Desinformación: una poderosa arma contra China

Daniel Barrios

25.10.2024

Para la Real Academia española, desinformar es dar información intencionadamente manipulada al servicio de ciertos fines.

Según el Oxford Dictionaries  significa Información falsa que pretende engañar, una propaganda especialmente emitida por una organización gubernamental a una potencia rival o a los medios de comunicación.

Una doble coincidencia me motivaron a escribir esta columna.

La semana pasada un integrante del Grupo China, - creado y administrado,  con sensibilidad e inteligencia política,   por Eduardo Lorier  - compartió  una noticia,  reproducida por decenas de medios occidentales , bajo el título   "China se prepara para la guerra" .

 

En su primer párrafo se  leía: " El presidente chino y Secretario General del Partido Comunista, Xi Jinping, llamó esta semana a sus tropas a intensificar su preparación para la guerra, informaron los medios estatales el 19 de octubre.

Según el artículo Xi  hizo estos comentarios durante una visita a una brigada de la Fuerza de Cohetes del Ejército Popular de Liberación que tiene a su cargo misiles -tanto de los sistemas convencionales como de los nucleares- de China, y  el pasado 25 de septiembre efectuó el primer lanzamiento en aguas del Pacífico con el propósito  "probar la eficacia del armamento y del entrenamiento militar", dos objetivos que se alcanzaron, de acuerdo con el Ministerio chino de Defensa.

El articulo en cuestión terminaba subrayando que "la extrema opacidad del programa nuclear chino ha suscitado críticas de países como Estados Unidos, que estima que China cuenta con más de 500 cabezas nucleares operativas y podría duplicar esta cifra para 2030" y "olvidaba" recordar que el arsenal nuclear del Pentágono es 10 veces mayor.

Dado que ese llamado a "prepararse para la guerra" no es parte del lenguaje de la diplomacia China busqué en todos los "medios estatales"  que leo habitualmente Xinhua, Global Times, China Daily, People Daily, Shanghai Daily China Global Television) y, como presumía,  no encontré nunca  la palabra guerra en el desarrollo de la noticias y mucho menos en los títulos.

Todos los  medios estatales  hacían  referencia al llamamiento de Xi, en su condición de presidente de  la Comisión Militar Central (la máxima autoridad del ejército chino, el Ejército Popular de Liberación),  a las tropas de misiles estratégicos del país a "fortalecer sus capacidades de disuasión y combate y a cumplir resueltamente las tareas encomendadas por el Partido y el pueblo".

Según la prensa china, el  Presidente  pidió a sus oficiales y soldados a hacer esfuerzos "para intensificar el entrenamiento de las tropas y mejorar la preparación para el combate en todos los ámbitos,, a fin de salvaguardar eficazmente la seguridad estratégica y los intereses fundamentales del país". Como lo hace habitualmente cualquier ministro de defensa o comandante en jefe de cualquier ejercito del mundo.

El supuesto "grito de guerra" de Xi coincidió con la lectura del más que recomendable libro "China Amenaza o Esperanza"  del periodista español Javier Garcia,  que fuera  jefe de las oficinas de la Agencia EFEen países de Asia, Medio Oriente. Africa, Latinoamérica y Europa, en el que dedica el  primer capitulo a la batalla (des)informativa emprendida desde hace años por gran parte de la prensa occidental (especialmente la anglosajona) para demonizar a la República Popular.

Desde hace años, Washington no renuncia a ningún frente en su batalla por contener a China. Primero fue Trump quién cuando asumió la presidencia en 2017 desató la guerra comercial.más virulenta que se recuerde.  Luego fue Biden que desde ocupó la Casa Blanca en 2021 no solo mantuvo la política anti china de su antecesor sino que   empeoró notoriamente las relaciones entre ambos países,  agregando sanciones a las principales empresas tecnológicas chinas, restringiendo y en algunos casos prohibiendo las relaciones comerciales y de cooperación entre sus empresas y las chinas; estimuló el desacoplamiento de ambas economías,  alentó como nunca antes  los propósitos secesionistas de los gobernantes de Taiwan y fomentó  una extraordinaria campaña mediática para desprestigiar a la República Popular.

El objetivo es claro: crear un estado de opinión sobre China donde se exacerban los aspectos más negativos  y  sus defectos  y se ocultan  los positivos y sus virtudes;  ensuciar la imagen de su gobierno, su gente, sus empresas y su historia.

Estados Unidos y sus corporaciones mediáticas consideran a China, y es comprensible,  la mayor amenaza a su hegemonía mundial y a medida que su  relevancia internacional aumenta, el poder de fuego informativo se concentra en todos aquellos temas que ayuden a demonizarla  con estereotipos, lugares comunes, medias verdades y en muchos casos puras mentiras.

Cuesta encontrar en la gran prensa occidental, una cobertura periodística sobre China, no importa el tema, donde no aparezcan términos como "régimen", "autocracia", "propaganda", "purga", "represión", "confisca", "trampa de la deuda".

Un ejemplo de desinformación,  que debería ser estudiado en cualquier escuela de periodismo y comunicación social,  es el tratamiento reservado por la prensa occidental al  COVID 19 que azotó al mundo.

Cuando el virus aún no se había extendido más allá de las fronteras chinas, la BBC lo atribuyó  a un fracaso del sistema y tituló "Un desastre político épico".

 El confinamiento de Wuhan fue calificado como "una flagrante violación de los derechos humanos". En cambio  cuando los países occidentales se vieron obligados a iguales medidas éstas fueron consideradas "una necesaria política de salud pública". Cuando  las medidas restrictivas chinas empezaron dar resultado y se recuperaba paulatinamente la normalidad y su economía, se le acusó de plagiar el numero de contagiados y de muertos (menos de 5.000),  la mitad de la tan glorificada "libertad responsable" de Uruguay y con una población 500 veces mayor.   Estados Unidos, cuyos muertos superaron el millón  aseguró tener pruebas (nunca confirmadas) de que el virus había salido de un laboratorio de Wuhan.

Según comenta Garcia en su libro, para los medios anglosajones , la politica del cero covid no se hizo para salvar vidassino por "una obsesión dogmáticas" de las autoridades para no ceder en sus políticas y aferrarse al poder.

Una vez que China fabricó sus propias vacunas, una ola informativa  sin fundamento científico promovida por las grandes empresas farmacéuticas, alertaron al mundo sobre la dudosa eficacia del antídoto Chino. Sin embargo poco y nada se dijo cuando la OMS aprobó la vacuna china de Sinopharm.

Las exportaciones o donaciones de vacunas chinas no fue atribuida a la necesidad de que los países más pobres las recibieran - a precios mucho más baratos que las occidentales y sin necesidad de refrigeración especial -   para luchar contra la pandemia, sino que fue calificada  como "la diplomacia de las vacunas"  , atribuyéndole ocultas intenciones políticas para reforzar la dependencia de los países receptores.

También silenciaron que uno de cada dos habitantes de América Latina recibió la vauna China (245 millones de dosis)  mientras que Estados Unidos y Europa solo aportaron 45 millones para un continente de más de 500 millones de personas.

La desinformación que es objeto Beijing es la expresión  de  todos aquellos que han decidido pasar por alto los beneficios que China aporta para mejorar las condiciones de la humanidad y se dedican a enfatizar  que el aumento de su influencia atenta contra el  orden mundial y pueda convertirse en un ejemplo a seguir por otros países.

La guerra informativa contra China es el intento periodístico obsesivo de presentarla  como una "amenaza". Sin embargo nada se dice que el supuesto "amenazador" es el único país miembro permanente del Consejo de Seguridad  de Naciones Unidas  que nunca participó en una guerra fuera de sus fronteras (solo en los últimos 35 años Washington  llevó a cabo más de 100 intervenciones militares), ni ha promovido cambios de regimen en ningún país, ni conspirado contra ningún gobierno, ni haya obligado a los países a aplicar devaluaciones, privatizaciones, recortes presupuestales, ni discriminado por modelos de gobierno, como sí lo hizo  desde siempre Estados Unidos,   cuyas políticas son las realmente "amenazadas" por la República Popular.

Daniel Barrios
2024-10-25T09:26:00

Ec. Daniel Barrios