Ahora desde un solo Uruguay. (Abordando eso gris, que parece la teoría)
Jorge Aniceto Molinari
18.07.2023
En “un solo Uruguay”(1) se conjugan sectores de la economía, apretados entre distintos actores de mayor dimensión económica.
El aparato del Estado es uno de ellos, tal vez el más visible, pero no el más importante, todos deben ser atendidos y analizados para que en el accionar gremial y político se logren beneficios para todos.
Empecemos por el financiero, que no es solo a través de un banco sino en todos los elementos de la producción que deben ser financiados y muchos de ellos aparecen enganchados a ese entramado en cada una de las etapas de la producción.
Los impuestos constituyen además una carga que ese propio mundo financiero empuja eludir con actividades en negro. En esto juega un rol fundamental el tamaño de la explotación, que es uno de los factores de presión del gran productor sobre el chico.
El Estado puede mejorar sustancialmente su intervención, concentrando y agilitando servicios, pero para ello hay que terminar y sustituir el actual sistema impositivo, así como la existencia de dos monedas diferentes, una para los grandes dueños de la producción y la otra para ajustar los ingresos en salarios y pensiones.
Todos comprendemos que una menor intervención del Estado en las actuales circunstancias, no mejora la rentabilidad de la pequeña producción sino que facilita que esta sea mejor manejada por los grandes productores. En el acceso a la tecnología esto se ve con total claridad.
Cuando señalamos que los impuestos se deben cobrar sobre las transacciones financieras apuntamos a la justicia del sistema tributario, porque es ahí donde se miden las diferencias en las capacidades financieras.
La forma de lograr esta forma impositiva no requiere ningún desarrollo extra del Estado, basta con imponer por ley, que ningúna transacción sea válida sino está debidamente registrada donde la sociedad democráticamente lo determine.
Eliminar los impuestos al consumo, los salarios y las pensiones, significa no solo un alivio sino una posibilidad real de disponer de mejor manera de los recursos del Estado.
El sistema económico que agobia al pequeño empresario, productor o comerciante es impuesto internacionalmente por los lineamientos del Fondo Monetario Internacional; nosotros no decimos fuera el Fondo, si decimos que son necesarias reglas internacionales como la moneda única y el sistema impositivo aplicado sobre la circulación del dinero que deben ser aplicadas por ese organismo, utilizado para beneficio de la gente y no contra la gente como se le utiliza ahora. No puede ser el movimiento Un solo Uruguay enemigo de los intereses populares y para eso es necesario articular un programa con estos elementos centrales: la moneda y los impuestos.
A partir de ello si racionalizar el funcionamiento del Estado. Hoy en la moneda y los impuestos el Estado dilapida recursos, y beneficia a sectores de la economía que especulan con lo que son las lacras sociales en materia de drogas y juegos.
La falta de trabajo bien remunerado estimula todo esto, y un movimiento con el que estamos analizando, que realiza y da trabajo a un gran sector de la población, tiene que ser atendido por los poderes del Estado, lo que no quiere decir aceptar todas sus propuestas, algunas de las cuales pueden ser utilizadas precisamente por los sectores que especulan con los grandes capitales.
Cuando el Estado "deja hacer" y desde el Banco República - su división que atiende al agro- así como de las posibilidades que puede abordar el Banco de Seguros, incluso desde el MIDES o del Ministerio de trabajo, solo se ven en emergencias pero no en el papel de impulsar una organización de este tipo de emprendimientos, asumiendo esta práctica como política de Estado, que si ocurre con sectores importantes del sistema cooperativo.
Esto se ve claramente en la introducción de tecnología, donde los grandes emprendimientos pueden abordar rápidamente y con sus propios instrumentos de financiación.
Es entonces el Estado a través de la política que debe cambiar esto, instrumentando un programa de interés general frente al interés meramente financiero, que hoy predomina.
Es común decir el grande se come al chico, parece que la lógica de la economía eso indica.
Esto obliga a encarar el problema en toda su profundidad, la tecnología corre aplicando esa misma lógica; es la política la encargada nacional e internacionalmente de instrumentar políticas que atiendan las necesidades humanas. Dos instrumentos son esenciales para encarar el problema: la moneda única y universal y los impuestos aplicados sobre la circulación del dinero.
Por lo que es nuestra experiencia sabemos que en este movimiento no solo no se ve de esta manera sino que por ahora nadie se los ha planteado, y eso es grave sobre todo para la izquierda.
(1) El movimiento se autodefine como gremial, político, aspirando representar a todos los sectores que están en su condición de pequeños y medianos emprendimientos empresariales.
Jorge Aniceto Molinari
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias