Mujica en Paraguay

José Antonio Vera, desde Asunción

19.04.2023

La fugaz visita que hizo Don Pepe Mujica a Paraguay el pasado sábado 15, comenzó con incertidumbre, respecto a detalles de su llegada, y ha dejado un reguero de opiniones divergentes entre políticos y empresarios, en medio de la campaña electoral que terminará este 30 de abril, eligiendo al futuro jefe del ejecutivo nacional para los próximos cinco años.

El viaje de tan conocida personalidad, se fue difundiendo unos días antes en las redes, con su consabida cortedad informativa, pero nada aparecía en el servicio de prensa de la opositora Concertación Nacional, el presunto anfitrión. Ni una línea de anuncio apareció ese sábado en los principales diarios, en lo que, finalmente, se comprobó como censura de bajos instintos.

Lo más grotesco se dio en el intento de conseguir información en la Embajada y Consulado de Uruguay, donde le dijeron a este corresponsal que no tenían ninguna idea de que Mujica llegara a Paraguay ese día o cualquier otro próximo, sembrando la sospecha de que todo podía ser una jugarreta distractora, burlesca, en las redes.

No faltaron quienes, en esas horas de indecisiones, que presumían que esa desinformación podría obedecer a razones de seguridad, recordando que Mujica, en su función de Presidente de Uruguay, legalizó el uso de la marihuana, perjudicando algo a las organizaciones narcotraficantes, según la mirada general de una población sometida a esas bandas delictivas.

Sin embargo, ese presentimiento desapareció cuando, a las nueve de esa mañana, Esperanza Martínez, candidata a repetir otro período como Senadora por el Frente Guasú, confirmó al Programa "Nuevo Paraguay" que se emite por la AM 1300 de FEyALEGRÍA, que el ilustre visitante estaría en una hora más en el Teatro Municipal de la Ciudad de Villa Elisa, a unos 30 kilómetros de Asunción, cuyo exitoso exIntendente, Ricardo Estigarribia, compite por la gobernación del importante Departamento Central.  

 La gentil doctora, prestigiada como Ministro de Salud del gobierno de Fernando Lugo (2008/12), nada pudo aportar respecto a  la hora de llegada del líder político uruguayo, ni el medio que lo transportaría, ni el tiempo de su permanencia en este país. Mujica llegó tres horas después.    

Varios cientos de jóvenes, parte de ese mundo  nacido con las redes, que se habían volcado al escenario reclamando cambios en la política nacional, se mantuvieron firmes, obviando el atraso de la improvisada agenda.

Hasta hoy, continúan hablando maravillas del corto discurso que pronunció el ovacionado Pepe, alimentando sumas unitarias para terminar con el predominio absoluto de ocho décadas del Partido Colorado que, en el secuestro del Estado y sus bienes, ha instalado la narcopolítica en el país.

Mujica sentenció que "la derrota, si no te aplasta, te enseña", y "nunca vamos a tener un mundo mejor si no procuramos ser mejores nosotros mismos". Instó a la juventud paraguaya "a unirse por la causa de mejorar el país que los vio nacer". No construyan dioses de barro pero no manden al barro a ningún ser humano. "Juéguenle una fichita a la esperanza y júntense por la causa de mejorar el pueblo que los vio nacer"   

En las primeras horas, Efraín Alegre, cabeza de la Concertación, y con posibilidades reales de salir victorioso dentro de 13 días, apareció como el gran beneficiado por el palenque de Mujica, con quien se trasladó, una vez cerrado el acto, al domicilio particular de Fernando Lugo, siempre vigente en la intermediación política, pero alejado de la actividad desde hace varios meses, víctima de un ataque cerebro vascular (ACV).

Alegre, Presidente del Partido Liberal, con dos fallidos intentos por ganar la  presidencia, encabeza las opciones en la oposición al candidato colorado, Santiago Peña, también de origen liberal, aupado a la política colorada por la acción de montañas de dinero invertido por el poderoso empresario Horacio Cartes, quien presidió el país entre 2013/18, e instaló el dinero como el mayor factor determinante del poder público y privado, al frente de decenas de empresas de todo tipo, desde el fútbol hasta haciendas, farmacias, clínicas, fábricas de bebidas y de cigarrillos, numerosos expendios de combustibles, y un contrabando imparable.

Mirándose en la cumbre, el hombre se descontroló. Se le fue la mano. Se sintió intocable y está perdiendo, convencido por su vanidad de que no había poder en el mundo superior al suyo.

Olvidó compartir con quienes lo han cobijado durante veinte años en sus desmanes, en su pisoteo de leyes y compra de los tres poderes del Estado, aunque, para cubrir apariencias, el espionaje norteamericano decidió acusarlo de encabezar  una organización delictiva regional, aunque dándole tiempo para que recordara a sus verdaderos amigos desairados. La tolerancia hasta  le podía disculpar la desleal competencia en el lavado de dinero.

Su desmemoria lo traicionó y, en los últimos meses, el Departamento de Estado lo aplastó. Lo acusó de "significativamente corrupto" y le retiró, junto a sus familiares, el visado para ingresar a Estados Unidos, le congeló los multimillonarios activos invertidos en ese país, y lo amenaza con extraditarlo para juzgarlo allá.

Esa decisión imperial, aplicada también contra el actual Vicepresidente Hugo Velázquez y una decena más de encumbrados personajes del Estado, ha tenido efecto de un tembladeral político.

Cartes, Presidente del gobernante Partido Colorado, es el mayor obstáculo para financiar la campaña electoral del emblema gobernante, dado que ningún banco ha satisfecho el pedido de un préstamo de siete millones de dólares. Su candidato Peña está desmoralizado y varios seccionaleros, esos que venían comiendo de su mano, ahora exigen que se aparte lejos, que su imagen no aparezca más junto a los candidatos.

En ese contexto, el jefe de la Concertación ha ganado terreno, alejándose de su inamistoso correligionario, el exCanciller Euclides Acevedo, alicaído en las últimas semanas en su presidencialismo, en paralelo con la ascensión de Payo Cubas, paraguayo nacido en Estados Unidos, e hijo de militar, durante la tiranía del General Alfredo Stroessner, 1954/89.

 Verborrágico, con bien calculado discurso demagógico, Payo denuncia los males mayores del país y propone ideas originales, que atraen sectores de una población harta de las mentiras y traiciones, sufriendo un creciente deterioro económico con más hambrientos y analfabetos. En periodos similares, ha nacido el fascismo en varios países.

En medio de ese ambiente, se ha producido la visita de Mujica, para muchos un espaldarazo a la lucha contra el partido que continúa reivindicando "la obra" de Stroessner, miembro destacado del horroroso Operativo Cóndor, plan genocida que sangró y saqueó la región entre 1964/85.

Sin embargo, algunos opinólogos, ocupando las primeras planas mediáticas, entienden que ha sido un acto contraproducente haber traído al líder uruguayo en este momento electoral.

Alegre ha cometido un error político, dicen, que puede tener efectos negativos en su aspiración presidencial, al traer a "un terrorista, un guerrillero, un jefe Tupamaro", a este país mayoría católico y anticomunista, con monopolios empresariales que podrían ser aliados, al sentirse agredidos por la invasión de capitales transfronteras, esa competencia poderosa que ha instalado miedo en muchos sectores que ahora enarbolan el nacionalismo y la protección de la olvidada y sometida Patria, contra los zurdos.

Hoy faltan 13 días para que sea electo el futuro Presidente de Paraguay y la incertidumbre reina entre la ciudadanía, escéptica, harta de los políticos. La puja, de verdad, se está dando a nivel de dirigentes, fraccionados la mayoría en celdas, quizás lo más novedoso en este tiempo de país acostumbrado durante un siglo al bipartidismo colorado-liberal, sin mayores diferencias, reflejo de la dependencia de Estados Unidos y del papel de humilde fotocopiadora.



José Antonio Vera Arenas

Columnistas
2023-04-19T12:19:00

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