Conflictos en Sudán. Hebert Abimorad
31.03.2025
Según Amnistía Internacional, el conflicto ha causado el desplazamiento de millones de personas. La población de Sudán hace frente a violaciones generalizadas de los derechos humanos que dan lugar a víctimas civiles, violencia de género y desconexión de internet que impiden distribuir ayuda humanitaria a millones de civiles que intentan sobrevivir sin alimentos o agua.
Sudán, oficialmente conocido como la República de Sudán, es uno de los 54 países que conforman el continente africano. Su capital es Jartum, mientras que su ciudad más poblada es Omdurmán.
Ubicado en el noreste de África, Sudán limita al norte con Egipto, al noreste con el mar Rojo, al este con Eritrea y Etiopía, al sur con Sudán del Sur, al suroeste con la República Centroafricana, al oeste con Chad y al noroeste con Libia. Hasta 2011, cuando la región sur se separó para formar la República de Sudán del Sur, era el país africano con el mayor número de fronteras terrestres, incluyendo límites con Kenia, Uganda y la República Democrática del Congo.
Sudán es un país de población mixta, predominando los grupos étnicos africanos autóctonos, principalmente hablantes de lenguas nilo-saharianas que viven en extermino, y descendientes de emigrantes de la península arábiga. La cultura árabe es dominante en el país, ya que la arabización desde entonces tiene siglos. La mayoría de los sudaneses practican el islam. El río Nilo fluye por su territorio de sur a norte. El territorio de Sudán ha sido habitado desde la Antigüedad, y su destino durante mucho tiempo estuvo inextricablemente ligado al de Egipto. El territorio ha sido parte de varios estados a lo largo de los siglos y sólo pudo lograr la independencia en el año 1956.
Sudán ha sido un lugar marcado por la inestabilidad política y los golpes de estado. En 1989,un golpe dirigido por el brigadier Omar Hassan Ahmad al-Bashir resultó en que asumiera la posición de presidente,un papel de liderazgo que emprendió aún más cuando fue elegido presidente en 1993. La segunda guerra civil concluyó al finalizar el Pacto general de paz, que proporcionó derechos de autogobierno a la Región Sur.El referéndum que tuvo lugar el 9 de julio de 2011 condujo a la independencia y la separación de Sudán del Sur.
El gobierno sudanés ha apoyado el uso de milicias árabes yanyauid en el conflicto de Darfur.[ Desde entonces (2003) miles de personas han sido desplazadas y asesinadas y la ayuda humanitaria en Darfur se hizo necesaria.] El conflicto ha sido contemplado por la Corte Penal Internacional, organismo que en los años 2009 y 2010 emitió sendas órdenes de arresto contra Omar al-Bashir, expresidente de Sudán, acusándolo de haber cometido genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra.[
Sudán,es miembro de la Organización de las Naciones Unidas,[ de la Unión Africana,]? de la Liga de Estados Árabes,]? de la Organización para la Cooperación Islámica[ y del Movimiento de Países no Alineados,[]? así como observador en la Organización Mundial del Comercio.
El 11 de abril de 2019, el ejército sudanés derrocó al hasta entonces presidente, Omar al-Bashir, y comenzó una dictadura militar.El ejército prometió que después de dos años convocaría a elecciones libres.
Aunque Sudán muestra recursos naturales notables, incluidos el petróleo y el algodón, también enfrenta desafíos con la estabilidad económica Su economía experimentó una rápida expansión con Japón e India como sus aliados comerciales fundamentales,
LOS GRUPOS ENFRENTADOS ACTUALMENTE
El conflicto en Sudán se remonta al fin del gobierno autoritario de Omar Al Bashir en el año 2019. Al Bashir se apoyaba en el Ejército sudanés (FAS) y en las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), lideradas por Mohamed Hamdan Daglo ("Hemeti"). Tras el derrocamiento de Al Bashir, tanto el Ejército como las FAR formaron parte de un consejo de transición civil.
Sin embargo, en octubre de 2021, ambos grupos dieron un golpe de Estado y Hemeti se convirtió en el segundo al mando de Al Burhan. Posteriormente, surgieron diferencias entre los dos líderes sobre la estructura de un ejército unificado, ya que Hemeti se negó a integrar sus fuerzas paramilitares en el ejército nacional.
En abril de 2023, estas tensiones desembocaron en una lucha de poder abierta, que se convirtió en una guerra en todo Sudán. El conflicto enfrenta al Ejército sudanés, liderado por Abdelfatah Al Burhan, contra las Fuerzas de Apoyo Rápido, lideradas por Mohamed Hamdan Daglo ("HEMETI").
PAÍSES INVOLUCRADOS
La lucha entre Hemeti y Al Burhan en Sudán no es un conflicto aislado, sino que cuenta con el respaldo de actores internacionales con intereses económicos y estratégicos en el país. Entre los principales involucrados se encuentran:
Al Burhan:
Recibe apoyo de Irán, que le ha suministrado drones de combate.
Cuenta con el respaldo de Egipto y Arabia Saudita, países con los que comparte una visión conservadora del mundo.
Hemeti:
Según expertos, recibe apoyo de Emiratos Árabes Unidos (EAU), aunque este país lo niega.
EAU tendría interés en las minas de oro sudanesas, y Sudán era un importante exportador de alimentos a EAU.
Hemeti ha enviado a muchos de sus combatientes a la guerra que Arabia Saudita y EAU libran en Yemen.
La contienda en Sudán se ve alimentada por la participación de potencias extranjeras que buscan asegurar sus propios beneficios en la región.
Rusia ha modificado su postura en el conflicto sudanés. Inicialmente respaldó a Hemeti debido a su interés en las minas de oro, pero con el tiempo dirigió su apoyo hacia Al Burhan. La razón principal es el control de la ciudad de Puerto Sudán por parte de las FAS, ya que este puerto comercial clave se convertirá en una base naval estratégica. Esta base permitiría a Rusia expandir su influencia en África y establecer presencia en el Mar Rojo, una ruta marítima crucial a nivel global.
Aunque el Ejército ha recuperado Jartum, sus oponentes no parecen dispuestos a rendirse. Además, incluso si se acordara un alto el fuego, su implementación sería difícil, ya que ambos bandos cuentan con el apoyo de grupos paramilitares y milicias locales con intereses propios, lo que hace improbable que cesen los combates mientras sigan beneficiándose de la violencia.
CRISIS HUMANITARIA
La lucha por el poder entre Hemeti y Al Burhan ha desencadenado una de las peores crisis humanitarias a nivel mundial en Sudán. Millones de sudaneses se han visto obligados a abandonar sus hogares, buscando refugio tanto dentro del país como en naciones vecinas.
Desplazamiento masivo:
Millones de personas han huido, con un alto porcentaje de niños entre los desplazados.
Hambruna y destrucción:
Gran parte de la población enfrenta grave riesgo de inanición, agravado por la quema sistemática de tierras agrícolas por parte de milicias.
La infraestructura vital del país ha sufrido una devastación significativa.
Violencia y abusos:
La población civil es víctima de violencia extrema, incluyendo violencia sexual generalizada y asesinatos de niños.
Se denuncian crímenes de guerra por ambos bandos del conflicto, incluyendo violencia sexual contra niños.
Sudán se encuentra en una situación de emergencia humanitaria sin precedentes, donde la población civil sufre las consecuencias brutales de una lucha por el poder, con desplazamiento masivo, hambruna y violencia extrema.
POSIBILIDAD DE UN FINAL DEL CONFLICTO
La posibilidad de un final para el conflicto en Sudán se ve lejana debido a la persistencia de posturas irreconciliables entre Hemeti y Al Burhan.
Obstáculos para la paz:
Ambos líderes buscan consolidarse como el "poder legítimo" en el país, lo que dificulta las negociaciones.
El Ejército sudanés exige el retiro y desarme de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) como condición para la paz.
Las FAR aspiran a obtener acceso a importaciones oficiales de armamento si logran formar un gobierno.
Ninguna de las partes muestra disposición para detener los combates.
Complejidad del conflicto:
Aunque el Ejército sudanés ha logrado avances territoriales, la rendición de las FAR es improbable.
La presencia de múltiples grupos paramilitares y milicias locales, con intereses propios, complica aún más la situación.
Estos grupos, al beneficiarse de la violencia, tienen poco incentivo para un alto el fuego.
EL conflicto en Sudán se encuentra en un punto crítico, donde la falta de voluntad para negociar y la multiplicidad de actores involucrados dificultan la posibilidad de una solución pacífica a corto plazo.
EL FUTURO
Se plantea un futuro sombrío, con el país al borde del colapso y susceptible a la intervención extranjera.
Vulnerabilidad ante intereses extranjeros:
La debilidad del Estado sudanés lo convierte en un objetivo para potencias extranjeras, como lo demuestra el interés de Rusia en establecer una base marítima en Puerto Sudán.
Esta situación evoca el escenario de la guerra en Siria, donde intereses externos exacerbaron el conflicto interno.
Riesgo de fragmentación:
Existe un peligro real de que Sudán se divida en múltiples territorios.
La acción de las FAR de crear un "Gobierno de paz y unidad" en las zonas bajo su control, aumenta el temor de una desintegración permanente del país.
El consejo de seguridad de las Naciones Unidas ha advertido que esta declaración empeorará el conflicto.
Empeoramiento de la crisis humanitaria:
La fragmentación del país intensificará aún más la ya desastrosa situación humanitaria, con un aumento del desplazamiento, la hambruna y la violencia.
El conflicto en Sudán amenaza con llevar al país a una situación de inestabilidad permanente, donde la injerencia extranjera y la división interna podrían desencadenar una catástrofe humanitaria aún mayor.
Fuentes: Wikipedia y DW
Hebert Abimorad
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias