¿Por qué elegí y voy a votar a Yamandú Orsi?
Esteban Valenti
07.10.2024
Voy a tratar de no escribir un manifiesto electoral. Es difícil a menos de un mes de las elecciones nacionales en Uruguay.
Estas son una instancia política diferente, por primera vez en la historia nacional, la izquierda, el Frente Amplio, que gobernó durante 15 años ininterrumpidos (2005-2020) se propone recuperar el gobierno. Esto si es la rotación política completa en el Uruguay.
Es un balance ciudadano de un gobierno multicolor, formado por 5 partidos (quedan solo 4) donde el eje del bloque está formado por los dos partidos más antiguos del mundo, como alternativa simultánea, nacieron juntos en 1836 hace 188 años y gobernaron más de 180 años enfrentados y disputando. Ahora son parte esencial del mismo bloque conservador.
Desde el derrumbe económico y social del 2002 y 2003 que hundió al Partido Colorado - el que gobernó por lejos más años en el Uruguay- este se precipitó al tercer lugar y emergió el Partido Nacional como la guía de la derecha uruguaya, encabezado a su vez por una nueva corriente, no es ni la ultra derecha del general Aguerrondo, ni el progresismo de Wilson Ferreira y se devoró la derecha tradicional del herrerismo. Es el lacallismo, por el papel que juega como principal y diríamos casi único capital político de ese partido, el actual presidente Luis Alberto Lacalle.
Estas elecciones tienen otra particularidad que me impulsaron a esta reflexión. En varios gobiernos democráticos del país, hubieron escándalos, procesos judiciales, inmoralidades, incluso en gobiernos de izquierda, aunque uno de los mensajes principales del Frente Amplio fue la lucha contra el acomodo y la inmoralidad. Pero por cantidad, secuencia ininterrumpida, gravedad institucional de los escándalos, este es el gobierno más corrupto de la historia nacional.
Otro elemento a considerar es que la generación de los principales dirigentes de la izquierda, tanto desde el punto de vista intelectual, como político o desapareció por razones biológicas o están relativamente retirados, no ocupan los primeros lugares, tanto los candidatos de la fórmula principal, como los dirigentes sectoriales se han renovado. Es muy similar la situación en los partidos tradicionales, blancos y colorados.
Son elecciones distintas, aunque la disputa sea siempre la misma, dos bloques, que se han consolidado como tales, uno de izquierda progresista y democrática y otro de derecha, democrática y con algún matiz de centro.
Los resultados económicos, sociales, institucionales, de los niveles de la libertad, por ejemplo de prensa han retrocedido en todos los planos. Las cifras son inapelables. No es un derrumbe (excepto en la moralidad) pero la política económica, social, laboral, educativa, de la salud, a nivel internacional, ha sido del bloque dominante y ha favorecido claramente al enriquecimiento de los más ricos y al empobrecimiento de la gran mayoría de la población, en especial de los niños, con el 20% de pobreza.
El oficialismo justifica todo por la pandemia.
Por eso elegir la alternativa en serio, es decir no imágenes, recuerdos, tremolar de banderas, cantos y emociones, no alcanza, al menos para mí, tuve que pensarlo muy bien y además de mi profundo rechazo por este gobierno, debía encontrar razones positivas y sobre todo correcciones en el rumbo del último periodo del gobierno de izquierda, no declamaciones autocríticas, sino realmente una mirada hacia el futuro para cambiar más profundamente, para superar errores y para responder a graves problemas nuevos en el mundo, la región y en nuestro país. No quería elegir por descarte.
Busqué tanto en agrupaciones políticas, pero sobre todo en personalidades, en dirigentes, asumiendo que hoy son un factor fundamental para definir el rumbo, para triunfar o para perder las elecciones y peor todavía la identidad de la izquierda. Fue una decisión muy pensada y resuelta luego de un detallado análisis.
Nunca había hablado ni conocía a Yamandú Orsi, se puede decir que conocía su partido de pertenencia, el MPP, su cargo como Intendente de Canelones y poco más.
Tuve tiempo de buscar, de analizar, de seguir las diferentes opciones y hace tres años me decidí claramente por Orsi. Y desde ese día me puse a militar y ahora apoyo su campaña, como lo apoyé en las elecciones internas.
Tuve varias conversaciones con él en Canelones y como tengo bastante más años, más experiencia y maldad -, hurgué a fondo para tratar de conocerlo y no solo políticamente.
Luego revisé prolijamente la Intendencia de Canelones, desde que el era el segundo de Marcos Carámbula y sobre todo estos dos últimos periodos de gobierno departamental, no solo las encuestas que le daban siempre muy bien y le siguen dando como el intendente con el mayor saldo positivo de apoyo a su gestión, sino conversando como mucha gente del departamento.
Siempre lo hice en víspera de campañas anteriores. Funcionarios de la intendencia, jerarcas, habitantes de las diversas zonas del departamento, Ruta 5, Ruta 8, Santoral y Ciudad de la Costa.
En mis varias campañas electorales he conocido muchos dirigentes y aprendí a los golpes que es una tarea difícil e ingrata e importa mucho también la parte humana, la capacidad de sintonizar y ser amigo de los candidatos. Uno puede llevarse muchos revolcones, aunque el más importante siempre es el carácter político.
Me decidí por Orsi y mantengo mi decisión con entusiasmo porque fue un muy buen gobernante, serio, con resultados muy visibles para su pueblo, con planes, sin favoritismo para sus partidarios y cuando había que demostrarlo lo demostró y honesto, en 20 años de gobernar el segundo departamento del Uruguay no tiene cola de paja por nada. Y lo demuestra. Y para el nuevo gobierno es muy importante, el país debe recuperar su extrema sensibilidad por la honestidad y la moralidad.
Tiene su origen político, pero es capaz de representar sensibilidades muy amplias, las que se necesitan para ganar y sobre todo para cambiar más y mejor el Uruguay, lo demostró claramente en las elecciones internas. No es solo su discurso - que a veces para mi bronca contra los colorinches puede resultar insuficiente - sino porque es parte de una convicción profunda de lo que la gente siente. Le han hecho de las peores porquerías que se le puede hacer a una persona en una campaña electoral y la superó con firmeza y con inteligencia. Tenían que inventar a todo riesgo y por cualquier vía para golpear su imagen de rectitud.
Orsi no posa para convocar votantes con voluntad de unir al país, lo hace desde el fondo de sus convicciones, lo pueden atestiguar propios y contrarios del departamento de Canelones y del Congreso de Intendentes.
No es un gran orador, sobre todo en una izquierda que tuvo oradores impresionantes, en casi todos sus partidos. Pero ha ido avanzando y uno de los puntos de fuerza de nuestra campaña electoral, seguramente la principal, es la gira por todo el país de la formula, por capitales, ciudades y pueblos. La gente lo siente próximo, creíble y constructor. Y eso hoy cuando el oficialismo lo único que tiene son diatribas contra el FA a pesar de que fueron ellos que gobernaron, Orsi es un capital político muy importante.
Necesitamos "aradores" mucho más que "oradores" y Orsi es un gran hacedor y arador y lo demostró en 20 años a partir de una intendencia fundida que les dejó el colorado Tabaré Hackenbruch.
No es un dirigente del viejo estilo, es la respuesta de la izquierda a este nuevo tiempo, también debemos asumir que en todos los grupos políticos no hay más dirigentes de la vieja época en los primeros planos. No quiero recurrir a nombres. Y también asumo que tendremos que hacer en el Frente Amplio un esfuerzo actualizado, permanente y muy inteligente para formar cuadros, para crear las condiciones de debate, de elaboración, de estudio de más estrecho relacionamiento con los intelectuales y con la academia para producir un salto de calidad general. Los temas, los problemas y exigencias de este nuevo tiempo, son mucho mayores, nuevos, más complejos y necesitamos dirigentes a esa altura.
Yo el 27 de octubre voy a ir a votar con convencimiento y con esperanza bien fundada a Yamandú Orsi como nuevo presidente de izquierda y progresista de todos los uruguayos.
Esteban Valenti.
Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias).