Francisco I, el Reformador. Federico Fasano Mertens

24.04.2025

Desde que Pedro en el año 30 asumió hace 1995 años el primer Papado cristiano de la historia, no hubo un Jefe de la Iglesia Católica más reformador social que el Papa de los pobres, Francisco I.

Fue el que más se acercó a la a la implantación en el mundo real, del Sermón de la Montaña, esa pieza magistral del hijo del Nazareno, que puso de cabeza la filosofía humana de la época, solo comparable por sus efectos con el Manifiesto de Marx y Engels de 1848.


De los 266 papados, el de Francisco fue el mayor reformador de la Iglesia y su compromiso social con los sometidos y alienados, no solo hundió sus semillas en los 1.406 millones de católicos que lo seguían, sino en todas las culturas religiosas, agnósticas y ateas solidarias con los desposeídos.


En la historia de los papados, solo encontré un puñado de nombres que pueden acercarse a su conducción. En la antigüedad destaco a Pedro y algunos de los primeros Papas que conservaron el espíritu comunitario del cristianismo primitivo hasta la época de Constantino donde comenzó a corromperse.

En la modernidad solo encuentro cercanías reformistas con Francisco, en los papados de León XIII con su revolucionaria Rerum Novarum y Juan XXIII, el Papa bueno, otro de los que se arriesgó a dar el golpe de timón que necesitaba el catolicismo alejado de la humildad evangélica.


Las fuerzas religiosas, sociales y políticas que luchan por un mundo mejor, sin dominadores y dominados, han perdido a un militante imprescindible.

 

Federico Fasano Mertens

Columnistas
2025-04-24T10:08:00

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