2024 ¿el año de los plebiscitos?

Marcelo Marchese

07.09.2023

Las consecuencias de la invasión que sufre nuestro País son tan desastrosas, que aparecen como hongos tras la lluvia una serie de plebiscitos que, sumados, son un llamado directo a la población para retomar las riendas de la cosa pública.

El primero de esos plebiscitos es la Reforma Uruguay Soberano impulsada a fines del 2019. Pretende acabar con el secreto en los contratos que las trasnacionales le hacen firmar a nuestro Estado, con el exclusivo propósito de apoderarse de nuestros recursos naturales y de los bienes del Estado. Ese robo se perpetra sin dejar ganancias al País, pues se exonera de impuestos al inversor extranjero.

Me contaba hace poco un consignatario que, básicamente, sólo están comprando tierras las forestales, así que mientras lees esto, una empresa forestal extranjera está comprando tierras de un pequeño o mediano productor del País que ya no alimentará nuestro mercado interno ni transmitirá nuestra cultura rural.

Las forestales compiten con el productor nacional al que se le cobra impuestos. Detrás de las forestales, cosa bien sabida, está el Banco Mundial que proyectó e impulsó a fines del siglo XX la forestación en nuestro País.

 

El capital financiero proyecta a largo plazo.

Luego surgió el plebiscito contra la bancarización obligatoria, en el que se propone que toda persona física o jurídica tenga derecho a operar con dinero en efectivo. El dinero en el bolsillo otorga libertad, mientras que el dinero digital es otro mecanismo de control, amén de que, para que funcione el dinero digital, debe haber dinero en el banco, lo que da ingentes utilidades al capital financiero.

Cada pago con tarjeta le brinda de manera automática al capital financiero un 5% de la transacción, y esa pérdida la asumirá el comerciante o el consumidor. La economía digital es más dinero y poder para quien controla la economía digital.

Más recientemente vino el plebiscito contra la usura. La cosa es bien sencilla: el País está endeudado, lo que genera no sólo desesperación presente, sino una segura ruina futura. En los términos actuales, la economía precisa del crédito, y si la cadena del crédito se rompe, corremos un peligro enorme.

Los bancos juegan con la desesperación de la gente. Si ponés dinero a plazo fijo, los resultados son una miseria, pero si pedís un préstamo, los intereses son de una usura a lo Shylock, el usurero deseoso del corazón del mercader de Venecia. Tras el encierro pandémico que le asestó un duro golpe a nuestra economía, los bancos se largaron a ofrecer préstamos con intereses usurarios, ya que, como es sabido, "Crisis es oportunidad".

 

El Estado debe ponerle coto a esta avidez por la sangre humana.

Más recientemente tenemos el plebiscito contra las AFAP que de manera dificultosa impulsó el PIT-CNT. Millones de pesos que paga mes a mes toda nuestra economía dieron en las narices de la oligarquía financiera global. Ese dinero debe volver a las arcas del Estado para que lo invierta de tal manera que asegure el pago de las jubilaciones. La solución no es hacer trabajar más a la gente. No puede ser que vivamos sólo para trabajar. El Estado debe asegurar el descanso para el que trabajó y se encuentra ahora con menos fuerzas. El cuento de que no hay dinero no corre desde que se le regalan miles de millones de dólares a las trasnacionales.

Podría llegar a darse un quinto plebiscito, pues FANCAP discute en estos momentos si defender el portland del interés extranjero mediante la democracia directa.

Habida cuenta que tras las pasteras, Pfizer y Katoen Natié se encuentran los fondos de inversión, así como detrás del hidrógeno verde y de Neptuno, habida cuenta que lo mismo sucede con las AFAP y con los bancos, resulta que todos estos plebiscitos enfrentan la brutal apropiación de recursos nacionales por parte de la oligarquía financiera global.

La Historia le ha dado a nuestro País una oportunidad de oro. Podría llegar a darse que cinco plebiscitos, sumados, sean una respuesta de la gente en defensa de nuestros bienes y de nuestra República.

Algunas personas se preguntan si el gobierno elegido en el 2024 respetaría el resultado del plebiscito Uruguay Soberano. Creemos que sí, que por sus mismas características, crearía un nuevo estado de situación en el País. Ahora, con toda certeza, si triunfaran los cuatro plebiscitos que interrogan al País, sería suicida desoírlos para el gobierno resultante.

Si alguien me dijera que no hay nada para hacer y que está todo el pescado vendido, le diría que firmar estos cuatros plebiscitos es algo bien importante y que no resulta tan difícil. El pescado vendido, podemos recuperarlo, y sobre todo, podemos dejar de regalarlo a los peores malandras de la tierra.

Marcelo Marchese
2023-09-07T16:45:00

Marcelo Marchese

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