Cómo adueñarse de las tierras de un país
Marcelo Marchese
04.04.2023
Suponete que fueras dueño de medio mundo y quisieras apoderarte del resto, y en especial, del agua dulce, la tierra, el océano y la energía, e imaginate que quisieras hacer esto de la manera más eficiente, esto es, sin tirar un sólo tiro.
Bien, lo primero que tendrías que hacer es preparar mentalmente a cada País para que pierda sus tierras, y el mejor mecanismo es atacar la principal actividad agropecuaria de cada País y tacharla de cosa malvada.
Como la principal actividad económica de nuestro País es la ganadería, lo que deberías hacer es decir que los ganaderos maltratan a los animales, y que los animales sufren cuando se los mata para comer.
Este discurso incurriría en una grosera falacia, pues todo ser vive de comer seres vivos. Es una regla de la Naturaleza, pero las falacias no vienen a cuento cuando uno es dueño de la Banca, de los organismos internacionales, de los medios de comunicación, de la industria del cine, de las editoriales y de las Universidades.
Una segunda medida sería afirmar que el ganado, por el sólo hecho de ser ganado y ser criado en abundancia, genera un daño al planeta cada vez que descarga un flato o cosa parecida, pues genera calentamiento global, flor de problema que hará que el mar suba e inunde las ciudades.
Una tercera medida sería dividir a la gente del campo de la gente de la ciudad, cuando en realidad se precisan unos a los otros, pues del campo viene el alimento y en las ciudades se compra el alimento y además, la ciudad provee de veterinarios y agrónomos. Con un discurso continuo sobre las maldades de la gente del campo, sujetos que agarrarían a sus peones a latigazos como si fueran bestias, alcanza.
Una cuarta medida sería no construir escuelas y cerrar policlínicas y comisarías rurales, y en ningún caso y por ningún motivo perseguir el robo de ganado y menos aún perseguir a los perros que asesinan ganado.
Una quinta medida sería quitarle el agua a los ganaderos, y lo más eficiente en este camino es quitar el agua en sí o privatizarla. Con el agua en tus manos, tenés las llaves de la economía agraria de un país.
Una sexta medida sería favorecerte a vos mismo exonerándote de impuestos para que, en la competencia con los ganaderos que sí pagan impuestos y deben seguir una serie de controles, irles ganando tierras. Esto sucede con las exoneraciones impositivas de las zonas francas, como las zonas francas donde operan MONTES DEL PLATA, UPM 1 y UPM2.
Una séptima medida sería apoderarte de los frigoríficos y establecer un monopolio, para de esa manera, bajando los precios, liquidar a los ganaderos.
Una octava medida sería plantar eucaliptos a destajo, pues si hay eucaliptos, no hay gente, y sin gente, no se puede trabajar y no hay quién acumule y herede la cultura rural, que es lo que un hombre debe saber para producir alimentos y materias primas.
Una novena medida implicaría atacar toda manifestación de la cultura rural, como las domas, con el argumento del destrato a los animales. Cuando montás un caballo para trabajar en el campo, el caballo se retoba, pues a nadie le gusta que lo monten, pero para trabajar en el campo, montás una moto. No hay otra. Hay gente que en Australia arrea con helicópteros, pero en Uruguay, es a caballo.
Una décima medida, habiendo preparado el terreno, sería prohibir la ganadería lisa y llanamente, producir carne sintética en los laboratorios, y convencer a la gente de que la harina de grillos y las deliciosas cucarachas y los gusanos, están llenos de proteínas.
Si previamente no se ha formateado la cabeza de la población, es imposible prohibir la ganadería, pues el hombre come carne desde el origen de los tiempos, y sin carne, no hubiéramos crecido desde los treinta centímetros de altura que en un principio teníamos.
Cuando se duda y no sabe por dónde viene la cosa, conviene seguir la ruta del dinero, así que la pregunta final es la siguiente ¿quién financia el discurso por el cual los ganaderos son unos malvados?
Marcelo Marchese
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias