Parlamento golpista

José Antonio Vera, desde Asunción

16.02.2024

El acelerado copamiento de las instituciones del Estado Paraguayo, que opera el ampuloso empresario Horacio Cartes, “comprobadamente corrupto”, según Estados Unidos, ha conducido al Parlamento a cometer otro acto golpista, al desaforar este miércoles 14 a Kattya González, una de las pocas Senadoras de oposición a la deriva autoritaria que se consolida en el país.

Este acto, de "una mayoría coyuntural, funcional al crimen organizado, (responde) a la decisión de eliminar toda voz disonante y todo tipo de control del poder. Se trata de un plan sistemático que terminará con la eliminación de todo aquel que ose desafiar la línea mafiosa del cartismo", declaró la joven y fogosa parlamentaria, al finalizar la sesión condenatoria de la que estuvo ausente,  "para no seguir el libreto que representa al príncipe narco y a sus aliados".

En cambio, la defenestrada acudió al recinto una vez que su sucesor, el médico pediatra formado en Uruguay, Ignacio Iramain, juraba ante la mesa del Senado, felicitado por unos treinta de los 45 senadores, en un acto de subida hipocresía. "La biblia y el calefón".

Coherencia en la farsa y la tragedia que hunde cada día más a este país naturalmente rico, con una población residente de poco más de siete millones (habría más de dos millones que han emigrado), y con el 30 por ciento de excluidos y hambrientos.  UNICEF: un millón 250 mil niños acusan desnutrición.

Abunda la compra de diplomas universitarios. Abogados y licenciados, con altos salarios, exhiben títulos sin recordar el nombre ni la dirección de la universidad donde habrían estudiado. "Cualquiera es un ladrón".

Hernán Rivas, joven pupilo, con título falso, permanentemente denunciado por la ciudadanía, meses atrás fue ungido por el cartismo a Senador y a Presidente del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados. Ayer jueves fue desaforado por una mayoría de la Cámara Alta, en un intento por disminuir el repudio general, incluso de la nada democrática Unión Industrial, por la expulsión de Kattya González.     

Ignacio Iramain, en su primera declaración al asumir el cargo, afirmó que Kattya  "corrió riesgo de vida", pero sus enemigos "decidieron que todavía no era oportuna su muerte". Su desafuero, aprobado por 23 votos, contra los 30 que esa misma cámara había fijado, incluso violó artículos de la Constitución Nacional según comentan juristas en medio de este nuevo escándalo político.

El primer y más trascendente golpe parlamentario de los últimos tiempos, se produjo, entre gallos y gallinetas, el 22 de junio de 2012, en una decisión relámpago que, en menos de 24 horas, destituyó al Presidente Fernando Lugo, cuando faltaban apenas 14 meses para terminar su mandato al frente del gobierno más sensible del último siglo, ante las necesidades del pueblo.

En menos de cuatro años, los servicios de salud y de educación, hoy vaciados de elemental decencia, llegaron a las familias más pobres, y Paraguay consiguió que el gobierno de Lula, aceptara disminuir el abuso que, desde hace décadas, comete Brasil apropiándose de más del 90 por ciento de la energía hidroeléctrica que produce la binacional de Itaipú, la cual, en virtud del Tratado fundacional, pertenece a partes iguales a los dos socios.

En esa estafa, propia de un subimperio, posibilitada por los corruptos gobiernos colorados desde la creación de la represa, hace 50 años, Brasil se lleva 92 por ciento de la electricidad producida, y Paraguay, sin desarrollo industrial, se queda con el mísero resto, cobrando  el excedente a precio de cáscaras de bananas.

Lugo fue acusado de mal desempeño de sus funciones, en un grosero tinglado montado, ya con influencia de Cartes, la Fiscala General Sandra Quiñones, incondicional a su jefe, que había forzado su designación,  y la traición del Partido Liberal que ocupaba la Vicepresidencia con Federico Franco, hombre vergonzante que se ofreció a la Embajadora de Estados Unidos, Eliana Ayalde, para encabezar el golpe.

Jugarreta de la vida o, más bien, posturas políticas enfrentadas, Kattya González, una reformista vociferante con fuerte apoyo mediático, apoyó entonces  la destitución de Lugo. Ahora le ha tocado tragar el mismo veneno. 

Ese montaje criminal y golpista, de junio del 2012, provocó el asesinato de seis policías que, una semana antes, habían llegado al paraje llamado Marina Cue, en el Departamento de Curuguaty, cercano a la frontera con Brasil, para dialogar con los acosados campesinos que trabajaban un campo fiscal, ocupado desde años por el  fuerte empresario y alto dirigente colorado, Niño Riquelme, rodeado de paramilitares.

De inmediato, los labriegos fueron acusados de asesinos y encarcelados. Se supo luego que los policías habían sido baleados por la espalda, por mercenarios escondidos en el monte, usando armas de la propia policía.

Otros once labriegos, además, fueron acribillados por francotiradores desde distintos lugares y desde helicópteros. Algunos sobrevivientes fueron rematados en los zanjones, por algunos de los 350 uniformados que habían sido enviados al teatro de ese otro conflicto por la tierra. Aún le quedaba una semana al gobierno de Lugo, y su Ministro del Interior era Carlos Filizzola.

En la ficción democrática, que se vive en Paraguay, el poder que acapara Horacio Cartes en toda la actividad nacional, política, comercial y económica ha continuado creciendo en forma vertiginosa en estos 12 años y hoy puede pensarse que, al interior de este país, ha nacido un Faraón. 

La levadura ha sido la desaparición orgánica de una oposición responsable y organizada, anclada en el pueblo y sus derechos, que participó en las elecciones nacionales del 30 de abril, dividida y enfocada en la ambición de ocupar cargos, desconociendo el fraude preparado por Cartes, ya Presidente del Partido Colorado, con el Tribunal Electoral de rodillas.

La decepción ha terminado con la paciencia y la esperanza del pueblo, al tiempo que se ha producido una decantación de valores políticos, de personas y de conceptos. La errónea, por excluyente, campaña popular de "ANR (Partido Colorado) NUNCA MAS",  colmó el vaso de los desaciertos y le ha facilitado a Cartes, financiar el oportunismo de aventureros para engrosar sus filas con liberales e independientes "arrepentidos".

El poder político adquirido en los últimos 10 meses por Cartes, junto con el rebaño inerte de la masa afiliada, crece cómodamente en el marco legal de una democracia de ficción, anexo de la oleada fascista regional, que produce desestabilización emocional y miedo, mezclado con la exaltación de la indiferencia y desprecio generalizado de la política.  

El Paraguay de hoy, de acelerado y suntuoso crecimiento inmobiliario, es un país rehén de los escándalos de corrupción, de un gigantesco y desenfrenado lavado de dinero, ventilado como éxito de crecimiento nacional por la prensa monopolizada por tres familias, en el que está opacado todo intento de debatir los problemas sociales y económicos para buscar alguna salida.

 

José Antonio Vera Arena

Columnistas
2024-02-16T10:24:00

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