Pepe

Esteban Valenti

30.04.2024

Ese simple nombre de cuatro letras, tan común en Uruguay se hizo muy famoso, aquí y en el mundo y no por una extravagancia, sino por hacer política, llegar a ser presidente de la República, opinar, tener un determinado trato con la gente y por su pasado. Se podrá discrepar con todo, pero no hay dudas de que Pepe Mujica se ganó un lugar en este país y mucho más allá, con algo que está en baja, hacer política.

Yo tuve y tengo una relación particular, nos peleamos duro muchas veces, desde hace muchos años, discutimos y al final, de tanto encontrarnos en las batallas políticas, conversamos, escuchamos y nos hicimos amigos. Le hice un reportaje sobre temas internacionales que debe haber sido el material de ese tipo más leído en Uypress.

Ayer me golpeó como a muchísimas personas el anunció que tiene una nueva y grave enfermedad. Lo dijo tranquilo, razonando, hablando de su futuro, del tamaño que sea. Y lo sentí mucho más amigo, sin borrar nuestro pasado.

Junto con Lucia y Selva cenamos varias veces, y realmente la pasamos muy bien, hablando de la vida, de nuestras vidas y de su relación con los temas colectivos, sociales y políticos. ¡Ah! y de la tierra, donde yo aprendí, siempre aprendí, no solo de la producción sino de la gente de la tierra.

Pepe hizo dos aportes fundamentales a la política de este país y del Frente Amplio, pero por sobre todas las cosas a la causa nacional, tuvo un papel protagónico en el 2003 y 2004 cuando aquí no pasó el "que se vayan todos", como del otro lado del río y simplemente y, casi nada, se construyó una alternativa política, respetuosa de la institucionalidad y la izquierda ganó por primera vez el gobierno nacional.

Impidió esa explosión de rabia de la sociedad sin límites ni control porque él representaba concretamente otra política, otra forma de vivirla, de unirla a la vida cotidiana, a su propia vida de pequeño productor rural que se había construido pasito a pasito. Y porque salió a recorrer el país con una palabra de esperanza y expectativa creíble. Nos ayudó a todos.

Además le permitió a Frente Amplio disminuir de forma importante la zanja que existía entre Montevideo, la zona metropolitana y sobre todo el Interior del país.

El segundo gran aporte que también lo construyó junto a su movimiento el MLN, el MPP y la 609 y naturalmente todo el FA, fue que durante todos los gobiernos del FA, pero en especial durante su Presidencia, la democracia se fortaleció, se desmintieron estrepitosamente todos los augurios sobre peligros democráticos y al contrario, las instituciones, las libertades, los derechos, el diálogo funcionó muy bien. Y contribuyó de manera determinante a crear este nuevo estilo de relación política entre líderes y partidos que todos vivimos como si hubiera sido eterno. Nada más alejado de la historia y de nuestra historia tormentosa de muchos años.

Pero su fama no se construyó solo porque con su pasado guerrillero, de preso político no declamó sobre la democracia, la practicó hasta las últimas consecuencias y a pesar de las varias campañas de mentiras y deformaciones que se agotaron en la miseria.

La fama, el peso político y humano, la trascendencia internacional no se explica simplemente por haber cumplido sus funciones institucionales como dios manda, sino porque en el terreno de las ideas, de sus discursos, sabe hablarle a las multitudes, a las diversas generaciones y en especial a los jóvenes. Basta ver los diversos foros en las universidades por el mundo.

En un mundo donde opinan los científicos, los académicos, los tecnólogos, los empresarios ultra famosos, los artistas y a lo sumo de vez en cuando el Papa, Mujica opina y se la juega, dice cosas que hacen pensar, estar de acuerdo, seguir pensando, buscar información y profundizar o estar en contra. Pero se le presta mucha atención.

Y para ello además de la actitud, de la inteligencia, de la capacidad de comunicarse hay que estudiar y aprender siempre. Y quien haya podido conversar personalmente con Pepe sabe perfectamente que estudia en serio, que elige un tema y lo sigue y profundiza de muchas maneras. Con libros y con sus contactos y su vida.

Yo no reniego de las veces que me peleé con Pepe, no voy a ser hipócrita. Teníamos razones políticas e ideológicas, pero si hoy somos amigos es también porque cambiamos, nos entendimos y compartimos muchas batallas, desde las campañas electorales, los referéndums y plebiscitos y el debate político en general.

Yo aprendí mucho de esa capacidad de darle a la política una expresión de vida concreta, tangible, profundamente humana. No soy de ir a reuniones sociales, el respeto y el cariño por Pepe lo recogí de conversaciones personales, aquí, en Argentina, en Brasil, en México, en Portugal, en España, en Italia y en muchos otros países.

Es un capital nacional y sobre todo de la izquierda, en una época de muy baja producción intelectual.

Ahora, luego de 20 años de tener una enfermedad autoinmune que a muchos los inmoviliza y él continuó peleando con todo, le anunciaron y nos anunció que tiene un tumor en el esófago.

Lo primero que sentí y creo que fuimos la gran mayoría fue pena, dolor, porque es un ser humano que tiene y tuvo que ver con nuestras vidas, nuestras luchas y aspiraciones, después me puse a pesar pausadamente y a pesar de que él con gran realismo y calma habló de la guadaña en ristre, a todos nos queda la esperanza de que esta será una batalla más, dura, pero combatida con todas sus fuerzas y las de su querida Lucia.

Desear cosas en estas circunstancias es de rigor, para darnos otra lección de cómo se pelea por la vida, desde arriba de un tractor, en su casita o desde una tribuna. Creo que es el deseo de la gran mayoría.

Columnistas
2024-04-30T10:16:00

Esteban Valenti.

Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias).