campesinos extranjeros fuera a convertirse en un menoscabo de nuestra soberanía.

Claro, hoy la producción intensiva en el campo exige poca mano de obra y por lo tanto también plantea cambios profundos en las modalidades de trabajo de la gente, que debe estar preparada para manejar maquinaria agrícola compleja, o cumplir tareas de zafra les de alta eficiencia, en una alternativa laboral novedosa que por estos tiempos, en la producción agropecuaria, se verifica a lo largo y ancho del mundo y exige renovadas dosis de educación y cultura.

Preguntamos: ¿En qué está perjudicando las tierras para producción agropecuaria la evidente capitalización que le han dado la mayoría de los nuevos compradores o arrendadores, que encuentran en el Uruguay mejores condiciones de comercialización de sus productos que en su propio país, por la inexistencia de retenciones y otras yerbas?

Si bien se puede discrepar, como hacen algunos grupos ecologistas, sobre las extensas plantaciones de eucaliptus, que no superan junto con otras especies el 14% de las tierras, hay importantes trabajos que muestran la evolución del país en el rubro forestal, también mayoritariamente basado en la inversión extranjera, que ha tenido como resultado la realidad de las pasteras, cuyas plantas elaboradoras de celulosa producen al máximo de su capacidad, sino también una próxima construcción de otra planta que ahora tendrá el trancazo de la Ley que prohíbe que esas inversiones sirvan para multiplicar la forestación. ¿De dónde sacará la materia prima la futura planta que se construiría en medio de nuestro país? La ligereza del Parlamento en aprobar esta noma no habrá determinado un escollo insorteable a esa nueva inversión millonaria?

Y, ¿qué es eso de que los propietarios actuales de tierras en la zona que comprendería la referida Ley, de aprobarse la misma, tendrían no solo que afincarse en el Uruguay, sino gestionar la ciudadanía uruguaya? Es el absurdo sectario, cuasi xenófobo, más gigantesco que hemos leído en un presunto proyecto que se pretende sacar adelante con, no sabemos, que objetivo.

¡Cómo se pretende que se rompa una modalidad productiva, que no necesita hoy del hombre pie a tierra utilizando el arado o arriando el ganado, porque esa tarea la realizan empresas contratadas en cada circunstancia! ¿Es que en el gobierno se está estudiando los problemas de la producción agropecuaria en viejos almanaques del Banco de Seguros?

¿Es que hay gente que sueña con volver a la vieja estancia cimarrona, al minifundio o a la estancia en que peones, altamente explotados, sin derechos a nada, viviendo en ranchos de barro y paja, o en pueblos fantasma , cumplían casi como esclavos sus tareas a las órdenes de otros uruguayos, eso sí, que integraban una clase explotadora, y recibían las ganancias en sus casas de Carrasco, Pocitos, Punta del Este o paseando por París? No nos cabe duda que hay mucha gente que añora las viejas marchas por la Tierra y con Sendic.

Confiábamos en que el ministro del ramo, que es un hombre inteligente, no se inspirara en esa pieza única de Atahualpa Yupanqui, Los ejes de mi carrera , que describía con su innata sabiduría la situación de nuestra campiña: Las penas son de nosotros las vaquitas son ajenas , ni le permita que muchos de nuestros canta autores tengan nuevo material para sus nostálgicas creaciones, propias de nuestra idiosincrasia algo agrisada y continúe habilitando el progreso para el campo uruguayo, no negándose al ingreso de tecnología en base a capitales, vengan de donde sea, claro, que estos deberán ajustarse a las normas estrictas de nuestro país y, eso sí, se combata a los aventureros, a esos inversores golondrina que para nada nos sirven a los uruguayos.

Desde nuestro papel de legos pero con alguna orientación en algunos temas altamente disonantes, tememos que una disposición como esta,  que propone un proyecto como el que se maneja, sería además violatoria del régimen jurídico vigente, motivo por el cual resultaría de muy difícil y costosa aplicación para el Estado: no sólo implica una restricción para los extranjeros, sino también para los uruguayos repetimos este concepto - quienes se verán imposibilitados de ejercer libremente el derecho de vender sus propiedades a cualquier persona que les realice una oferta de compra, lo cual afecta directamente el valor actual de sus bienes.

¿O es que el derecho de la propiedad pasa a ser letra muerta en nuestra Carta Magna? Pero además el articulado que se analizaría se indicó también incurriría en otros errores jurídicos sustanciales, al ignorar principios establecidos en el Código Civil, pues algunos parecen interpretar que persiste el temor de que manos extranjeras se apropien del monumental Acuífero Guaraní, olvidando que las aguas subterráneas, independientemente de la nacionalidad del propietario del suelo, ya constituyen bienes públicos del Estado nacional y su uso se encuentra sujeto a los permisos que éste otorgue.

Parecería que nos encontramos frente a un falso nacionalismo y una xenofobia encubierta, que no sólo viola el principio constitucional de propiedad e igualdad de derecho y tratamiento entre uruguayos y extranjeros, sino que impone la premisa, éticamente inaceptable, de que los extranjeros son peores que los uruguayos.

Estas posiciones, lejos de preservar nuestras riquezas naturales y de suscitar comportamientos tendientes al bien común, no crearán sino dudas en quienes quieren invertir genuinamente en nuestro país, sean uruguayos o extranjeros, con la consiguiente pérdida de la oportunidad de instrumentar mecanismos adecuados para promover un desarrollo sustentable y conservar verdaderamente los valiosos recursos que tiene el país y que se han desarrollado, justamente en la zona que se indica por el proyecto, por el ingreso de productores vecinos que han sabido, en base a capitales frescos y en algunos casos cuantiosos, darle a los lugares señalados un desarrollo productivo que, obviamente, también fue ayudado por la coyuntura internacional en que las materias primas agropecuarias se venden a precios cada día más altos.

Insólitamente hay concepciones ideológicas que buscan cerrar las fronteras, hacer que el Uruguay, país formado por una aluvional migración venida del mundo entero, que hoy está prácticamente vacío de población, se niegue a recibir a la gente que llega con dinero para trabajar en él; ¡es incomprensible!

¡Parece increíble!

 

Carlos Santiago
2014-07-16T10:57:00

Carlos Santiago

UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias