Comunicación y democracia. Esteban Valenti

31.03.2025

Una de las acusaciones más recurrentes contra la izquierda en el mundo y obviamente en Uruguay es que atenta contra la libertad de prensa. Los partidos de derecha hicieron campañas y también interesadamente los grandes grupos de medios de prensa televisiva, escrita y radial. Desde nuestro nacimiento como FA en 1971.

En el año 2004, cuando gobernaba el Partido Colorado con el apoyo del Partido Nacional, Uruguay ocupaba el puesto 46 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa elaborada por Reporteros Sin Fronteras (RSF). Es decir que es la opinión de un observador externo e independiente. Cualquiera puede confirmarlo por Internet.

En el año 2019, luego de 15 años de tres gobiernos sucesivos de la izquierda, el Frente Amplio, Uruguay ocupaba el puesto 19 de la misma Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras (RSF). Este fue un lugar destacado a nivel global y lo posicionó como uno de los países con mayor libertad de prensa en América Latina y el mundo.

En el año 2024, luego de solo 5 años de gobierno de una Coalición de derecha encabezada por el Partido Nacional, Uruguay de sitúa en el puesto 51, cayendo nada menos que 32 lugares en el mismo índice mundial. En esto ha influido, la concentración de medios, la polarización política en dos bloques, el peso determinante en los medios de uno de esos bloques, el del gobierno y también las presiones a los periodistas. Otro elemento importante para elaborar esta Clasificación, es la transparencia en el acceso a la información pública.

No son opiniones políticas uruguayas, el índice mundial lo elabora una organización especializada a nivel internacional, no puede quedar ninguna duda que durante el gobierno del FA se mejoró 27 puestos (del 2004 al 2019) y durante el gobierno de Lacalle caímos 32 puestos. La izquierda uruguaya nunca le dio la importancia que corresponde a este factor, que tiene directa responsabilidad de los gobiernos y de los medios.

Y durante solo cinco años de gobierno de derecha, bajamos 32 posiciones (2029-2024), no hay que ser un experto para valorar que es una caída muy importante, sobre todo para los que se proclaman liberales.

¿Ustedes escucharon o leyeron de parte de dirigentes políticos de algún partido y en especial de la izquierda hacer referencia a este merito indudable y que tiene una raíz profundamente democrática? No, no lo hicimos. Si los responsables de este cambio hubiera sido la derecha, hubiera organizado un carnaval despiadado y permanente.

La libertad de prensa es un pilar fundamental de cualquier sociedad democrática. Una prensa libre permite que los ciudadanos estén informados sobre los acontecimientos relevantes, las decisiones gubernamentales y los asuntos de interés público y es esencial para que los ciudadanos puedan participar activamente en la vida política y tomar decisiones informadas.

La prensa libre debe actuar como los ojos y los oídos en para vigilar las acciones del gobierno y otras instituciones poderosas, expone la corrupción, los abusos de poder y las injusticias, lo que contribuye a la rendición de cuentas y la transparencia. También del resto de los actores políticos y sociales.

Además fomenta el debate público, pues la prensa libre proporciona una plataforma para el intercambio de ideas y opiniones diversas, que es esencial para la formación de una opinión pública informada y para la toma de decisiones democráticas.

La democracia y la libertad no son grandes palabras con un profundo sentido histórico y cultural, se manifiestan de manera muy concreta y cotidiana y la libertad y pluralidad en la prensa es un elemento fundamental.

No solo se trata de la promoción por parte del gobierno de esa libertad sino también del papel de los medios privados. La concentración de los medios de información representa un peligro para la democracia y la sociedad debido a varios factores claves y a  la perdida de la diversidad de voces.

Cuando unos pocos conglomerados controlan la mayoría de los medios, se reduce la variedad de perspectivas y opiniones disponibles para el público.

Los propietarios de los medios pueden utilizar su poder para influir en la cobertura de noticias y la programación, favoreciendo sus propios intereses y puntos de vista.

Esto puede llevar a la manipulación de la opinión pública y la difusión de información sesgada o incompleta. La concentración de medios a menudo conduce a la reducción de presupuestos y recursos para el periodismo de investigación.

La concentración de medios puede llevar a la homogeneización de la cultura, ya que los mismos contenidos se difunden a través de múltiples plataformas. Esto puede marginar a las voces y perspectivas minoritarias y limitar la diversidad cultural. Esto es una importante amenaza a la democracia.

Esa es la realidad de Uruguay, aunque algunos nos quieran hacer creer que es un designio divino e inamovible, la parcialidad en la información de los grandes grupos televisivos, radiales y escritos es permanente y notoria. Y nos hemos acostumbrado a ello y no le prestamos atención. Es cierto que en algunos aspectos se ha suavizado en relación a hace dos décadas, pero convendría preguntarse las razones.

Los grupos económicos que fueron favorecidos por muchas políticas de gobierno, con una Ley de Medios y una reglamentación vergonzosa o como en los años 90 (gobierno de Luis Lacalle Herrera) con la distribución de ondas en todo el país de manera digitada y totalmente arbitraria. Y devuelven con creces esos favores y esa dependencia a sus mecenas.

Basta ver los tres informativos de la televisión central y sus repetidoras y en general a todo el sistema que actúa combinadamente. Nadie se atreve a decir estas cosas pues seguramente será inscripto en la lista de los indeseables. Conmigo y con muchas otras personas los han echado de los medios en vísperas electorales o colocado en la lista negra del olvido.

La verdad hay que decirla cueste lo que cueste.

Una de las razones de esa tímida apertura, siempre condicionada al poder conservador, es el raiting, el control remoto y el dial es un elemento muy poderoso, en especial cuando mide solo en el área metropolitana, donde el público de izquierda es notoriamente mayoritario. Lo hacen por plata y no por convicción, que no ha cambiado nada.

Censuran y autocensuran, cobran menos, mucho menos el precio del minuto de televisión para la publicidad de los partidos de derecha que para el Frente Amplio y otras fuerzas menores, lo sabe perfectamente la Corte Electoral.

Hacen el máximo aporte posible para que en las elecciones triunfen los conservadores, siempre enmascarando todo con visos de pluralidad controlada.

A nivel de los tres canales privados si se suma durante toda la campaña electoral la presencia publicitaria, en los informativos de los candidatos multicolores y del gobierno en toda su magnificencia y se los compara con el Frente Amplio y sus voces, la proporción supera el 4 a uno. Así de simple, así de democrático y libre.

Tal es así que en 1989, cuando la izquierda enfrentaba condiciones muy duras: la división del FA, la derrota en el plebiscito contra la ley de impunidad y la caída del muro de Berlín, el razonamiento que hicimos es que no se resolvía nada en absoluto quejándonos y preparar los argumentos para explicar nuestra derrota, había que avanzar a pesar de todo, inclusive de esos medios de comunicación tan parciales. Avanzar a creatividad, inteligencia, trabajo, duro trabajo y sobre todo a política. Y lo logramos, ganamos en Montevideo y consolidamos al FA como la única alternativa a los dos partidos históricos, el binomio más viejo del mundo.

Ahora en una nueva etapa histórica a nivel mundial y nacional, con el 4to gobierno del FA, con la Inteligencia Artificial y las redes que están cambiando bajo nuestras raíces nuestra civilización, la izquierda necesita mucha audacia, mucha garra, y mucho trabajo serio y profundo a todos los niveles para dar la batalla por la libertad y la democracia, también en la comunicación. Es parte esencial de la batalla cultural.

Esteban Valenti
2025-03-31T07:00:00

Esteban Valenti.

Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias).