El lunes 25 de julio del Frente Amplio
José Carlos Mahía
21.07.2016
El domingo, como es sabido, el Frente Amplio celebra sus elecciones internas en las que renueva sus autoridades, Presidente, sectores y bases. Todo está en juego. Desde esta perspectiva se juegan cuestiones fundamentales que hacen al futuro de la mayor fuerza política del país.
En nuestro caso, decidimos acompañar la candidatura del compañero Javier Miranda. Para nosotros su candidatura es una apuesta a la renovación de la izquierda. Su carácter de hombre independiente marca una impronta distinta, la de aquel que no tiene vinculación a interna de sector alguno, sino que su interna será la del propio Frente Amplio.
Es claro que en esta larga campaña azotada por el mal tiempo y el mal humor de muchos frenteamplistas se vuelve necesario hacer un repaso de algunas cuestiones centrales que necesariamente se deberían abordar del lunes 25 en adelante.
Lo primero es plantearnos un sano debate de ideas en el seno del Frente Amplio, honesto, que no obedezca a la lógica de la acumulación de poder, ni de aislar al otro para dominar y controlar la interna, sino uno que nos permita crecer, que nos lleve a acortar la brecha entre algunas consignas un tanto añosas y la realidad en la que vive y lucha el ciudadano común.
Uno de las cuestiones que tenemos que tener claro, es que el camino de las hegemonías en la izquierda es de corto plazo, es peligroso y va contra la esencia misma del Frente Amplio. Si algún sector o grupo de sectores va por ese camino, el que pierde es el propio Frente Amplio.
La cuestión de las hegemonías, o de las pretensiones hegemónicas en la izquierda no es un fenómeno nuevo ni nada que se le parezca, es apenas una prima hermana de las vanguardias iluminadas, es la que quizás subyace en la elección del 24 de julio. No es necesario peinar muchas canas para recordar algunos de los debates discursos o documentos, donde aparecía una verborragica radicalidad revolucionaria de aquellas, que la mayoría de las veces espantaba a los que quería liberar y no otra cosa.
Lo segundo es mejorar nuestro diálogo con la sociedad civil. Es necesario hacerlo con los clásicos aliados de la izquierda como pueden ser los trabajadores y los estudiantes sindicalizados o los intelectuales, pero no sólo con ellos sino también con grupos de la sociedad civil organizada más cercanos en el tiempo, como por ejemplo, los que militan en cuestiones relacionadas a la agenda de género, a la inclusión de las personas con discapacidad o la defensa del medioambiente entre otras.
¿Tienen los mismos intereses que los trabajadores o los estudiantes organizados? Puede ser, pero no en todo, ni siempre. Además estos grupos y otros tienen sus propias demandas, por las que luchan y se identifican.
La izquierda como tal debe escuchar a la sociedad organizada y atender sus reclamos, siempre y cuando estos no vayan en contra de las definiciones programáticas respaldadas por el voto de la mayoría de los uruguayos, ni mucho menos, contra el interés general
Nuestra prioridad, sin dudas está en los sectores sociales más vulnerables. No podemos perder esa referencia que nos identifica como hombres o mujeres de izquierda, esa sensibilidad que nos debe interpelar en lo más profundo.
El caso más claro es el de los niños, mas allá de las políticas públicas impulsadas en estos últimos 11 años que mejoraron sustancialmente la situación de este sector de la sociedad, siguen siendo este, un sector de la sociedad con importantísimos problemas aún no resueltos, o en el mejor de los casos, resueltos parcialmente.
Por razones obvias, los niños no son "un grupo de presión", no hacen "lobby", ni se movilizan y mucho menos votan...sin embargo deben ser la primer prioridad de un gobierno de izquierda.
En el Frente Amplio suelen verse muchos debates por temas económicos, escasos sobre seguridad pública, y prácticamente inexistentes sobre el rol del Estado en los tres niveles de Gobierno. ¿Cuántos paneles de debate hemos promovido sobre estos temas?
Queda mucho por decir y por hacer, en la elaboración programática en el Frente Amplio y en la gestión del Gobierno.
En tercer lugar, necesitamos mejorar la comunicación interna, con la estructura del Frente Amplio, para que la información llegue y circule al territorio en tiempo real, para fomentar el debate interno y para desarrollar con mayor impacto en cada pueblo, en todo el país. En particular esto se vuelve imprescindible para los compañeros y compañeras del interior, donde somos oposición y nuestros militantes generalmente van a la guerra con un tenedor, como hace 40 años.
Y no debería ser así, el Frente Amplio de hoy, debe intentar expresar a más del millón de compatriotas, que desde hace 15 años que nos vota y para ello debemos utilizar las herramientas de comunicación masiva que ya utilizan los uruguayos de cualquier condición social, edad, sexo o religión.
En la era de las redes sociales, no podemos volver al papel mimeógrafo, la goma arábiga o "la cola de pescado". Tenemos que aprovechar de las nuevas tecnologías de la comunicación, hoy accesibles a todos para potenciar nuestro trabajo sin descuidar el contacto directo, los palos y los abrazos, todo.
Por estas horas muchos frenteamplistas desencantados, enojados o decepcionados, están valorando si ir o no a votar, en lo personal respeto mucho a esos compañeros y compañeras... pero lo que nos jugamos es mucho.
Y en lo que a nosotros refiere, jamás suscribimos la teoría de cuando peor, mejor.
Cuando peor, peor, no hay vuelta.
Todos tenemos nuestra historia en el Frente Amplio, unos más y otros menos, y desde siempre hablamos de la imprescindible necesidad de promover la renovación en unidad, y hoy esa tarea es aún más necesaria.
Más allá de los resultados, lo importante, como decía el General Seregni, será nuevamente "la mañana siguiente", y comprometernos a llevar adelante los cambios que el Frente Amplio necesita.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias