Notas sobre la actual pandemia XVI. ¿Qué otros grupos corren alto riesgo de contagio?
Carlos Vivas; Homero Bagnulo
21.07.2020
a. Los ciudadanos que se deben desplazar en medios de transporte colectivo
De acuerdo a lo aprendido en esta pandemia, es menester acompañar la ganancia en conocimientos que nos permitirán desarrollar medicación específica, e incluso vacunas, con la adopción de estrategias sanitarias que derrumben tanto las hipótesis más catastróficas como la inadecuación de medidas pseudoprotectoras.
Va quedando claro cuál es el papel óptimo de las máscaras faciales, en qué nos beneficia el distanciamiento social, y qué medicamentos en vez de protegernos nos amenazan. Salir de esta situación social, avanzar en la mal llamada nueva normalidad, es una aventura humana más, que como tal, no está exenta de riesgos. Uruguay es un país que se caracteriza por tener una muy baja tolerancia a la incertidumbre. Nos angustia estar en la línea de tiro de un enemigo al cual no vemos. Sin embargo, negar la importancia y el riesgo del COVID-19 no es la solución. Tenemos herramientas para comenzar a retomar nuestras actividades habituales, pero debemos tomar precauciones. Persistir anclados en las mismas estrategias que nos fueron útiles amenaza nuestra capacidad de enfrentar económicamente los desafíos de esta pandemia. El hastío de sentirnos amenazados hace que los uruguayos tengamos acceso a toda una colección de narices (algunas muy bonitas) como consecuencia de usar mal las máscaras faciales. La manipulación reiterada de estas máscaras no solo es una amenaza a la barrera sino que se convierte en un ritual carente de sentido. ¿Qué decir del contrasentido de que para entrar a un supermercado se exija lavar el carro y las manos, amén del omnipresente tapabocas bien colocado, pero para viajar en ómnibus cada pasajero haga lo que quiera, sin el que el personal le recuerde cuáles son las medidas acordadas con el Ejecutivo y las Intendencias. No hace falta remontarse en el tiempo, sino que alcanza con recordar el invierno pasado cuando los guardas rezongaban a los escolares y liceales por no tener a la vista su identificación, incluso llegando a hacer bajar del ómnibus a los liceales a los que les faltaba alguna monedita para pagar el boleto. Ni que hablar del cumplimiento estricto de la prohibición de fumar a bordo. No obstante su respeto con las normas empresariales, la presencia del COVID-19 tuvo un efecto paradójico en el celo de estos funcionarios, volviéndolos mucho más sensibles a la antojadiza ausencia de tapabocas por parte de sus pasajeros. Por supuesto que esta falta de cumplimiento con las normas se hace particularmente notorio en los viajes interdepartamentales donde no solo se cumple a medias con el uso de mascarillas faciales sino que el número de pasajeros autorizados para viajar parados varía con el kilometraje.
a. Los ciudadanos que deben consultar y/o ser internados en las instituciones de salud
En particular preocupa sobremanera la aceptación pasiva del incumplimiento de las medidas higiénicas que se constata en el personal de la salud dentro de las instituciones. Como era de esperar no hay distingo alguno en la actitud entre las diferentes profesiones y tareas que desempeñamos en dichas instituciones respecto al uso inadecuado de las medidas de higiene personal y del paciente. Al ya doloroso aunque característico no lavado de las manos antes y después de entrar en contacto con un paciente, o cuando se prepara material de destino asistencial se suma el no uso o el mal uso de los tapabocas, compartir el mate, no guardar distancias y hablar a los gritos. ¿Esta actitud es homogénea? Por suerte, y por la conciencia profesional de la mayoría no, pero como diría un entrenador de futbol "estamos dejando cachones" por todos lados.
Varios especialistas, entre ellos el Grupo de Medicina Basada en la Evidencia de la Universidad de Oxford rechaza el concepto de una segunda ola del COVID. Es más, en una investigación historiográfica de las últimas pandemias, concluyen que el modelo de la gripe es el que se ha impuesto como regla aunque estemos enfrentando un germen diferente. Más que segunda ola, lo que han visto son incumplimientos de los cuidados sanitarios, por exceso de confianza, por considerar que "a mí no me va a tocar", por hastío, y por no poder soportar más ser víctimas de una amenaza.
b. Los ciudadanos que viven en las fronteras
Vivir en una frontera, sea cual sea los países de los que se trate, tienen muchos aspectos en común. Se tiene la ventaja de convivir con otra cultura, a veces incluso con otra lengua, se consigue rápido refugio político, y se tiene incorporado en el día a día las ventajas cambiarias. La protección financiera no es un aspecto para nada secundario, en especial en una sociedad capitalista donde los precios se componen de los costos de materias primas, costos de producción, mano de obra, y gastos sociales, a los que hay que sumar la estrategia recaudadora de la política tributaria. Esta situación se ve agravada en aquellos ciudadanos que aún gozando teóricamente de la protección de las medidas públicas deben recurrir a la compra y eventual reventa de artículos de primera necesidad que adquieren del otro lado de la frontera. Si bien esta actividad es característica de las fronteras secas y tolerada por las autoridades aduaneras, los países que comparten ríos o cuerpos de agua no son ajenos a esta realidad. Sin caer en el dramatismo del film "Un puente demasiado lejos" es claro que estas actividades de traslados de mercaderías y bienes a través de las fronteras no expresan, al menos en su mayoría "vivezas criollas", sino que son recursos de necesidad que expresan formas de paliar la situación de penuria económica y social de varios compatriotas. Para esta población obligada a un estilo de vida trashumante es imposible aplicarle medidas estrictas de control sanitario a nivel aduanero. No es posible desconocer su necesidad vital de tomar riesgos legales al dedicarse a esta actividad "borderline", pero no es dable su bloqueo en tanto de ello depende su sobrevivencia, en el significado otorgado por el Diccionario de la Lengua Española.
Volviendo al centro medular de esta columna, es menester hacer énfasis político y social en los grupos que corren más riesgos al incumplir con las medidas de distanciamiento social más férreas, pero tampoco se trata de mirar para el costado cuando otros grupos sociales no gozan de las mismas estrategias para enfrentar con éxito y dignidad la presente amenaza a la salud pública.
Para finalizar esta nota queremos compartir una reciente declaración de la Dra. Devi Sridhar, asidua "invitada" en nuestro espacio, quien con solo 34 años ocupa la cátedra de Salud Global del la Universidad de Edimburgo: "Estimados participantes del Foro Económico Mundial 2020: En mi opinión, la clave para enfrentar esta pandemia es que no es necesario poseer conocimientos médicos tan profundos que sólo sean accesibles a los iniciados. SARS-CoV-2 requiere un huésped para vivir. Además necesita otro huésped para poder transmitirse. De modo que si impedimos que pueda acceder a otro huésped susceptible a través del aislamiento selectivo de los infectados y de sus contactos, lograremos agotar su capacidad de sobrevivir. Es así como varias epidemias se han podido limitar. Varios países en el Lejano Oriente han aprendido a través de su historia que la opción menos mala es "eliminar" el virus bloqueando su transmisión entre huéspedes y desplegando un adecuado control de fronteras. Eso permitió a varios países recuperar espectáculos deportivos con espectadores, reuniones sociales, facilitar el retorno seguro de los niños a sus escuelas así como a su imprescindible vida social.
Los gobiernos deben decidir si siguen jugando a las escondidas mientras cruzan los dedos para que el virus desaparezca por arte de magia a través de insistir en medidas sanitarias no probadas, o desquiciantes períodos alternativos entre cuarentenas militares y aperturas a tontas y locas, o incluso actuando "a la sueca", esto es, dejar circular libremente al virus hasta alcanzar la protección de rebaño, aunque implique un exceso de muertes entre los ancianos y los más frágiles. Estas estrategias, mal llamadas "nueva normalidad", en realidad son subterfugios semánticos a través de los que se pretende esconder las miserias económicas, psicológicas y la desatención sanitaria de otras afecciones que son consecuencias de políticas insensatas. La velocidad de aparición de nuevos brotes nos ha enseñado, a quien quiera entenderlo, que es impostergable un cambio radical de la estrategia. Debemos pasar de una política de mitigación, que fue razonable al inicio de la pandemia, a una política de supresión. ¿En qué consiste esta estrategia de supresión? Testear, identificar cuanto antes a los nuevos infectados y a su círculo de contactos, y aislamiento selectivo de los mismos. Estas medidas deben ser acompañadas por estrategias sanitarias comprobadas desde hace 1 siglo: el lavado correcto de manos y el distanciamiento social siempre que sea posible. De esa manera, si en Escocia sabemos que tenemos 20 casos confirmados, es altamente probables que el número de casos posible sea 10 veces mayor, pero aplicando las medidas mencionadas es posible establecer una vida de relación que sea aceptada por la sociedad en su conjunto, tanto por su beneficio psicológico como por razones económicas. Nueva Zelanda marcó el camino, pero también Alemania y Corea del Sur lo han hecho con un éxito aceptable, aunque no libre de críticas tanto por quienes adoptan posturas libertarias como por quienes sienten pavor y exigen un imposible riesgo cero.
Solo así lograremos salir de este Purgatorio Sanitario"
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Uypress responde
Estimados lectores, nuestro compromiso con la verdad nos lleva a establecer que sólo responderemos aquellas preguntas que tengan respuestas respaldadas por evidencias firmes. Les recordamos que quienes estén interesados en enviarnos sus dudas deben hacerlo a través del mail dudascoviduypress@gmail.com.
P_Autopsias alrededor de todo el mundo muestran que los pulmones de las víctimas fatales del COVID19 tenían cientos de microcóagulos en su interior en lugar de lo que suelen ver cuando tratan una neumonía. ¿En Uruguay se está estudiando esos hallazgos? Y así tratar a los contagiados correctamente?
R- Es una realidad que la descripción de los hallazgos en autopsias del daño pulmonar causado por el virus SARS-Co- 2 ha logrado ser cabecera de los medios informativos. Sin embargo, es un hecho usual que en los pacientes fallecidos por distress pulmonar agudo del adulto se hallen micro-coágulos. Incluso en nuestro país este hallazgo en autopsias fue publicado en la década de 1970.
P_ Un paciente regresó de un crucero el 22 de febrero con síntomas respiratorios similares a la virosis. Curó luego de 15 días con reposo, penicilina y claritromicina. Utiliza broncodilatadores y corticoides en aerosol (fenoterol y fluticasona). Al momento de los conocimientos actuales, se justifican estudios?
R_ En el momento que presentó el cuadro era absolutamente necesario en el contexto de la actual pandemia haberle realizado el test por PCR. Además hubiese sido oportuno realizarle tanto al paciente como a sus contactos cercanos un test de anticuerpos para saber si tuvo/tuvieron la enfermedad, Ahora es opinable, dependiendo del lapso que haya transcurrido entre la desaparición de los síntomas y la fecha de la eventual consulta.
Dres. Homero Bagnulo; Carlos Vivas