La amenazante losa de cristal

Esteban Valenti

13.01.2025

¿Tengo derecho a opinar cuando un gran equipo de mis compañeros se apresta a iniciar cinco años de gobierno, en aspectos fundamentales, económicos, sociales, morales, de seguridad pública, de relaciones internacionales, en la educación y en la salud, con transformaciones importantes?

Es una pregunta que me he formulado muchas veces y la respuesta está a la vista, también la labor de opinar, de analizar, de estudiar sin ocupar posiciones de poder, es importante, es necesaria. De una u otra manera lo ejercemos la mayoría de los ciudadanos y en particular los de izquierda, los que votamos el futuro gobierno.

El tema de esta columna tiene directa relación con lo que esperamos y necesitamos para un nuevo periodo histórico. Lo fundamental es fijarnos claramente las metas principales y no la suma de pequeños y medianos ajustes. Es posible que para ello se necesiten más de 5 años, pero el rumbo debe verse desde el inicio. Y los resultados también.

En los primeros 15 años de gobierno en Uruguay, la izquierda produjo en aspectos muy importantes cambios profundos y en serio, no todos iguales en los tres gobiernos, también cometimos errores de voluntarismo y de los otros.

La demostración que aprendimos no depende de los discursos electorales sino de los hechos concretos y su impacto en la vida nacional del futuro gobierno.

Queremos y necesitamos un salto en el crecimiento económico y social del país y no subir algunos escalones con más justicia social. Es cierto que la izquierda uruguaya demostró que la economía, en lugar de ser un fracaso previsible y notorio, puede ser su principal palanca de cambio. La economía política.

Creo, analizando tanto los 15 años de gobiernos de izquierda, como incluso los 5 años de gobiernos de derecha, que el Uruguay desde los años 50 tiene una gruesa losa de cristal que nos impide dar el salto, salir de la ascensión peldaño a peldaño para quedar siempre un poquito más arriba y a veces más abajo. Ser una sociedad de equidad y  desarrollo, con avances importantes, y eso no se logra manejando prolijamente la macroeconomía. El mayor peligro es asumir esa losa como algo infranqueable, inexorable.

No es una losa simple, su composición se fue estructurando a lo largo de los años y también, aunque parezca mentira por el contagio de otras realidades nacionales. En muchos aspectos nos integramos de la peor manera.

Primero hay que registrar la contradicción estable con algunos retoques tecnológicos entre el Estado como gran instrumento para trazar políticas estratégicas, prioridades sociales, distribución de la riqueza de manera más justa, que nos viene desde principio del siglo pasado y en el caso de la educación incluso de antes, y es genéticamente bien uruguaya y por otro lado el Estado, la cantidad de organismos que crecen en número y en funcionarios que hace todo más lento más pesado, más difícil. Tanto a nivel nacional como a nivel departamental al que agregamos últimamente el nivel  municipal.

Somos un país repleto, desbordante de trámites al que se agrega nuestra vocación por dejar todo para último momento. Mejoramos algo con el gobierno electrónico, pero no cambiamos el fondo, ahora pasa por una web, por un sistema electrónico, pero el fondo sigue siendo el mismo cientos de trámites, creados para mantener una supuesta institucionalidad, pero en realidad para darle contenido a una enorme máquina humana, de automotores, de equipos, de sellos, de sillones en diversos niveles.

La burocracia es una palabra muy cruel, es la denominación de personas, de estructuras necesarias, y simultáneamente es una máquina intocable, que solo se puede maquillar.

El último ejemplo fue la facturación electrónicas obligatoria, una tortura en varios pasos para inscribirse electrónicamente aún aquellas empresas que nunca emitieron una factura. Una tortura.

Podríamos tomar varios ejemplos, pero en la única zona donde redujimos controles, sellos, autorizaciones fue en el manejo del dinero, en los montos ridículos en el control del dinero por parte del Banco Central, es decir el lavado de activos o directamente para ofrecer especulaciones financieras con ganado, sin ningún control. Ahora todos los días explotan nuevos escándalos. República Ganadera incluye 1400 damnificados, por decenas de millones de dólares que deberán esperar 12 años para recuperar su dinero. Y no lo recuperarán. Y en el gobierno a nadie se le mueve un pelo y la historia recién comienza.

Estamos tapados de trámites, pero un gobierno puede entregar el monopolio del movimiento de contenedores del puerto de Montevideo por 60 años (12 gobiernos sucesivos) sin cumplir lo que establece la Ley de puertos explícitamente, el pronunciamiento de todo el directorio de la Administración Nacional de Puertos y como lo reconoce cándidamente la fiscalía que enterró todo.

Hasta que no se produzca una revisión crítica de todo el funcionamiento del Estado, nacional, departamental y municipal, no comenzaremos a resquebrajar la losa de cristal y no lograremos crecer al ritmo que necesitamos y por lo tanto a distribuir como merecemos. COSAS CONCRETAS REVISAR TODOS LOS TRAMITES, REDUCIRLOS, HACERLOS EXIGENTES PARA CONTROLAR EL MANEJO DE LOS DINEROS Y LAS COSAS PÚBLICAS.

Hasta que no desterremos el amiguismo, el nepotismo, el acomodo tampoco podremos romper las amarras que nos sujetan para crecer, para progresar.

Y eso vale también y con una fuerza especial para la izquierda, casi nos hundimos en un pantano por atornillarnos a los asientos, no solo en lo material, sino en algo mucho pero, en el alma, en la mentalidad, en la comodidad, en la burocratización por encima de todo.

Comencemos por este primer elemento clave de la losa, el más difícil de atacar y de romper, porque hay décadas civiles y militares sumadas y apenas rozamos las peores tradiciones borbónicas del Estado.

No hay nada más contrario, más enemigo de una justa distribución de la riqueza y de la libertad, de la democracia, que la hipertrofia y la deformación de la burocracia. No podemos escudarnos en los funcionarios públicos a todos los niveles, sino afrontar la avalancha de trámites, de cargos, de estructuras que nos frenan y nos corrompen los impulsos transformadores.

Esteban Valenti
2025-01-13T06:42:00

Esteban Valenti.

Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias).