La conferencia de Ramstein y la guerra de Estados Unidos
Jorge Jouroff
03.05.2022
La última semana de abril se llevó a cabo en la ciudad alemana de Ramstein una conferencia, presidida por Estados Unidos en su base militar, con la participación de delegados de la OTAN y de países no europeos, como veremos más adelante. El tema es una nueva escalada de la guerra de Ucrania, que compromete aún más la política exterior alemana y europea en las maniobras de Estados Unidos para apoyar a Ucrania y continuar la guerra.
Ramstein no es una ciudad cualquiera de Alemania. En ella se aloja la mayor base aérea de Estados Unidos en Europa. Dependiendo de cómo se la mire, para algunos es algo así como Estados Unidos en formato de bolsillo y, para otros, es el centro de la guerra global de drones de ese país. Durante años, la existencia de la base militar de Ramstein ha generado críticas en Alemania. Para este 26 de abril, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Llyod Austin, invitó a representantes de la OTAN a la base militar estadounidense para discutir, entre otras cosas, las entregas de armas a Ucrania.
Pero antes de entrar en el tema, convienen unas palabras sobre la base militar misma, para comprender su importancia en el despliegue militar de Estados Unidos en Europa. Ramstein es parte de un conjunto de más de 20 bases militares estadounidenses en Alemania, siendo la base europea más importante para el transporte aéreo de las fuerzas norteamericanas así como de otros países que también, en virtud de los acuerdos militares, tienen tropas estacionadas. Como aeropuerto de transporte, la Base Aérea de Ramstein sirve hoy de centro logístico para las Fuerzas Armadas estadounidenses. Por ejemplo, durante la evacuación de Afganistán, en el verano de 2021, unas 7.000 personas fueron trasladadas inicialmente a Ramstein. Además del aeródromo, en la base se encuentran los cuarteles generales de la Fuerzas Aérea estadounidense en Europa y África, así como otras oficinas de coordinación.
En la región se encuentran otros cuarteles, depósitos de municiones e instalaciones médicas, incluido el Centro Médico Regional de Landstuhl, el mayor hospital del Ejército estadounidense fuera de Estados Unidos. La base tiene una extensión de 14 kilómetros cuadrados y emplea a más de 9.000 soldados estadounidenses.
La zona forma así la "Comunidad Militar de Kaiserslautern", donde habitan unos 53.000 estadounidenses, que prácticamente viven como en Estados Unidos; con sus propios centros comerciales e institutos. Viejo reclamo norteamericano, los militares estadounidenses gozan de inmunidad: las autoridades alemanas sólo pueden entrar en la base por medio de un permiso, y los propios Estados Unidos ejercen la jurisdicción penal en caso de delitos allí. En 2005, la fiscalía de Zweibrücken, jurisdicción de Ramstein, investigó el caso en que la CIA había secuestrado al imán Abu Omar en Milán y lo había llevado a una prisión de tortura en Egipto a través de la base militar de Alemania. Desde 2013, medios de comunicación alemanes han informado en detalle sobre el papel que desempeña la base aérea en la guerra global de drones de Estados Unidos. Entre 2004 y 2020, murieron entre 910 y 2200 civiles en más de 14.000 ataques de aviones no tripulados de Estados Unidos, según la Oficina de Periodismo de Investigación de Londres. El ejército estadounidense utiliza drones para atacar objetivos en Irak, Afganistán, Yemen, Pakistán y Somalia. Se la considera "la estación central de relevo para las misiones de eliminación". Los drones que sobrevuelan la zona de la misión se comunican vía satélite con la base en Alemania. Allí, la señal se amplifica y se envía a Estados Unidos a través de un cable de fibra óptica. Desde los puntos finales en Estados Unidos, se marcan los objetivos y se disparan los misiles de los drones. Pero más allá de lo anterior, la reunión importa por los participantes y los acuerdos alcanzados.
Quienes participaron
En territorio de jurisdicción estadounidense y bajo su comando, se dieron cita más de cuarenta países, de la OTAN y aliados. Los aliados son importantes porque muestran el enfrentamiento global y la planificación estratégica que significa esta guerra, que, repitámoslo una vez más, no es una guerra sólo de Rusia y Ucrania, sino que es parte del enfrentamiento global de Estados Unidos (y sus aliados) contra China y Rusia (y sus aliados). Un enfrentamiento que vemos como parte de la disputa por la hegemonía mundial y que seguramente tendrá otros episodios, en otros territorios, hasta que ésta se resuelva, de una forma o de otra. Acudieron países neutrales como Suecia y Finlandia. También aliados extra OTAN, como los ministros de Japón y Australia, países que además de su repentino fervor democrático son los más importantes aliados en la cuenca del pacífico. Australia tiene la base de Pine Gap, un centro de escuchas americano destinado principalmente a China, y que forma parte de un sistema de escuchas e imágenes más amplio conocido como "five eyes" y que, al igual que la red ECHELON, permite el control global de las interferencias electrónicas a Estados Unidos e Inglaterra. El año pasado, Estados Unidos firmó con Australia el tratado AUKUS, suministrando además a este país submarinos con armas de alcance medio arruinando así el negocio francés, y que comentáramos en su momento en una columna anterior. Japón ha sido su principal aliado, con una fuerza de autodefensa dependiente de Estados Unidos, pero ahora en pleno proceso de rearme. Los otros dos aliados de Estados Unidos en la zona, Corea del Sur y Filipinas, por ahora no han participado. En un arranque de sinceridad, el ex embajador americano en Ucrania entre 2003 y 2006, John Herbsty, hoy director del think tank Eurasia y el Consejo Atlántico con base en Washington, declaró en la prensa francesa su opinión de escalar el conflicto dotando incluso de aviones Mig a Ucrania y acusando a Francia de "timidez" y de "indecisión y lentitud a Alemania." Piensa necesario llevar a Putin a una trampa donde las fuerzas rusas se empantanen y causen una crisis al interior de Rusia, donde apuestan a una posible caída del gobierno. Demostrando estar en la misma línea el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin declaró que Estados Unidos moverá "cielo y tierra" para suministrar a Ucrania las armas que necesita, afirmando que "Ucrania está convencida de que puede ganar la guerra, y es lo que creemos todos los que estamos aquí".
Más cauto, el novel canciller alemán Scholz advirtió la semana pasada de que debe hacerse todo lo posible "para evitar una confrontación militar directa entre la OTAN y una superpotencia muy armada como Rusia, una potencia nuclear". Sin embargo, cediendo a las presiones, Alemania decidió vender a Ucrania tanques Leopard, y otro material de la Bundeswer. Los soldados ucranianos también reciben entrenamiento de artillería en Alemania, en cooperación con EE. UU.
Además, Ucrania puede comprar directamente a los fabricantes de armamento alemanes: "Ucrania pide y Alemania paga", dijo la ministra. Berlín anunció la cantidad de 2.000 millones de euros para la compra de material militar para Ucrania. Como se ve, los negocios prosperan: las potencias de la OTAN hacen pingües ganancias que pagan los ucranianos, y además renuevan su propio material, obviándose los costos de la deposición final. Lloyd Austin advirtió en la conferencia que más de 30 gobiernos han ofrecido ayuda militar a Ucrania por un total de 5.000 millones de dólares estadounidenses. Pensando incluso más lejos, en la conferencia no solo se abordó el tema de ayudar a Ucrania con armas, sino también de cómo garantizar la reconstrucción y la seguridad futura en dicho país. "Ucrania necesita hoy nuestra ayuda para ganar (la guerra) y necesitará nuestra ayuda después de que termine la guerra", dijo Austin.
Como siempre, la guerra es un gran negocio: se otorgan préstamos por armamento, que, gane o pierda, el país deberá reembolsar algún día, y luego se ayuda en la reconstrucción, donde el país sigue endeudándose, y además, con ese dinero, contrata empresas que participan de la reconstrucción. Como se ve, no hay ayuda desinteresada.
El material, sin embargo, no se maneja sólo: se necesitan hombres y una estrategia para usarlo. Quizás por esa razón aparecen en escena las empresas contratistas, empresas de mercenarios, como Black Water y otras que hace ya varios meses que Rusia viene denunciando que operan en Ucrania, mucho antes de que estallara el conflicto. Otro elemento de preocupación es la internalización de la guerra, con los llamados voluntarios: se informó también de la creación una brigada, con más de 3000 hombres, del grupo de los "lobos grises" de Turquía, grupo ultraderechista sindicado como responsable del tráfico de drogas en la región y que ya estaría operando. Ucrania ya tiene varios grupos neonazis en su territorio, con la svástica en la bandera y todo y seguramente los tanques alemanes en las estepas rusas no traigan buenos recuerdos de un pasado no tan lejano.
La respuesta rusa
Sea por la conferencia de Ramstein o no, en una reunión con los miembros del Consejo Legislativo, Putin afirmo que "Si alguien interviene en la situación en Ucrania desde el exterior, la respuesta será "rápida".
"Nuestra respuesta a los contraataques será relámpago. Tenemos herramientas que nadie más tiene y las usaremos; ya se han tomado todas las decisiones al respecto".
El mandatario ruso también reflexionó porque Occidente considera a Rusia como un peligro: "Un país tan independiente, grande y enorme [...] no es necesario, creen que es simplemente un peligro para ellos por su propia existencia", subrayando que es Occidente quien realmente "representa el peligro para todo el mundo".
Recordó, en este contexto, cómo los países occidentales alentaron a los terroristas en el Cáucaso Norte en los años 90 para "fomentar los movimientos separatistas" y al final "destruir" el país. Repasando la historia, Putin hizo referencia a "los planes bárbaros de los nazis para el pueblo soviético" al pretender "someter" a las personas "a condiciones de esclavitud" y eliminar a los que no pueden trabajar.
Al mismo tiempo, expresó que Ucrania fue empujada desde el exterior a enfrentarse con Rusia, y declaró que todos los objetivos de la operación especial militar se cumplirán, lo que garantizará la seguridad de Donbass, Crimea y toda Rusia.
Es en ese contexto que Serguéi Lavrov expresó que "se trata de evitar una tercera guerra mundial nuclear", un peligro que el ministro ruso volvió a tildar de "grave" y "real".
Jorge Jouroff
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias