El escenario del Pacífico

Jorge Jouroff

03.04.2024

Aunque la confrontación con Rusia en el teatro europeo lleva los titulares, Estados Unidos define como su principal adversario a China, que ahora está en alianza estratégica con Rusia. La mayor atención también aparece en prensa vinculada a la OTAN y la defensa europea, así como el conflicto con Ucrania que, a pesar de las declamaciones europeas sobre la ayuda, parece acercarse a su fin.

 

Sin embargo, otros movimientos se están produciendo en un teatro de la mayor importancia para Estados Unidos: el escenario del Indo-Pacífico y el tablero asiático.

 

 

La importancia de la OTAN

El fin de la segunda guerra mundial marcó también el inicio de la confrontación entre los dos grandes vencedores: Estados Unidos, liderando junto con Gran Bretaña por un lado y, por otro la Unión Soviética y los países del este de Europa. El precursor de la CIA, la Oficina de Asuntos Estratégicos (OSS) ya lo había previsto y estaba trabajando para ese momento, considerando que, una vez finalizada la guerra, la confrontación con la Unión Soviética era sólo cuestión de tiempo. Estados Unidos se plantea entonces consolidar sus posiciones en Europa y lanza el Plan Marshall, un plan para la reconstrucción del continente que, entre otras virtudes, la haría dependiente del los organismos de financiación americanos. El segundo paso fue, en palabras de Kissinger, lograr la sumisión de Alemania y su aceptación del nuevo orden mundial liderado por los Estados Unidos, que en ese momento formaron la República Federal con la  presencia de connotados miembros del régimen anterior, ahora aliados. La OTAN es la consecuencia militar de los hechos anteriores: la sumisión de Alemania a un nuevo orden regido por Norteamérica y el Plan Marshall. El enemigo principal estaba entonces claramente definido y era la Unión Soviética; por tanto, el escenario principal  era el teatro europeo. Con la caída de la Unión soviética, la OTAN se va reconvirtiendo; asume las "tareas extra OTAN" y con varias modificaciones, llega a la "nueva orientación estratégica", perdiendo su carácter exclusivamente europeo para llegar a  transformarse en una herramienta de la política exterior de Estados Unidos. De allí en más, Europa y la OTAN serían herramientas fundamentales del sistema de defensa americano. Hasta la llegada de Trump, dónde él y su grupo de poder cambian la definición de la amenaza principal y con ello su política de alianzas.

 

El teatro asiático

El triunfo de la revolución china marca un hito en la historia, pero en 1949 tenía demasiados problemas por delante como parra pretender contender con Estados Unidos; sin embargo, su potencial era enorme. Luego de más de setenta años del triunfo de la revolución, y habiendo pasado por décadas tumultuosas, China hoy emerge como el único país con capacidad de competir por la supremacía y la instauración de un nuevo orden mundial. Globalización mediante, supo reformular su economía y competir con Estados Unidos en su propio terreno. Para contrarrestar el creciente poderío económico de China, Estados Unidos parece estar dispuesto a arrastrar a occidente a una confrontación.

 

El despliegue de Estados Unidos en la cuenca del Pacífico

Con el objetivo declarado de aislar China, Estados Unidos ha  ido creando toda una serie de pactos militares y de inteligencia, sea en relaciones bilaterales o con grupos de países.  La flota del Pacífico, dependiente de la Armada, es el eje y el comando para operaciones navales en el Pacífico y cuenta su base principal en Pearl Harbor, y otra en San Diego. Tiene mando sobre la tercera y séptima flotas, contando con fuerzas aéreas, de superficie y submarinas. Además, posee autoridad sobre las comandancias navales de las fuerzas navales de Corea, Japón e islas Marianas.

Así como luego de finalizada la segunda guerra Estados Unidos se apoyó en Alemania para su juego en Europa, se apoyó en Japón para su juego en Asia. Los dos grandes enemigos de la segunda guerra mundial devinieron en sus aliados. En 1967, mientras comenzaba a perder la guerra de Vietnam crea la ASEAN, la asociación de naciones del sudeste asiático, y mantiene una base en las Filipinas, además de las fuerzas estacionadas en Corea (treinta bases militares con entre veinticinco y treinta mil soldados) y en Japón (ciento veinte bases con unos cincuenta y siete mil soldados), sumado al respaldo a Taiwán. Además, están los tratados militares y de inteligencia.

 

Los acuerdos de defensa

El quince de setiembre de 2021, el Presidente Biden con bombos y platillos anunciaba la creación del AUKUS, el acuerdo de defensa y seguridad entre Australia, Gran Bretaña y Estados Unidos para compartir "tecnología de defensa avanzada". Comprende aspectos tan sensibles como la inteligencia artificial, la computación cuántica o la ciberseguridad; pero lo que resuena más, a pesar de la importancia de esas áreas, ha sido la intención declarada de ayudar a Australia a desarrollar la tecnología necesaria para dotarse de un parque de submarinos de propulsión nuclear que le incluirán en el limitado y selecto club de naciones que disponen de esa capacidad. Es un pacto entre países angloparlantes con el fin declarado de constituir una base para controlar no sólo el Pacífico y China, sino también la cuenca del Indo Pacífico, otro punto clave en la estrategia americana que se complementa con la base de escuchas e inteligencia electrónica que Gran Bretaña y Estados Unidos ya poseen en Australia, la base Pine Gap. Esta base le permite monitorear las señales provenientes de China y la región y forma parte de un acuerdo más amplio conocido como Five eyes (cinco ojos), una serie de estaciones de vigilancia  satelital y de señales alrededor del mundo que permiten el monitoreo satelital y de señales nutriendo constantemente a Estados Unidos y sus aliados cercanos de inteligencia, que, una vez transformada en análisis, es vital para las decisiones políticas y el despliegue militar.

 

Cercar a China

Los civiles que diseñan la gran estrategia de Norteamérica, siempre pensaron en la necesidad de cercar al gigante asiático. Sobre todo Brzezinski, quien junto con Kissinger modelaron la política exterior norteamericana hasta entrado el siglo XXI. La idea de cercar a China consiste en "encerrarla" en el continente, impidiendo o limitando la expansión económica y, por supuesto, militar. Estados Unidos ve con gran preocupación la estrategia de la Ruta de la Seda, un plan global de expansión de la economía donde China gana aliados y se coloca en situación de paridad. Hoy, Norteamérica no tiene la capacidad de desplazarla de los mercados y no tiene una estrategia global para enfrentarla. Para peor, Trump aparece con variantes de otra estrategia global  y tiene serias posibilidades de ganar las elecciones a fin de año. Que pasaría entonces, es la pregunta que los aliados europeos repiten con gran preocupación.

Pero, a pesar de lo anterior, la maquinaria sigue su marcha.  Estados Unidos quiere incorporar a Japón al AUKUS, un movimiento que lo enfrentaría más a China, que ya tiene viejas cuentas con Japón.

El otro movimiento fue la aprobación por parte del Congreso de una ayuda de siete mil millones de dólares de apoyo económico a Palaos, las islas Marshall y la Micronesia a cambio de aceptar la presencia militar exclusiva de Estados Unidos. Según el Financial Times solo es parte de un proyecto de cuatrocientos sesenta millones de ayuda. Se trata de pequeñas islas, pero con acceso a aguas territoriales que se consideran como muy ventajosas desde el punto de vista militar y con la posibilidad de desplegar sus misiles y radares en el territorio de estos países, así como probar misiles balísticos intercontinentales.

Es también una respuesta a la expansión comercial de China en la región y, desde el punto de vista militar, una respuesta a la construcción de islotes por parte china destinados a constituir bases en el Mar de la China y la continuación de su política hacia Taiwán. Todos movimientos que confluyen en la estrategia del cerco.

Jorge Jouroff
2024-04-03T11:59:00

Jorge Jouroff