Jaime Secco

13.10.2023

Gaza, de los juicios morales a análisis político

 

Los atroces ataques de Hamas del sábado 7 de octubre han desencadenado todo tipo de reacciones, algunas aparentemente opuestas, cuando parecería que no puede haber dos opiniones. Creo que ante la urgencia, se han confundido planos de análisis, y cosas diferentes se presentan como discrepancias.

El ejercicio interesa, no sólo para el caso, cuyas consecuencias se extenderán por décadas, sino para prácticamente cualquier situación con un grado suficiente de complejidad. Por lo tanto, si bien se citan hechos, no debe leerse esto como una explicación acabada de lo que pasó, porque estamos lejos, pero sobre todo porque hay muchas cosas no explicadas y mucha fake news circulando.

Mezquindades y sentimientos

Descartemos los intentos de uso deleznable de los hechos. Como intentar vincular a Hamas con la izquierda, cuando fue creado con beneplácito y hasta financiación del Estado de Israel porque, en ese momento, su posición religiosa se oponía a los partidos laicos de izquierda palestina, como Al Fatah y el FPLP. 

En cambio, tenemos que respetar los sentimientos distintos que a distintas personas le causan las agresiones a quienes consideran su gente. En una de sus películas, el personaje de Wody Allen afirma más o menos que si un automóvil mata a una persona en un accidente no se siente peor si ella es judía que si no. Pero comprendemos que ese humanismo universal no es un sentimiento generalizado. Discutir sentimientos de duelo es sencillamente aborrecible.

El consuelo de la ética

Una primera mirada, hija de la indignación, fue la condena ética, que ninguna otra consideración ensombrece. Ni siquiera los hechos de las fuerzas contrarias. No me cabe en la imaginación que alguien considere que hay algún tipo de disculpa a la masacre de los asistentes de un recital de música o entrar casa por casa para matar a sus moradores. 

Además, aquí ya entran las fake news, aunque para lo que analizamos, es anecdótico. Se dijo que lo primero que muere al comenzar una guerra es la verdad. El bueno de Joe Biden declaró que nunca pensó que iba a ver, como vio, fotos de bebes degollados. La Casa Blanca tuvo que salir al día siguiente a aclarar que ni él ni nadie las había visto. 

El problema de quedarse en el plano de la condena moral es, a la vez, que parece demasiado sencillo, es demasiado resbaloso y no ayuda a entender. Nos colocamos en el altar de los justos y repartimos nota sin mayor dificultad, confirmando con ello nuestra bondad. A lo sumo eligiendo una de las definiciones de "terrorismo" o citando al derecho de guerra para despachar la situación rápidamente.

Pero, por ejemplo, el jueves anterior, un estudiante palestino fue asesinado en Huwara, Cisjordania, por colonos judíos de un asentamiento ilegal que realizaban una asonada en la aldea, informó Reuters. Otra versión sostiene que el disparo provino del ejército Israelí. El viernes, durante su sepelio, 51 palestinos resultaron heridos en la localidad. Claro que 800 es más que uno, pero, ¿quién es el que se anima a decir que la vida de este joven vale menos? Y luego del ataque de Hamás, Israel comenzó a barrer barrios enteros de Gaza para igualar la cifra de muertos. Al punto que nada menos que la OTAN pidió sensatez y "proporcionalidad (?)". 

¿Qué le queda hacer a los puros de la ética? ¿Declarar empate? ¿Emitir, ante cada hecho, una ametralladora de juicios definitivos con valor de verdades universales?

La historia

Más productivo es un enfoque que analice la situación y permita comprender las fuerzas en juego. Llamo eso historia, aquí, refiriéndome no al pasado sino, como los filósofos alemanes, a los motores de la vida social. Esto, por supuesto, no debe confundirse con una aceptación de las acciones que se analizan. José Pedro Barrán declaró alguna vez que, cuando empezó a escribir con Benjamín Nahoum: "estudiábamos la historia para buscar culpables".

No son fuerzas actuantes, salvo como herramientas ideológicas, las disputas sobre la antigüedad. Discusiones sobre que los israelitas fueron expulsados por los romanos y tienen derecho a retomar su tierra no tiene validez jurídica. Judea nunca quedó despoblada. Los israelitas habían conquistado Canaan matando a sus habitantes aldea por aldea, como dice una y otra vez con expresiones parecidas la versión israelita nazarena del Libro de Josué, de la Biblia: "Exterminaron todo lo que había en la ciudad con la espada: hombre, mujer, joven y viejo, buey y oveja y asno." O que quizá los judíos asquenazíes descienden de los jázaros turanios. Son de interés para los historiadores, pero de ellas no se derivan derechos. Menos si se discute que sobre la posesión de las Malvinas la única voz válida es la de los kelpers.

El Estado de Israel fue uno de los últimos episodios del colonialismo europeo. La culpa por el generalizado antisemitismo cuyo pico más tremendo fue el asesinato sistemático por parte de los nazis, impulsó a compensarlos con un lugar -mejor si un poco alejado-, aunque fuera tierra habitada. La novedad fue la sanción de las flamantes Naciones Unidas, donde el voto uruguayo, se sabe, fue decisivo. Y salió mal. Casi de inmediato los árabes despojados lucharon para recuperar su soberanía y los colonos israelíes por extender su territorio, todo en medio de una Guerra Fría. Hasta hoy, con estado de guerra permanente y campos de refugiados sin esperanza, generación tras generación., desestabilizando desde Marruecos hasta la frontera china.

La lógica de estos conflictos es que precisan radicalizarse. Así, en cada episodio se fortalecen las alas más extremas de cada bando. Hoy, Yasir Arafat y Ariel Sharon son añorados como hombres de paz. El proceso funciona a la inversa. los líderes ganan con los episodios violentos. 

Esta es una de las razones por las que ni los pronunciamientos de las Naciones Unidas ni los acuerdos insatisfactorios trabajosamente logrados pudieron avanzar hacia una solución de paz. Con el ingreso de miles de judíos de la ex Unión Soviética, aumentó la presión para tomar más tierras árabes en lo que habían sido territorios sirios y jordanos. Quien tomara esa bandera ganaría electores de la derecha. 

Puede suponerse que Benjamín Netanyahu sufrió un golpe como experto en defensa cuando los famosos servicios de inteligencia israelitas no previeron una operación en la que participaron centenares de combatientes ni respondieron durante horas a un ingreso de tropas. Uno de los misterios cuyas explicaciones no resultan satisfactorias. Pero llevaba más de medio año soportando protestas por su intento de menoscabar al Poder Judicial y ahora, de la noche a la mañana logró liderar un gobierno de unidad nacional.

Por el otro lado, Hamás tenía urgencia para detener el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Israel y Arabia Saudita, que en caso de concretarse sumiría a los palestinos en la irrelevancia. Lo lograron con su bestialidad. Además, se volvieron a poner como líderes ante Al Fatah, Hezbolah y otros partidos. Y pisó fuerte en una serie de pequeños grupos nuevos de jóvenes que -acosados- hacen la guerra en pequeñas bandas porque ninguno de los partidos tradicionales los representa.

Las intenciones, ¿una salida?

No se puede decir que no les importe los sufrimientos de su propio pueblo, pero seguramente si, que no les importa el de sus enemigos. 

Esto integra un último plano de análisis que tiene que ver con el futuro. Porque las fuerzas sociales no determinan la acción de los dirigentes ni los exime de culpa. La frustración de los desplazados de Cisjordania y los dos millones presos al aire libre en Gaza, la ira de los israelitas ante las matanzas, no determinan ni las respuestas ni la estrategia, las intenciones y objetivos de sus dirigentes.

Y es eso lo que sería importante saber. Es obvio que Hamas no podía pretender más que un sacudón. Por otro lado, muchos analistas creen que Israel puede acabar con Hamás, pero no terminar el conflicto. 

¿Entonces? 

Porque lo que importa sería encontrar las fuerzas sociales capaces de romper el círculo vicioso y permitan a las grandes mayorías vivir más o menos en paz, aunque los resquemores duren generaciones. Y no parecen estar a la vista. 

Foto: Bombardeo de gaza por Israel / AP / Sputnik 

Jaime Secco
2023-10-13T03:27:00

Jaime Secco

UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias