Fernando González Caussade

17.07.2024

Maracaná: Un año más para el recuerdo

 

Aquél monstruo enfurecido de doscientas mil bocas, bramaba con ira desde las tribunas, recorría toda la cancha, queriéndose tragar a aquellos valientes y osados once hombres vestidos de celeste. El enorme estadio aguardaba ansioso la celebración.

La fiesta estaba preparada y todo estaba listo para dar rienda suelta a la alegría. Samba y cerveza correrían a raudales por todo Río. Nada podía salir mal. A quién se le iba a ocurrir lo contrario. 

A los norteños les bastaba con un empate para ser campeones del mundo. Pero a veces no todo sale como se piensa o se imagina.

Se dio lo inesperado. Lo que nadie creía y ninguno quería que ocurriera. A doce minutos del final se da esa loca carrera de Alcides por la punta derecha. Las doscientas mil almas que miran sin querer mirar. Parece que el tiempo se detuviera paralizando las miradas de aquellos que siguen petrificados al veloz y diminuto puntero. El tiro mortal, milimétrico, decidido al primer palo de Barbosa que se jugó al centro, dejando abierta una luz apenas, y fue allí que el remate del oriental se cuela rasante besando la red del arco de Brasil clavando el balón como una daga mortal que hizo pedazos la algarabía que por unos pocos minutos nunca pudo ser y sellar definitivamente la suerte de la canarinha, convirtiendo la anticipada fiesta en una verdadera y terrible tragedia nacional.

Los pronósticos de aquella final volaron por los aires, hecho trizas en millones de pedazos, como los sueños de todos los Brasileños.

Proeza, milagro o suerte divina. Vaya uno a saber.

El partido que termina. La pesadilla que envuelve a todo un pueblo que llora la derrota. Nadie da crédito a lo que ocurre. Ni siquiera Jules Rimet que no sabe que hacer con la copa entre sus manos, la que fue arrebatada por el Negro Jefe, capitán de la selección.

Porque Uruguay era Campeón del Mundo. Y a decir verdad nunca más, pese a los 74 años transcurridos, el mundo ha visto y verá jamás tamaña hazaña alcanzada esa tarde por aquel puñado de hombres vestidos de color celeste.

¡Nunca más!

Mi abrazo emocionado con el responsable de silenciar aquella bestia de más de doscientas mil gargantas.

Una foto para la posteridad y que siempre recordaré.

¡Gracias Alcides!

Fernando Gonzalez Caussadees Docente y Periodista. Trabajó en Torneos y Competencias, radios Sport 890, CX 30 Radio Nacional y CX 22 Universal.


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2024-07-17T05:52:00

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