“Ganando voluntades”: Limitaciones de la declaración del conflicto de interés

Carlos Vivas; Homero Bagnulo

13.10.2020

Los regalos y pagos de las farmacéuticas a los médicos son vistos por algunas personas como una estrategia que destinada a entregar a los pacientes recetas innecesarias. Pero, ¿realmente es efectiva esta cultura creada en países desarrollados y exportada a todo el mundo?

Con esta afirmación el periodista de investigación Aidan Lewis encabezó un informe sobre los vínculos financieros existentes entre la industria farmacológica y los médicos, que realizó para la BBC en 2014. En dicho informe se resumen las estrategias seguidas por la industria para influir sobre las prescripciones médicas durante los últimos 50 años. Recordando una iniciativa del senador norteamericano Edward Kennedy en 1974, Lewis señala que fue en la década de los años 70 cuando se tomó conciencia del impacto económico que tenía la prescripción de medicamentos sobre el sistema sanitario. Kennedy propuso que si se hacía público el número y qué medicamento indicaba cada médico, como contrapartida podría recibir bonos para adquirir electrodomésticos.  Esta primera propuesta para blanquear los incentivos demostró ser muy ingenua. Una nueva advertencia lo dio el Dr. Arnold Reman en 1980 cuando señaló que al igual que lo que había advertido Eisenhower en 1961 respecto al reto que representaba para la sociedad americana la conformación de un complejo militar-industrial, el sistema asistencial americano debía enfrentarse al desafío del nuevo complejo médico-industrial.

No obstante estos avisos, los años '90 vieron el auge de los visitadores médicos, que actuaban como verdaderos intermediarios entre la industria y los médicos. A cambio de regalos, viajes, y entrega de muestras gratis conseguían aumentar las prescripciones de los productos de sus empresas. También fue en esta década cuando surgieron los "medicamentos éxitos de ventas" con los cuales los representantes aumentaron tanto las ganancias empresariales como sus propias remuneraciones.

Estas estrategias, que luego se difundieron a todo el mundo, partía del supuesto de que para que un médico recetara un producto era imprescindible que previamente fuera motivado por el productor. Con el tiempo, al difundirse públicamente el estímulo económico que se dispensaba a los médicos, las empresas desarrollaron un nuevo concepto de aproximación. Los expertos en marketing señalaron que la mejor influencia que se podría ofrecer a un profesional era aquella que lograra disimular socialmente "el reclutamiento de voluntades". Así, en el nuevo relato los visitadores se convirtieron en agentes que "ayudaban" al médico a atender mejor a sus pacientes. Así surgieron las financiaciones para investigaciones clínicas, para la asistencia a congresos internacionales, los apoyos para la compra de libros y de insumos docentes. Michael Oldani, quien trabajó como vendedor para la industria antes de ser un antropólogo médico, explica cómo ofrecer comida y bebida (almuerzos o cupones para el café) era la estrategia favorita durante los años '90. Los regalos podían variar desde bolígrafos y botellas de vino a "becas educativas sin restricciones". "Hicimos todo tipo de cosas en la industria", recuerda Oldani, "las legislaciones no podían bloquearnos".

elDiario.es acaba de publicar los resultados de una investigación periodística sobre los aspectos económicos de los vínculos entre industria y cuerpo médico en España. A pesar de que todos los profesionales han presentado su declaración sobre conflicto de interés, se comprobó que en los últimos 5 años la industria farmacéutica transfirió a los médicos 2.759 millones de euros. Durante el periodo los aportes han aumentado de 496 millones en 2015 a 601 en 2019. El año pasado, bajo el nombre de "transferencias de valor" se entregaron 308 millones para asistencia a congresos, cursos o pagos de honorarios profesionales. Mientras tanto, se transfirieron 296 millones para gastos de investigación y otros 34 millones se destinaron como donaciones para organizaciones médicas.

Desde 2016 las empresas españolas empezaron a desglosar a quién y para qué pagaban a cada uno de los profesionales médicos con los que se relacionaban. Así, los laboratorios indican ahora cuánto abonan en concepto de asistencia a cursos o congresos y cuánto por honorarios. Sin embargo esta transparencia tiene sus límites, pues cuando los proyectos de investigación y la realización de los ensayos clínicos sobre un medicamento están autorizados, los gastos se contabilizan aparte y sin detallar.

De acuerdo a los informes anuales de la Asociación Nacional Empresarial de la Industria Farmacéutica española mientras que los honorarios profesionales han bajado de 88 a 84 millones y los pagos individuales para formación han decrecido de 119 a 115 millones, lo destinado a las sociedades científicas, asociaciones de especialistas o de pacientes se han disparado un 65%. Como es de esperar, una vez transferido el dinero a la organización, ahí termina la información sobre dónde van los fondos que aporta la industria.

Otro aspecto que importa es saber cómo se distribuye este dinero. Según el informe de la citada Asociación, los pagos a profesionales médicos son contrapartida por asesoramiento o consultoría, tales como presentaciones como conferencistas, actividades de formación, o elaboración de informes. En 2017, 18 médicos españoles (de un total de 267.995) se repartieron en total más de 1,6 millones de euros provenientes de las farmacéuticas. En más de la mitad de los casos investigados el área de trabajo de estos profesionales está relacionada con el cáncer. Además, varios de los médicos que reciben más dinero ocupan cargos de dirección en hospitales públicos, donde lo gastado en medicamentos es más fácil de justificar. Si bien el foco está en los medicamentos oncológicos por sus precios elevados, no se debe olvidar que el alto porcentaje de compras a nivel público son los paquetes de vacunas, que por tener un alcance poblacional representan un alto volumen de unidades. Así, una vez que un laboratorio logra que se recomiende y apruebe la compra de su vacuna se asegura en un solo negocio el ingreso de cifras millonarias. Por tanto, también los expertos en Infectología son intensamente cortejados por los laboratorios. Imagine el lector los intereses económicos que están en juego durante esta pandemia tanto en la búsqueda de una vacuna, de métodos diagnósticos y de terapias de sostén.

Uno de los aspectos más defendidos como justificación del dinero procedente de la industria es la necesidad educativa. Tom Stossel, profesor de medicina en Harvard, explica que la medicina "es incomparablemente mejor" hoy en día que hace 50 años, y "ello es gracias a las herramientas que los médicos han recibido de la industria"."Los médicos pueden ir a un restaurante a aprender algo mientras tienen una buena comida, ¿qué hay de malo con eso? ¿Es mejor la educación en un monasterio que en un restaurante?", agrega.

Sin embargo, los críticos insisten en que hay evidencias de que "el fin educacional" tiene un efecto negativo en los hábitos de recetar, lo que hace que aumenten los costos y los riesgos para la salud. Por ejemplo, un reciente estudio de tres economistas estadounidenses concluyó que un médico que recibe pagos de una farmacéutica es dos veces más propenso a prescribir sus productos comparado con los médicos que no recibieron pagos. A partir de los datos de más de 330.000 profesionales de la salud y 12 compañías, lograron determinar que el 58% recibió pagos. Y que era poco probable que esos beneficios representaran una oportunidad significativa para educar a los médicos sobre fármacos nuevos. Por su parte, Pew Trusts, organización investigativa sin fines de lucro, señala que la investigación hasta la fecha muestra que los médicos que han lidiado con visitadores "tienden a prescribir diferente".

La exposición gradual al público de este tipo de prácticas por informantes, fiscales y medios hizo que eventualmente los profesionales y la industria crearan una serie de estrategias que eliminaran algunas de las transferencias financieras más flagrantes. En algunos estados norteamericanos se prohibieron los incentivos en efectivo, y a nivel federal se ilegalizó el estímulo económico como medio de influir sobre las prescripciones cubiertas por los planes de la seguridad social estadounidense.

En España, el ministerio de Hacienda intentó desestimular la indebida influencia de la industria al proponer en 2017 que los ingresos que obtuvieran los médicos desde las farmacéuticas debían ser incluidos en el cálculo de su IRPF. Sin embargo, luego de un intenso debate parlamentario, los partidos conservadores lograron que estos ingresos quedaran exentos de contribuciones tributarias por estar destinados a actividades educativas destinadas a mejorar las finanzas públicas.

Sin dudas, la medida que cuenta con mayor apoyo para impedir la influencia de la industria al momento de prescribir un medicamento es la declaración de conflicto de interés. A través de esta herramienta se procura transparentar los vínculos de los profesionales sanitarios con las empresas. Sin embargo, como se extrae de la experiencia española y como comunicara el Colegio Médico del Uruguay en 2015, la declaración general de no tener conflicto de interés no es suficiente para asegurar la ausencia de sesgos al momento de la prescripción. Lo que se recomienda, por tanto, es que cuando el médico está frente al paciente "debe comunicar el conflicto de interés en forma clara y directa, siendo aconsejable su registro concomitante en la propia historia clínica".

Homero Bagnulo y Carlos Vivas
2020-10-13T06:46:00

Dres. Homero Bagnulo; Carlos Vivas