Con esas palabras simples
Lilián Hirigoyen
16.09.2019
Con esas palabras simples
Álvaro Mutis Jaramillo fue un novelista y poeta colombiano. Nació en Bogotá el 25 de agosto de 1923 y murió en Ciudad de México, el 22 de setiembre de 2013. Vivió en México desde su juventud y hasta su muerte.
De pequeño y a causa del trabajo de su padre, viajó a Bélgica. Allí hizo sus primeros estudios. Durante las vacaciones regresaba a Colombia y permanecía en la hacienda de su abuelo materno, en el departamento de Tolima. Sobre esa época el escritor dijo: "Todo lo que he escrito está destinado a celebrar, a perpetuar ese rincón de la tierra caliente del que emana la substancia misma de mis sueños, mis nostalgias, mis terrores y mis dichas. No hay una sola línea de mi obra que no esté referida, en forma secreta o explícita, al mundo sin límites que es para mí ese rincón de la región de Tolima, en Colombia".
En Bélgica vivió hasta la muerte de su padre. Ha comentado que de él heredó, entre otras cosas, el gusto por los buenos vinos y la buena cocina, por la tertulia y los buenos libros, y también su admiración por Napoleón. Al cumplir nueve años su madre decidió regresar con él a Colombia, partida que significó para el escritor una gran tristeza.
En Colombia se matriculó para seguir estudiando, pero según contó, el billar y la poesía pudieron más y nunca alcanzó el título.
En 1941 contrajo enlace y de este primer matrimonio tuvo tres hijos: María Cristina, Santiago y Jorge Manuel. En 1942 comenzó a trabajar de periodista en una radio.
Fue también relacionista público de la Standard Oil, Panamerican y Columbia Pictures, entre otras compañías. Publicó su primer volumen de poesía en 1948. En 1953 vio la luz Los elementos del desastre, un poemario donde aparece por primera vez su emblemático personaje Maqroll el Gaviero, uno de los grandes hitos de la literatura en lengua española de este siglo.
En 1954 se casó por segunda vez y de esta unión nació su hija María Teresa.
A causa de problemas con dinero de la multinacional Esso, fue demandado por la compañía, de la que era jefe de relaciones públicas. Según parece usó esa plata en movidas culturales y para ayudar a artistas necesitados. Ante esta situación, un grupo de amigos y familiares le arreglaron un viaje de emergencia a México, que pasó a ser su lugar de residencia.
En 1956 llegó a esa ciudad con dos cartas de recomendación: una dirigida a Luis Buñuel y otra a Luis de Llano. Luego de establecerse y conseguir trabajo se vinculó con varios escritores e intelectuales que llegaron a ser amigos: Octavio Paz, Carlos Fuentes, Emilio García Riera, además de Luis Buñuel, entre otros.
A los tres años de su llegada a México, Mutis fue detenido por la Interpol e internado durante 15 meses en la cárcel preventiva de Lecumberri, más conocida como "El palacio negro". Su experiencia en la cárcel cambió del todo su visión del dolor y del sufrimiento humano.
Integró el grupo de poetas colombianos Los Cuadernícolas, nombre que se les dio a estos poetas por las publicaciones o cuadernos que se editaron en esa época bajo el nombre de Cánticos (nombre tomado a su vez de la obra del español Jorge Guillén). Estos poetas, seguidores de la estética de Guillén, se caracterizaron por su pulcritud estilística. Fue también colaborador de la revista colombiana Mito, revista que tuvo un gran impacto en la literatura del lugar por la divulgación que hizo de una gran cantidad de poetas y la introducción de la crítica literaria en los medios culturales del país
En 1966 contrajo matrimonio por tercera vez.
En 1974 obtuvo el Premio Nacional de Letras de Colombia.
Se inició en la novela en 1978, pero solo sería reconocido popularmente en 1986, con la publicación del primer título de Maqroll el Gaviero, La nieve del Almirante. A partir de 1988 se dedica exclusivamente a leer y a escribir. En 1989 en México recibió el Premio Xavier Villaurrutia y fue condecorado con el Orden del Águila Azteca. Francia le otorgó el premio Médicis Étranger por sus novelas La nieve del Almirante e Ilona llega con la lluvia. El Gobierno francés le concedió la Orden de las Artes y las Letras en el grado de Caballero.
Italia le otorgó el premio Nonino al mejor libro extranjero publicado en ese país. Además recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1997, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana ese mismo año, el Premio Cervantes en 2001 -el galardón más importante de las letras hispanas- y el Premio Internacional Neustadt de Literatura en 2002.
Reunió todos sus volúmenes de poesía -Los elementos del desastre, Reseñas de hospitales de Ultramar, Los trabajos perdidos- bajo el nombre de Summa de Maqroll el Gaviero.
Según cuenta como dato anecdótico Juan Gelman, en una entrevista dada hace un tiempo y refiriéndose a nuestro escritor, Álvaro puso la voz a un personaje de la serie televisiva de Los Intocables.
Falleció el 22 de setiembre de 2013, a los 90 años.
Afirmando ser un devoto de la monarquía y de que hubiera preferido vivir en Bizancio y no en la época actual, le atribuye a la poesía la función de dar testimonio de la parte más íntima, profunda y permanente del hombre. Según Mutis, la poesía es la única prueba completa de la existencia, el principio y el final de todas las palabras.
Considerado uno de los grandes poetas contemporáneos, dueño de un lenguaje exuberante y de un mundo personalísimo, rescatamos hoy de su poemario Los trabajos perdidos, dos textos:
SEÑAL
Van a cerrar el parque.
En los estanques
nacen de pronto amplias cavernas
en donde un tenue palpitar de hojas
denuncia los árboles en sombra.
Una sangre débil de consistencia
una savia rosácea,
se ha vertido sin descanso
en ciertos rincones del bosque,
sobre ciertos bancos.
Van a cerrar el parque
y la infancia de días impasibles y asoleados,
se perderá para siempre en la irrescatable tiniebla.
He alzado un brazo para impedirlo;
ahora, más tarde, cuando ya nada puede hacerse.
Intento llamar y una gasa funeral
me ahoga todo sonido
no dejando otra vida
que esta de cada día
usada y ajena
a la tensa vigilia de otros años.
NOCTURNO
Esta noche ha vuelto la lluvia sobre los cafetales.
Sobre las hojas de plátano,
sobre las altas ramas de los cámbulos,
ha vuelto a llover esta noche un agua persistente y
vastísima
que crece las acequias y comienza a henchir lo ríos
que gimen con su nocturna carga de lodos vegetales.
La lluvia sobre el zinc de los tejados
canta su presencia y me aleja del sueño
hasta dejarme en un crecer de las aguas sin sosiego,
en la noche fresquísima que chorrea
por entre la bóveda de los cafetos
y escurre por el enfermo tronco de los balsos gigantes.
Ahora, de repente, en mitad de la noche
ha regresado la lluvia sobre los cafetales
y entre el vocerío vegetal de las aguas
me llega la intacta materia de otros días
salvada del ajeno trabajo de los años.
(*) AL RESCATE DE POEMAS, columna emitida en el programa radial LA PUERTA, por FM CIUDADELA - 88.7, el 13 de agosto de 2019.
Lilián Hirigoyen / Escritora