Felipe querido
Ismael Blanco
19.04.2023
Felipe querido compañero, hermano del alma: en estas horas tan inexplicables y tan absurdas que difícil decir algo...
Hoy para quienes te queremos no es un día más, es un día de esos donde se siente el golpe agudo en el bajo vientre y donde lo incomprensible se presenta repetidamente.
Los recuerdos confluyen como tromba en estas horas previas a la aciaga jornada. Bien sabes que antes de estas ciertas circunstancias, abril se nos presentaba como el mes de lluvias; de la anunciación del otoño; de la preparación de los cursos de Facultad y en general del comienzo de lo planificado a realizar en cada año... todo estaba pulcramente ordenado, proyectado y estructurado; es que nada te gustaba dejarlo al azar.
Aunque más, ya ves, lo absurdo, las desventura y la traicionera eventualidad todo lo puede arrebatar.
Quiero decirte que cada vez que hablo de ti, aún con las personas que te conocieran poco o casi nada, todas lo hacen con unánime respeto y cariño. En un rato mis rosas rojas serán mi forma de homenajearte en el espacio que se nos da a los humanos para recordar a sus seres más queridos.
No obstante te he soñado y en más de una oportunidad, te hallaba lleno de vida; invicto y victorioso, hasta te recriminaba esto de habernos dado un susto, y que te dejaras de macanas.
En esos sueños volvíamos abrazarnos, con esa profundidad tan cálida y tierna como se abrazan los hermanos, como aquella última vez en San José y Zelmar Michelini (vaya paradoja) en que aun siento en mi mano la sensación cuando te palmee el pecho, como queriendo abrazarte el corazón y nos despedimos sin saber que ese sería nuestro último abrazo.
Dr. Ismael Blanco
