Comunistas en busca de... Esteban Valenti
24.02.2025
Un amigo italiano, Roberto Savio, hace 30 años me dijo que nosotros éramos VIUDAS ROJAS y masticando esa frase escribí mi primera novela, fue por lejos la que tuvo más éxito, editada por Sudamericana luego también apareció como best seller. Fue una chispa pero muy importante porque definía a muchos seres humanos en el mundo, muy golpeados y dispersos.
Hace pocos días en una conversación, Savio me dio otra definición genial: USTEDES SON COMUNISTAS EN BUSCA DEL MANIFIESTO. Una síntesis perfecta para millones de ex integrantes de los partidos comunistas que no nos resignamos a no tener ningún gran proyecto histórico y político. Obviamente se refería al Manifiesto Comunista de Carlos Marx y Federico Engels aparecido en 1847.
Hice memoria y estoy absolutamente seguro que la mayoría de los integrantes de los partidos comunistas de todo el mundo leímos el Manifiesto, bastante menos leímos El Estado y la Revolución de Vladimir Lenin y muy pocos el Capital, incluso su primer tomo. Yo lo leí luego de salir del Partido Comunista de Uruguay.
Creo que hay gente de diversos orígenes y sensibilidades políticas buscan su Manifiesto.
Me parece una definición y una síntesis genial. No todos estamos en lo mismo, pero muchos hoy no tenemos una referencia teórico-programática e histórica que guie nuestra acción política, simplemente hacemos política como podemos en base a algunos principios básicos de justicia social, de fraternidad, hemos ido incorporando la libertad como un elemento clave y la democracia a la izquierda. Pero seguimos siendo Viudas Rojas, nuestro hijo dilecto, el Manifiesto está empolvándose en las bibliotecas.
Los cinco prólogos del Manifiesto ocupan 9 páginas y el texto de Manifiesto 21 páginas y no hay dudas que fue el texto más breve que impactó en el mundo y produjo cambios muy profundos durante más de medio siglo. Obviamente lo leí nuevamente y ávidamente. Y lo subrayé.
Cuál es la diferencia fundamental, de fondo con la inmensa mayoría de los textos, libros, algunos mucho más grandes que circulan en estos tiempos, de autores de izquierda, actuales o recientes, el Manifiesto es un llamado, una convocatoria a la revolución, define los cambios que debería hacer esa revolución, quien debería ser el protagonista central y polemiza con otras propuestas contemporáneas de socialismo y socialismo-comunismo.
Quiero resaltar en esta oportunidad algunas pocas frases: "La burguesía ha desempeñado, en el transcurso de la historia, un papel verdaderamente revolucionario"
"La burguesía despojó de su halo de santidad a todo lo que antes se tenía por venerable y digno de piadoso acontecimiento. Convirtió en sus servidores asalariados al médico, al jurista, al poeta, al sacerdote, al hombre de ciencia"
"La burguesía desgarró los velos emotivos y sentimentales que envolvían la familia y puso al desnudo la realidad económica de las relaciones familiares"
"La burguesía no puede existir si no es revolucionando incesantemente los instrumentos de la producción, que tanto vale decir el sistema todo de la producción, y con él todo el régimen social. Lo contrario de cuantas clases sociales la precedieron, que tenían todas por condición primaria de vida la intangibilidad del régimen de producción vigente. La época de la burguesía se caracteriza y distingue de todas las demás por el constante y agitado desplazamiento de la producción, por la conmoción ininterrumpida de todas las relaciones sociales, por una inquietud y una dinámica incesantes.
Los productos espirituales de las diferentes naciones vienen a formar un acervo común. Las limitaciones y peculiaridades del carácter nacional van pasando a segundo plano, y las literaturas locales y nacionales confluyen todas en una literatura universal.
El bajo precio de sus mercancías es la artillería pesada con la que derrumba todas las murallas de la China, con la que obliga a capitular a las tribus bárbaras más ariscas en su odio contra el extranjero.
La burguesía somete el campo al imperio de la ciudad. Crea ciudades enormes, intensifica la población urbana en una fuerte proporción respecto a la campesina y arranca a una parte considerable de la gente del campo al cretinismo de la vida rural. Y del mismo modo que somete el campo a la ciudad, somete los pueblos bárbaros y semibárbaros a las naciones civilizadas, los pueblos campesinos a los pueblos burgueses, el Oriente al Occidente.
Hemos visto que los medios de producción y de transporte sobre los cuales se desarrolló la burguesía brotaron en el seno de la sociedad feudal. Cuando estos medios de transporte y de producción alcanzaron una determinada fase en su desarrollo, resultó que las condiciones en que la sociedad feudal producía y comerciaba, la organización feudal de la agricultura y la manufactura, en una palabra, el régimen feudal de la propiedad, no correspondían ya al estado progresivo de las fuerzas productivas. Obstruían la producción en vez de fomentarla. Se habían convertido en otras tantas trabas para su desenvolvimiento. Era menester hacerlas saltar, y saltaron.
Y cuando ya la explotación del obrero por el fabricante ha dado su fruto y aquél recibe el salario, caen sobre él los otros representantes de la burguesía: el casero, el tendero, el prestamista, etc.
Toda una serie de elementos modestos que venían perteneciendo a la clase media, pequeños industriales, comerciantes y rentistas, artesanos y labriegos, son absorbidos por el proletariado; unos, porque su pequeño caudal no basta para alimentar las exigencias de la gran industria y sucumben arrollados por la competencia de los capitales más fuertes, y otros porque sus aptitudes quedan sepultadas bajo los nuevos progresos de la producción. Todas las clases sociales contribuyen, pues, a nutrir las filas del proletariado.
El proletariado recorre diversas etapas antes de fortificarse y consolidarse. Pero su lucha contra la burguesía data del instante mismo de su existencia.
Los obreros arrancan algún triunfo que otro, pero transitorio siempre. El verdadero objetivo de estas luchas no es conseguir un resultado inmediato, sino ir extendiendo y consolidando la unión obrera. Coadyuvan a ello los medios cada vez más fáciles de comunicación, creados por la gran industria y que sirven para poner en contacto a los obreros de las diversas regiones y localidades. Gracias a este contacto, las múltiples acciones locales, que en todas partes presentan idéntico carácter, se convierten en un movimiento nacional, en una lucha de clases. Y toda lucha de clases es una acción política. Las ciudades de la Edad Media, con sus caminos vecinales, necesitaron siglos enteros para unirse con las demás; el proletariado moderno, gracias a los ferrocarriles, ha creado su unión en unos cuantos años.
Además, como hemos visto, los progresos de la industria traen a las filas proletarias a toda una serie de elementos de la clase gobernante, o a lo menos los colocan en las mismas condiciones de vida. Y estos elementos suministran al proletariado nuevas fuerzas.
Las proposiciones teóricas de los comunistas no descansan ni mucho menos en las ideas, en los principios forjados o descubiertos por ningún redentor de la humanidad. Son todas expresión generalizada de las condiciones materiales de una lucha de clases real y vívida, de un movimiento histórico que se está desarrollando a la vista de todos. La abolición del régimen vigente de la propiedad no es tampoco ninguna característica peculiar del comunismo.
Lo que caracteriza al comunismo no es la abolición de la propiedad en general, sino la abolición del régimen de propiedad de la burguesía, de esta moderna institución de la propiedad privada burguesa, expresión última y la más acabada de ese régimen de producción y apropiación de lo producido que reposa sobre el antagonismo de dos clases, sobre la explotación de unos hombres por otros.
Así entendida, sí pueden los comunistas resumir su teoría en esa fórmula: abolición de la propiedad privada.
Ya dejamos dicho que el primer paso de la revolución obrera será la exaltación del proletariado al Poder, la conquista de la democracia.
Tan pronto como, en el transcurso del tiempo, hayan desaparecido las diferencias de clase y toda la producción esté concentrada en manos de la sociedad, el Estado perderá todo carácter político. El Poder político no es, en rigor, más que el poder organizado de una clase para la opresión de la otra.
Finalmente, los comunistas laboran por llegar a la unión y la inteligencia de los partidos democráticos de todos los países." (El subrayado es mío)
¿LO RECORDABAN?
No me pueden negar qué leído ahora, a 178 años de haberse escrito les llama la atención. Obvio que hay que leer y considerar el texto completo y sus contradicciones con la realidad actual. Un trabajo importante y necesario.
No tiene ningún sentido religioso, dogmático es un programa y una teoría sintetizada de la revolución necesaria para cambiar el capitalismo. Nada más, ni nada menos.
Con un punto de partida, el carácter revolucionario de la burguesía, porque el capitalismo para derrotar al feudalismo tuvo que producir cambios políticos, económicos, sociales, culturales, ideológicos, religiosos muy importantes. Nada que ver con el pasaje del esclavismo al feudalismo. El capitalismo fue una verdadera revolución, el feudalismo en absoluto.
Definió la clase social que determinó ese cambio revolucionario, como dominante, explotador y con aspiraciones de dominio mundial y otro, el proletariado explotado e imprescindible para el funcionamiento de todo el sistema y clave para el cambio. Obviamente lo describe en otro mundo productivo que el actual, el del maquinismo y la revolución industrial.
Pero podríamos preguntarnos, ¿Dónde está en el Manifiesto la dictadura del proletariado? ¿Por qué los comunistas no se unieron a los socialdemócratas, que eran mayoría en el parlamento alemán para frenar a Hitler en 1933? Y muchas otras interrogantes, por ejemplo la relación de la izquierda con la democracia.
¿Dónde está siquiera insinuado que las revoluciones iban a terminar en la mayor máquina burocrática militar de toda la historia, como en la URSS y todos los países del socialismo real y en lugar de ir hacia la desaparición del Estado fueron hacia la hipertrofia del Estado como nunca antes?
¿Dónde afirma que todo debe pasar a manos de un Estado omnipotente y omnipresente, no solo en los medios de producción y cambio, sino las ciencias, el arte, la cultura, la estética y la ética y naturalmente con instrumentos adecuados para mantener ese control total?
¿En qué parte del Manifiesto se hace referencia a que las organizaciones políticas de los proletarios, los partidos comunistas, serían estructuras totalmente piramidales y que el centralismo democrático, como adelanto de la dictadura del proletariado, sería su referencia fundamental y con un líder indiscutible?
Para terminar este primer artículo sobre el tema voy a reafirmar algo que me sucede a mí personalmente, no lo extiendo a nadie en absoluto, es la falta de una referencia, de un manifiesto que plantee las nuevas grandes tareas revolucionarias en el siglo XXI, con los nuevos procesos productivos y sociales, las nuevas tecnologías, con el conocimiento y la inteligencia como factor y medio fundamental de producción, los cambios en la composición del proletariado, incluso más amplio, de los trabajadores en general, las nuevas tendencias de la ultra derecha y su batalla contra el libre comercio y, el desarrollo impetuoso, impresionante de China y luego de Viet Nam. También los cambios enormes que se han producido en y por la burguesía.
Obligatoriamente debería incluir un análisis crítico del socialismo real y las causas de su implosión y su derrumbe en tantos países, con historias diferentes.
Es posible que esta carencia sea una derivación enferma del predominio aplastante de la doctrina omnipresente en los partidos comunistas, pero los procesos revolucionarios verdaderos, siempre tuvieron una base teórica e ideológica. No un manual, no un libro sagrado, pero una síntesis de las ideas principales. Eso fue el Manifiesto.
El mundo cambió enormemente, en algunos aspectos esos cambios no coinciden con las previsiones del Manifiesto, pero nadie dijo que era eterno y universal, su lectura permite fácilmente comprender su alcance, su polémica con otras formas de comunismo y socialismo y su método crítico permanente de la realidad y de su impacto en la cultura en ese momento. Aunque en este aspecto también en el Manifiesto expresa una subestimación de los factores culturales, supraestructurales y subjetivos. Pero en ningún momento los niega.
En el espíritu crítico y universal de Marx y considerando lo que sucedió con el comunismo, los que hoy están buscando un Manifiesto son muchos más que los ex comunistas, todos aquellos que no nos resignamos a este mundo y sus miserias.
Marx se negó varias veces a que sus ideas fueran llamadas "marxismo" y es fácilmente comprensible, pero en todo caso insistiendo en ese error, si hoy tuviéramos que conformar una definición más coherente tendríamos que hablar de Marxismo-Luxemburguismo. Ninguno de los dos autores lo permitiría, pero sería más coherente, incluso considerando los 52 tomos escritos por Lenin y la propia revolución de Octubre y su deriva.
No tenemos hoy ningún Manifiesto, pero que falta nos haría que lo estuviéramos buscando críticamente, para este momento histórico de ruptura y cambio de la humanidad y con la mayor amplitud, con una mirada global sobre las clases que hoy existen en el mundo y su papel.
Con la misma pregunta base de Marx y de Engels ¿El capitalismo será el fin de la organización de la sociedad humana, aún con sus cambios, progresos y peligros? Y no alcanza solo limitarnos a denunciarla con todas sus crecientes injusticias nacionales y globales.
Esteban Valenti.
Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias).