El Frente Amplio y Lacalle Pou. Ruben H. Díaz
26.02.2025
Esta semana asume una nueva administración. El hecho de que sea el Frente Amplio es una demostración clara y contundente de la supremacía política y electoral de esa fuerza política. Es el sexto gobierno del siglo XXI. Cuatro veces tuvieron los frenteamplistas la responsabilidad de ejercer el poder.
Lo primero que objetivamente es necesario precisar, si queremos mirar este siglo en el Uruguay, es observar que al país le ha ido bien. Empezó con una crisis muy profunda en lo económico y social que fue superada por el propio gobierno de entonces. Jorge Batlle hizo el milagro, después de esa tremenda dificultad, dejo un país con un excepcional crecimiento económico, 14 por ciento en el 2004.
Las otras administraciones, las frenteamplistas y la del Partido Nacional, gestionaron y actuaron en términos generales de buena forma. Hicieron lo que se debe en un país como el nuestro. Optimizaron las ventajas cuando determinadas coyunturas internacionales nos favorecían y trataron con éxito de controlar los aspectos negativos que se fueron presentando en otras. En lo interno, no administraron mal, por el contrario, la macroeconomía fue manejada de una manera responsable. No se produjeron dificultades por mala gestión de las distintas administraciones. El déficit fiscal siempre estuvo por encima de lo deseable, es cierto, pero no lo suficiente para descarrilar al país. Así como en el siglo XX tuvimos una alta inflación, que no llego nunca a ser hiperinflación. Ahora tenemos un déficit complicado pero manejable.
Entonces, es bueno tomar conciencia de que el Uruguay puede mirar el futuro con tranquilidad. Donde fracasamos, es donde ha fracasado el mundo. El tema de las adicciones y el narcotráfico. Es muy importante que el nuevo Ministro del Interior lo haya dicho con claridad. Y que el Presidente electo lo respaldara. Fue un error que blancos y frenteamplistas hayan hecho de la política de seguridad un escenario de confrontación. No le hizo bien a ninguna de esas fuerzas, y mucho menos al país. Es muy positivo que se empiece a recorrer un camino que permita ir formulando una política de estado en la materia. Reconocer esta situación es un primer paso. También que en el staff del Ministro del Interior haya un integrante que no sea frenteamplista es positivo. Hay que seguir con iniciativas de este tipo.
En este período hay dos grandes centros de poder en lo político electoral. El Frente Amplio como estructura, y Lacalle Pou desde el llano. Que yo recuerde, en la historia electoral del Uruguay, nunca se dio una circunstancia como esta. El Presidente saliente pierde la elección y es la figura que registra más apoyo a nivel popular. Hoy Lacalle Pou es más importante que el Partido Nacional. Es el único capaz, como lo fue en el 2019, de armar una opción alternativa que pueda aspirar a sacar al Frente Amplio del poder.
Ha quedado claro en este siglo, que blancos y colorados sumados no pueden ganarle al frente en una segunda vuelta. Fue necesario una presencia interesante de Manini hace cinco años para lograr la victoria. Hoy la realidad electoral del país no es de tercios. Es de dos. Por un lado el Frente Amplio, que ha ganado la batalla cultural. Algo parecido a lo que sucedió con el Partido Colorado en el siglo pasado. Por otro lado, Lacalle Pou.
Una estructura y una individualidad. Un líder político capaz de jugar en todas las canchas con acierto. En la de estadista. Constructor de esperanzas. Líder moderno que maneja con señorío todos los secretos de la actividad política profesional de estos tiempos. Nada de eso le impidió la cercanía, la sensibilidad, el cariño hacia la gente. Tomando mate supero al mate. Su instrumento fue el teléfono celular, y con la foto cercana y cálida él recorrió el país. Lacalle Pou es más peligroso para sus contendientes políticos desde el llano que desde la Presidencia de la República. Mucho más si cometen en error de querer arrinconarlo. En ese caso van a recibir una sorpresa colosal. Es mucho lo que tiene para dar. Con apenas poco más de cincuenta años tiene la fuerza de un hombre de veinte y la sabiduría de otro de ochenta.
Claro que la oposición tiene otra figura que puede aportar, Pedro Bordaberry. Se integra al Senado con 17 proyectos de ley. Es un estadista completo. Administra bien. Es un parlamentario sin par. Se mueve con acierto en el plano electoral. Es un imprescindible. Demostró todo lo que puede demostrar un político con ambiciones lógicas y razonables. Empezó con una actitud muy crítica hacía la política y erró. Ahora aparece más integrado, no debe pasarse para el otro lado. Es bueno tener una actitud crítica que no impida un reconocimiento a lo que aporta la política partidaria. No soy quien para dar consejos a quien no los pide, pero si para opinar como cualquier ciudadano. En ese equilibrio de Bordaberry le va el destino al Partido Colorado de estos años, es su figura más representativa.
El Frente es la estructura. Solo puede perder si a los aciertos de los opositores agrega errores propios. Sino va a ser difícil que alguien pueda con él. El tema es que muchos se aburran de esperar la revolución que no llega. El disparate que no es posible. El considerar como malos a los ricos y buenos a los pobres. Lo que sí va a extrañar es la presencia de líderes políticos de fuste. Como lo fueron en tiempos distintos Seregni, Tabaré, Danilo y el Pepe. Si surge alguno, los no frentistas estamos fritos. Se van a aburrir de estar en el gobierno tanto o más que los colorados en el siglo veinte.
Ruben H. Díaz
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias