Cumbre EE:UU-China. El regreso del dialogo.

Daniel Barrios

24.11.2023

La semana pasada, San Francisco fue la anfitriona de la XXX Cumbre de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia - Pacífico (APEC) Pacifico. Después de casi 80 años la ciudad californiana volvió a ser el centro del mundo.

Fue el 2 de junio de 1945, pocas semanas después de la rendición de la Alemania nazi, delegados de medio centenar de países - convocados por  los vencedores de la Segunda Guerra Mundial guerra: Rusia, China, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña - se dieron cita en la ciudad californiana para firmar la Carta de las Naciones Unidas, una nueva organización internacional que sustituyó a la Sociedad de las Naciones.

Los 21 jefes de Estado y de gobierno (a excepción de Rusia que envió a su vice Primer Ministro)  de la organización  transpacífica - fundada en  Canberra, Australia en noviembre de 1989, para promover el crecimiento económico, el libre comercio y las inversiones en la región de Asia Pacífico -  se dieron cita en la "ciudad de las colinas" y el Golden Gate.

Las economías de los países miembros APEC representan 62%  por ciento de la producción del planeta,  su población el 39%  del total  mundial y su comercio  la mitad del global  de  los bienes y servicios que se intercambian anualmente.

Sin embargo,  las expectativas y el interés de la política, la diplomacia y la prensa mundial estaban concentradas en lo que iría a ocurrir en  Filoli, mucho más que en el  Moscone Center, el centro de exhibiciones y conferencias más grande de San Francisco. sede de las sesiones plenarias del Foro.

Precisamente fue en  esa casa de campo a 45 kilometros al sur de San Francisco donde los jefes de estado de Estados Unidos y China volvían a mirarse a los ojos, un año y dos días después de su último encuentro en ocasión del vértice del G20 en Bali, Indonesia , cuando ambos mandatarios acordaron reforzar la debilitada confianza entre los dos países y relanzar la relación bilateral más importante del mundo.

Hasta que Trump iniciara la guerra comercial, por más de cuarenta años,  las relaciones entre Estados Unidos y China fue considerada la joint venture más exitosa del mundo; nacieron neologismos como "Chinamerica" y abundaban las referencias a una cooperación de estilo "ganar-ganar", donde las dos partes  resultaban vencedores.

El documento de Seguridad Estratégica Nacional aprobado durante la presidencia de de Obama en febrero 2015 reflejaba el buen estado de esas relaciones:  "Estados Unidos acoge con satisfacción el surgimiento de una China estable, pacífica y próspera. Buscamos desarrollar una relación constructiva con China que genere beneficios para nuestros dos pueblos y promueva la seguridad y prosperidad en Asia y en todo el mundo."

Muy por el contrario, en el documento de Seguridad de 2022,  la Casa Blanca de  Biden  considera que la República Popular "es el único país que tiene la intención de remodelar el orden internacional y cuenta ada vez más el poder económico, diplomático, militar y tecnológico" para lograr su objetivo".

Desde entonces el decoupling (desacople) y el de-risking (disminución del riesgo)  han sido  las banderas enarboladas por Washington  en sus relaciones comerciales con Beijing  y el suma cero (lo que uno gana lo pierde el otro) sustituyó a la cooperación ganar-ganar y los esfuerzos diplomáticos de EE.UU  se concentraron en aislar y contener a China.  

Janet Yellen, la secretaria americana del Tesoro, llamó construir   "la globalización entre amigos" (friendshoring), "un comercio libre pero seguro",entre países aliados en la escena política internacional, una nueva globalización fragmentada donde,  por un lado, estarían EE UU y Europa, y por el otro, China, Rusia, Irán, y otros países que Estados Unidos califica como autocracias.

El incidente del globo aerostático chino, acusado de espionaje,  derribado por aviones  caza del Pentágono aumentó sensiblemente las tensiones y canceló durante meses los acuerdos  presidenciales alcanzados un año antes en  Bali.

La actitud del Congreso tampoco ha ayudado a bajar las tensiones y es uno de los principales promotores de la confrontación con China. En menos de siete años el número de proyectos aprobados que afectan negativamente a China se multiplicó por seis y las referencias a la República Popular, para justificar el aumento del gasto del presupuesto milibar militarpresupuesta del gasto en el proyecto de presupuesto militar fueron 10 veces más en el entre el de 2023 y el aprobado en 2018.

En este contexto la preparación de la cumbre californiana exigió un ejercicio diplomático tan intenso como sutil. Encuentros de los respectivos consejeros de seguridad, misiones  reciprocas de los ministros de relaciones exteriores a ambas capitales, sucesivas visitas a Beijing de la secretaria del Tesoro, de la responsable de comercio,  Gina Raimondo  y el enviado especial del Gobierno estadounidense para el clima,  John Kerry, pavimentaron el camino a San Francisco para que  los dos presidentes volvieran a dialogar, luego de meses sin siquiera mantener contactos telefónicos.

 

Eppur se hablan

El objetivo (¿máximo? ) era que China, como el mayor país en desarrollo, y EE.UU., como el mayor país desarrollado, retomaran el dialogo después de un año de incomunicación total,  de establecer sintonía entre dos líderes y reforzar la confianza mutua. Ambas partes eran conscientes que las diferencias en temas fundamentales pudieran zanjarse en una sola reunión.

Dialogo hubo y coincidencias también.

Durante 4 horas los presidentes - cada uno acompañado por una docena de sus ministros y consejeros principales- alcanzaron una serie de consensos importantes sobre cuestiones como  el cambio climático, la inteligencia artificial, el restablecimiento de las comunicaciones militares "mil to mil" interrumpidas desde la visita a Taiwán en agosto del año pasado de Nancy Pelosi,  entonces presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, y también para la lucha contra el tráfico de fentanilo, el opioide sintético, cincuenta veces más potente que la heroína,  cuyo consumo cuesta la vida a decenas de miles de estadounidenses al año.

Durante las conversaciones, Biden subrayó el interés de su país en evitar que la rivalidad de los dos colosos mundiales "derive en confrontación". Su homologo chino fue más allá y enfatizó que los problemas a los que se enfrenta la sociedad humana no pueden resolverse sin la cooperación entre los países principales.

"Hemos conseguido progresos importantes", afirmó el inquilino de la Casa Blanca en conferencia de prensa una vez terminada la reunión.  "Hemos mantenido conversaciones constructivas y productivas" agregó.

En sintonía con Biden, el ministro de Relaciones Exteriores Wang Yi  consideró que "los dos jefes de Estado tuvieron una reunión muy buena, integral y profunda en la finca Filoli". Para  para el jefe de la diplomacia china " las dos partes discutieron el diálogo y la cooperación en diversos campos, alcanzando más de 20 puntos de consenso en áreas como la diplomacia política, los intercambios culturales, la gobernanza global y la seguridad militar.

Dialogo hubo y las discrepancias se mantienen.

No hubo cambios en   la prohibición estadounidense de exportar a China de semiconductores y tecnología para el desarrollo de inteligencia artificial y se mantienen los controles de  Beijing a la exportación de grafito, indispensable para las baterías de los vehículos eléctricos; la presencia de Estados Unidos en en el mar de China sigue aumentando y el reforzamiento de sus alianzas militares  con países de la región representan una amenaza a la seguridad de China; la actitud de ambos países respecto a los dos grandes conflictos en Ucrania y Palestina , eran y sigue siendo distintas, como lo son las críticas de Washington  a los subsidios de la República Popular para apuntalar sus industrias nacionales o el aumento de su arsenal nuclear.

 

Taiwan: reunificación imparable y pacífica

Sobre la cuestión de Taiwán, Xi enfatizó que sigue siendo el tema más importante y delicado en las relaciones entre China y Estados Unidos.

La parte estadounidense debe tomar medidas reales para cumplir su compromiso de no apoyar la "independencia de Taiwán", dejar de armarla y apoyar la "reunificación pacífica" de China.

"China logrará la reunificación y esto es imparable", subrayó Xi.

El énfasis en una solución "pacífica" y el pedido a Estados Unidos de apoyarla,  es un hecho altamente significativo. Por primera vez China,  no solo reclama expresamente a su contraparte de abstenerse de intervenir en favor de la independencia de la isla y respetar el principio de "un solo País" sino que le solicita de apoyar los esfuerzos de Beijing por la reunificación.

La prensa y expertos chinos, mucho más que los occidentales, destacaron los resultados del summit al que calificaron de "histórico" y "estratégico" y calificaron los acuerdos alcanzados como  la "Visión de San Francisco", los cinco pilares que según Xi  deberían sustentar las relaciones entre ambos países: gestionar las diferencias de forma eficaz, promover una cooperación mutuamente beneficiosa, compartir la responsabilidad de ser una gran potencia y promover los intercambios pueblo a pueblo.

 

Cenando con el dictador

 La visión de San Francisco como un nuevo punto de partida para las relaciones entre China y EE.UU. fue parte sustancial del discurso de Xi durante una  cena organizada Consejo Empresarial Estados Unidos-China.

China está "lista para ser un socio y amigo de Estados Unidos". Si un país ve al otro como un competidor principal y un desafío geopolítico, "esto sólo conducirá a medidas equivocadas, acciones desacertadas y resultados no deseados", dijo el mandatario chino a los más de 400 lideres empresariales, académicos y funcionarios gubernamentales.

Entre los comensales que ovacionaron de pie el discurso (y pagaron 40.000 dolares por cada mesa de 8 lugares),  se encontraban el director general de Apple, Tim Cook; Laurence Fink, de BlackRock; el director general de Pfizer, Albert Bourla; Elon Musk, de Tesla; Jane Fraser, en representación de Citigroup; Darren Woods, de Exxon Mobil; y Satya Nadella, de Microsoft.

"Las relaciones entre los gobiernos de China y Estados Unidos van a tener altibajos con el tiempo", dijo Woods cuya empresa esta construyendo una planta petroquímica ude miles de millones de dólares  en el sur de China. al Financial Times . "Ambos países son demasiado importantes para el orden mundial como para no encontrar algún equilibrio, aunque ese equilibrio cambiará". O lo que es lo mismo: Los lazos económicos entre ambos países son imposibles de desatar y son el mejor amortiguador para las tensiones  que subsisten.

Los resultados del vértice y los esfuerzos por llegar a acuerdos, modestos pero positivos, fueron parcialmente opacados  cuando Biden al final de  su conferencia de prensa dijo de seguir pensando que Xi es un "dictador", repitiendo el calificativo utilizado en junio pasado.

 "Esta afirmación es extremadamente errónea y constituye un acto político irresponsable. China se opone firmemente a ella", fue la reacción de la cancillería dando por cerrado el tema para evitar un ulterior incidente diplomático.

Sin duda un exabrupto como el de Biden no ayuda a la invocación a la amistad con Washington.

Daniel Barrios
2023-11-24T22:18:00

Ec. Daniel Barrios