Jaime Secco
23.10.2024
Miguel Carrió
Este lunes murió el economista Miguel Carrió. Una de los añadidos del periodismo es conocer y tratar a personas interesantes. Pero Miguel jugaba en otra liga.
A poco de nacer el diario La Hora, en 1984, en un apartamento donde trabajábamos como cuarenta y siempre había como cuarenta personas más trayendo información o pidiendo cosas, un día vi a Pedro Cribari, el secretario de redacción, hablando con alguien.
Al rato me dijo que lo había contratado. Había aprobado la mayor parte de los estudios de Economía y se precisaba alguien que entendiera algo. Pero lo que lo decidió fue que le pidió sobre el pique una nota sobre un tema del momento y le había contestado: "¿Para cuándo lo querés?". Eso era inapreciable en ese caos que terminábamos de cerrar recién a medianoche, con suerte.
Ya mudados a un local más grande, Miguel se ocupaba de los temas económicos y redactaba notas editoriales. Un día fue él quien me dijo que había contratado a una joven que -le había pedido una escolaridad- se había recibido aprobando todas las materias con matiz de sobresaliente. Con Sylvia Amado ya había una verdadera sección de Economía y, poco después, había una red de economistas venían, se reunían, conversaban, colaboraban. A veces por temas no periodísticos, de asesoramiento a sindicatos.
Hacia 1987, además de las editoriales e informaciones económicas, editaban un suplemento semanal de Economía y escribía todos los días una nota extensa de contratapa. Pensé que daban trabajo, pero no más. Hasta que un día, no sé de qué hablábamos, agarró una colección que estaba sobre la mesa, con los diarios del mes atados con una piola. Empezó a pasar los números. "Esta nota sobre el precio del hierro de construcción lo escribí para avisarle a los del Sunca que puede pasar tal cosa y tendrían que apurar tal convenio". "Esta sobre transformar las cooperativas de ahorro y crédito en bancos, para que lo lean los del Partido por el Gobierno del Pueblo, porque ese día se reunía la bancada para tomar posición". "Esta otra..." Cada informe, cada día del mes, tenía un destinatario y un cúmulo contundente de datos que no sé cómo tenía tiempo de reunir. No había Internet.
Tuvo tiempo, además, para terminar las materias que le faltaban para recibirse y para escribir un informe demoledor sobre los negociados de la dictadura: el libro País vaciado. Cuya investigación, que incluyó fuentes militares y beneficiarios de los desfalcos, daría para otro a columna.
Como se sabe, el Partido Comunista tuvo una crisis al comenzar la siguiente década, escaseó el dinero y el diario entró en crisis. Encargaron a Miguel de la dirección del diario, que piloteó a lo que hoy se diría un aterrizaje suave.
Entretanto, todo ese tiempo seguía asesorando al PIT-CNT y a algunos gremios en particular. Participó siempre en negociaciones de Consejos de Salarios y en los primeros acuerdos que incluyeron cláusulas de productividad, lo que había sido mala palabra en el medio sindical porque se la asociaba a la caricatura de Chaplin en Tiempos Modernos.
Se encargó luego de salvar o ayudar a aterrizar suavemente otra serie de empresas, por ejemplo, una mutualista. Por distintas fuentes uno se enteraba de su vida y trabajo profesional. Pero no volvimos a trabajar juntos.
Uruguay ha quedado un poco más vaciado sin Miguel.
Jaime Secco
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias