China: “La comunidad de destino compartido” es ley

Daniel Barrios

09.07.2023

El 1 de julio entró en vigor la Ley de Relaciones Exteriores de China aprobada por la Asamblea Popular Nacional (el máximo órgano legislativo chino), la primera de estas características desde la fundación de la República Popular en 1949, que regulará sus relaciones con el resto del mundo.

De ahora en más la concepción y la estrategia de la política internacional  de China tiene fuerza de ley y como tal será aplicada por Beijing  a la hora  de tomar sus decisiones.

Dice un antiguo proverbio chino "el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo". Los efectos de los seis capítulos y 45 artículos de la nueva ley que legislan los principios rectores, las posiciones fundamentales y el marco jurídico institucional del trabajo exterior de China,  se  sentirán en toda la comunidad internacional que los deberá tomar en cuenta para sus relaciones diplomáticas, políticas,  comerciales y culturales con la República Popular.

La gran mayoría de los  grandes medios occidentales ignoraron la noticia y los pocos  que la analizaron , exageraron la resistencia de China a las sanciones occidentales, subrayando,  casi exclusivamente,  aquellos aspectos de la ley destinados  a "tomar las correspondientes contramedidas y medidas restrictivas" contra los actos que violen el derecho y las normas internacionales y que "pongan en peligro la soberanía, la seguridad y los intereses de desarrollo de China". Para esta prensa se trata de una ley "agresiva" a pesar que expresiones  como  "intercambio y cooperación", "relaciones amistosas" y "cooperación internacional" aparecen mencionados decenas de veces en el texto.

Evidentemente,  y como lo haría cualquier país soberano,  la nueva legislación proporciona la base  legal  para que China ejerza su legítimo derecho a contrarrestar las sanciones, la injerencia y la "jurisdicción de largo alcance" practicada consecuentemente  por Estados Unidos, y que según el Washington Post,  actualmente el número de empresas extranjeras actualmente sancionadas por la administración Biden ya son más de  12.000.

la ley establece "disposiciones claras para hacer frente a la interferencia extranjera, las sanciones y otras acciones que traten de dañar a China" subrayó Wang Yi, jefe de la Comisión de Asuntos Exteriores del Partido Comunista de China (PCCh) y máximo responsable de la diplomacia china.

En los últimos meses, la Casa Blanca  ha presionado a sus aliados para que restrinjan las exportaciones de semiconductores a China, acusado, e incluido en una lista negra,  a empresas chinas por supuestos espionajes o intentos de evadir los controles estadounidenses a las exportaciones a Rusia.; exhortado  a otras economías avanzadas a enfrentar  la "coerción económica" de la potencia asiática y a "reducir el riesgo" (de-risking) que supondrían las cadenas de suministro "atadas" a Beijing. Además de negar la visa de ingreso a funcionarios chinos por "su participación en la violación de los derechos humanos de grupos minoritarios étnicos y religiosos, disidentes y otros dentro y fuera de China"

En 2021 la república popular ya había aprobado una ley antisanciones  destinada a combatir las medidas impuestas en el extranjero a los intereses chinos. Y días atrás, en su coloquio con el secretario de estado Blinken, el presidente xi jinping le hizo saber que Washington "no debe dañar los derechos e intereses legítimos de China" ni privarla de su "derecho al desarrollo".

Definir la ley exclusivamente como una base legal para la lucha diplomática china contra las sanciones y las intervenciones en sus asuntos internos, es desacreditar  y vanalizar deliberadamente sus alcances.

No es necesario recurrir a un análisis exegético de la norma para entender que no es simplemente una respuesta a corto plazo a los desafíos externos, sino que estamos ante una ley que dará certezas y estabilidad a la gobernanza global a partir de una contundente e inequívoca declaración de los principios rectores que sostienen a la política exterior de China y sobre los cuales construye sus relaciones con los organismos e instituciones internaciones y regionales y con el resto de los países del mundo,  en un contexto de transformaciones epocales que, según el presidente Xi Jinping representan  "un cambio que nadie ha visto en 100 años" y que la ven como protagonista insoslayable de la escena planetaria.

Para china,  lo que el economista del  Deutsche Bank Jim Reid  bautizó como la Era del Desorden está dando paso a la   Era del Reorden y el mundo que nacerá traería consigo nuevos modos de relacionarnos, nuevas prioridades, nuevo orden financiero y monetario mundial,  nuevas instituciones y una reglobalización  del mundo.

Varios expertos coinciden que, en el marco de su creciente influencia, Beijing despliega una "estrategia dual" a nivel internacional que reclama  reformas a las instituciones políticas y económicas mundiales - acordadas en Yalta por los  cuatro líderes de las naciones aliadas a punto de triunfar en la Segunda Guerra mundial -  , a la par de crear paulatinamente un tejido  de nuevas instituciones que reflejen el creciente papel de China y de otras potencias emergentes en el escenario global.

Esta estrategia,  reflejada en la ley,   no supone un remplazo de China en el lugar que hasta ahora ocupó Estados Unidos, sino por el contrario la ley propone avanzar en el  multilateralismo y rechazar  cualquier clase de  "hegemonismo y poder político", además de  construir una economía global abierta, y opuesta  al unilateralismo y al proteccionismo. De esta manera  la nueva norma es una ulterior demostración de  la falsedad de la  teoria de la "amenaza china" al orden mundial evocada por Estados Unidos en todas las sedes y rompe con la lógica  de "un país fuerte está obligado a buscar la hegemonía" a la que también nos acostumbró Washington.

La ley tampoco reniega del papel de las Naciones Unidas como algunos observadores han insinuado. Todo lo contrario. Su primer capítulo   la reconoce como la principal  autoridad global y confirma la adhesión de China a los "Propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas",a la vez que  se compromete a mantenerse  "fiel a la visión de la gobernanza global participando en amplias consultas y contribuciones conjuntas para beneficio de todos". asimismo la ley  confirma el  apoyo y participación de China "en las operaciones de mantenimiento de la paz bajo mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas."

Esta nueva ley de Relaciones Exteriores - que no existe en ningún otro gran país del mundo-  es mucho más que un acto legislativo, y debe ser interpretada como la expresión jurídica del concepto geoestrategico de "comunidad de destino compartido para la humanidad" que,  desde que asumiera Xi Jinping la secretaria general del partido comunista en 2012,  es  el  principio rector y objetivo príncipe  de las relaciones internacionales de China hacia la creación de un nuevo orden internacional.

la comunidad de destino compartido  para la humanidad - la cara internacional del "sueño chino de rejuvenecimiento nacional"- sostiene que "el mundo nos pertenece a todos", y que la construcción de esta comunidad contribuirá al "mejoramiento humano".

la visión de una "comunidad de destino compartido para la humanidad" ha ido ganando presencia en los informes  oficiales y discursos del Partido Comunista Chino y prácticamente no existe documento público donde no se cite esta idea. La importancia de esta vocación comunitaria para el futuro de la humanidad y el planeta ha sido manifestada, a su vez, en numerosas cumbres internacionales y adoptada por la Comisión para el Desarrollo Social, el Consejo de Seguridad, el Consejo de Derechos Humanos y el Comité para el Desarme y la Seguridad Internacional de las Naciones Unidas.

La prueba más contundente de su importancia estratégica para China  es que el concepto fue  incorporado a la Constitución de la RepúblicaPopular en 2018 y también en los  estatutos del PCCh donde se afirma que "el impulso de la creación de la comunidad de destino de la humanidad y la construcción de un mundo armonioso caracterizado por la paz duradera y la prosperidad para todos" son objetivos prioritarios para la etapa actual de la humanidad.

La construcción de ese destino común supone una reconfiguración de la distribución del poder global, a partir de la emergencia de nuevos estados que reivindican la cooperación con el Sur Global  y recuperan los 10 principios de la Conferencia de Bandung (Indonesia) de 1955 y rescatan los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica formulados por el entonces Primer Ministro Zhou Enlai en 1953: el respeto mutuo de la soberanía y la integridad territorial, la no agresión mutua, la no injerencia mutua en los asuntos internos, la igualdad y el beneficio mutuo, y la coexistencia pacífica.

El mundo  ha comenzado un tránsito hacia nuevas formas de relaciones políticas, económicas y culturales  y  lo que está en juego no es "simplemente" un nuevo orden internacional sino un proyecto de humanidad.  Es ese el sentido de esta nueva ley y asó debería ser juzgada.

 

Daniel Barrios
2023-07-09T10:20:00

Ec. Daniel Barrios