El voto que el alma pronuncia. A 35 años del triunfo del NO
José Carlos Mahía
29.11.2015
Para tratar de explicar el significado de la victoria del “NO” al plebiscito impulsado por la dictadura a las actuales generaciones uno debe necesariamente recurrir a la memoria de la historia reciente o a vivencias personales.
En mi caso personal cuando se dio el plebiscito del 80 tenía 14 años, era estudiante del liceo de Las Piedras (todavía no se llamaba Manuel Rosé) y concurría con el uniforme estricto: pantalón gris, camisa celeste, corbata roja, medias azules, zapatos negros y el pelo corto, no te podía tocar el cuello de la camisa sino volvías a tu casa.
La dictadura en mi casa había supuesto lo de todos los hogares uruguayos, vivir bajo la tutela de un Estado militarizado en el que todo estaba bajo sospecha, vigilado y con la arbitrariedad del gobierno que tenía como único límite real la voluntad del propio gobierno.
En ese contexto de sociedad vigilada la dictadura impulsa una reforma constitucional de neto corte fascista que tenía como objetivo perpetuar a los milicos y sus alcahuetes en el poder, como en Chile.
La dictadura que se hacía llamar “proceso cívico militar” creía tener todo controlado: los diarios de la época serviles y funcionales, la enorme mayoría de los políticos proscriptos, cuando no como en el caso de Wilson Ferreira Aldunate y otros dirigentes como Rodney Arismendi, Carlos Quijano o José Pedro Cardozo, y ni hablar de todos los presos políticos de izquierda, en especial su Presidente el General Líber Seregni encarcelados en los calabozos y las mazmorras de la dictadura.
La mayoría de las radios y toda la televisión se dedicaban todos los días a difundir la propaganda de la Dinarp: “ Sí por el futuro, Sí por Uruguay”…”dígale SI al Uruguay”, con imágenes de escolares y con ataques al comunismo y a la “subversión”.
La población estaba silenciada, estaban prohibidos los partidos políticos, la propaganda a favor del NO también prohibida…la pregunta es: ¿Cómo ganó el No?
Las respuestas son necesariamente múltiples pero la primera sin dudas es el carácter profundamente democrático de los uruguayos, silenciosamente contrario a todo autoritarismo y amante de la libertad en el sentido más profundo del término.
Justo es decir que la mayoría de los Partidos Tradicionales estaba en contra, más allá de los deshonrosos apoyos a la “Nueva Constitución” de Jorge Pacheco Areco o Alberto Gallinal y otros civiles lacayos menores de la Dictadura.
El Frente Amplio desde la cárcel, el exilio y la clandestinidad militó y militó duro contra el plebiscito.
En este contexto hay que destacar algunos hitos como fueron el debate de Enrique Tarigo y Eduardo Pons Etcheverry (colorado y blanco, respectivamente) contra el coronel Néstor Bolentini y Viana Reyes.
El periodista de canal 4 era Carlos Giacosa, la verdad sea dicha, al decir del historiador Carlos Demasi con un “discurso liberal republicano”, los “políticos” aplanaron a los representantes de la dictadura.
Todavía recuerdo como Bolentini asumió que el Dr. Eduardo Pons Etcheverry lo había llamado rinoceronte…
Pero la resistencia pasó por muchos lados, por semanarios como “La Plaza” u “Opinar”, espacios de libertad para una sociedad oprimida.
También pasó por la cultura, con el llamado “Canto Popular” y grupos como “Rumbo” o “Los que iban cantando” desafiaban al miedo. Espacios culturales como el Teatro Circular, Cinemateca o el Cine “ABC” reunían a miles de personas que encontraban allí cultura y todo lo que se podía de libertad.
Y la gente, en los Estadios, las barras populares de Nacional o Peñarol, saltaban y cantaban rodeadas de “tiras” se va “acabar la dictadura militar”.
Esa fue la primera gran derrota de la dictadura, el “milagro uruguayo” no era sólo haber ganado el mundialito del 81 sino mostrarle una vez más al mundo la rebeldía del pueblo uruguayo.
Desde México en el exilio Carlos Quijano escribía: “ Se quedarán; no se quedarán los que vinieron a salvarnos? Importa, aunque no mucho. Porque de todas maneras tendrán que irse. Cargan plomo en las dos alas. Y no pudieron doblegar a las gentes. Esto sí, es lo que importa.”
Salud pueblo que supo por esos días festejar estruendosamente en silencio.
José Carlos Mahía