La quema de brujas y la magia

Marcelo Marchese

26.03.2024 17:03

La Inquisición no quemó a las brujas por ser mujeres sino que quemó a las brujas por ser brujas. Dicen que la Inquisición quemó a los científicos pues la Iglesia odia a la ciencia, pero la pura verdad es que la Inquisición quemó a los magos, no a los científicos, y de esa manera, despejó el camino de la ciencia, una ciencia creada por la Iglesia en las Universidades.

Si quemó a magos, el objetivo no eran las mujeres, sino la brujería, la magia, las religiones paganas.

¿Por qué la inmensa mayoría de los historiadores nos mienten acerca de esto?

Porque fueron criados en Universidades y no saben nada de nada de nada de nada.

La escuela, el liceo y la Universidad cumplen una función específica: eliminar en el hombre toda magia, toda capacidad de hacer magia. Algunas veces uno se les escapa, entonces lo encierran en un manicomio, y hay veces que no pueden encerrarlos, como al huesero de Sarandí del Yi, que curaba con las manos, o a Doña Celestina, la bruja de Pueblo Rodó que hoy recibe ofrendas y pedidos en su tumba.

A Doña Celestina y al huesero de Sarandí del Yi, que nunca cobraron, los hubieran despellejados.

Claro, no creés posible que esa gente adivinara el futuro o supiera ver tu mal y tampoco creés en los poderes ocultos del hombre, y sin embargo, ahí tenés toda la literatura fantástica y todos las supersticiones de todos los pueblos de la tierra.

Hace bien poco se celebró el aniversario de Varela. Buen hombre. Ahora, su reforma hizo, entre otras, dos macanas: la primera, eliminó el portugués de nuestro País salvo en la frontera, y la segunda, eliminó el guaraní. De hecho, ni siquiera sabías que en el siglo XIX se hablaba guaraní.

Es el progreso. Es el enemigo de las lenguas a las que aplasta sin piedad y cada vez tenemos menos lenguas.

Un día el progreso acabará con los libros. Todo será digital y con un "delete", se irá Shakespeare. Entonces, habrá rebeldes que escondan libros y cuando los encuentren, a la hoguera o a algo peor.

Cuando ya no haya libros, quedará otra forma de la memoria: las lenguas, pues cada lengua guarda la historia de la humanidad, ya que cada palabra es una prueba viviente de las cosas.

El problema radica en que atacan las lenguas y nos imponen un lenguaje, que es lo contrario a la lengua. Un ejemplo de lenguaje es decirle al benteveo "pitangus sulphuratus".

El lenguaje es imponer la "E" por la "O", o aún peor, la "X" por la "O".

No es casual esta imposición, pues si las palabras son naturales, las letras son naturales y la grafía, la forma de la letra, natural ¿Cuando decís "O" no abrís la boca como una "O"?

Bien, la O refiere al Universo, a lo completo, al círculo que se cierra, al anillo: vos y yo. La O somos nosotros, así que a esa letra hay que atacarla.

La E es lo que es, la energía que introduce y empieza las cosas. Es el tres.

La X es la unión, el nexo de las cosas, y es la letra clave en sexo, en extranjero, el que está acá pero viene de allá, y en extraño, algo que existe pero que no debería existir según nuestra mente.

Cuando argumentan que decir "todos" es un insulto a las mujeres, dicen falacias. La lengua es una creación de las mujeres, por eso se llama lengua materna. La mujer te da la vida, te alimenta y te da la lengua. La mujer creó la lengua. El primer primate que habló, fue una primate.

Esa primate, cuando dice "abuelos", se refiere al abuelo y a la abuela, mas para la unidad de la comunidad es más importante la abuela, ya que da la vida, y además, crea la lengua y relata cuentos a los niños, y desde que la lengua es femenina (se le llama lengua, palabra, habla y de otras formas femeninas, y rara vez "verbo", pues también hay algo masculino en la lengua y en lo femenino) como la lengua es femenina, tiene una atención especial con el ser que crea la lengua, la abuela, así que hace una palabra dónde sólo se identifica ella.

El abuelo tiene una palabra para él que a su vez es para ella, pero la abuela tiene la palabra abuelo para sí y además la palabra abuela.

La vera historia es que el hombre ha sido discriminado, pero al hombre le importa un rábano ser discriminado pues está bien que sea así, y en rigor, el hombre hace todo lo que hace por las mujeres.

Las catedrales, los libros, este texto, todo se hace por las mujeres, o si querés, por una mujer que las representa a todas.

Ahora te diré algo que ya pensaste: toda idea, por disparatada que sea, tiene algo de verdad. Así funcionan las ideas y así funciona la verdad.

Los que dicen que la Inquisición persiguió a las mujeres por el simple hecho de ser mujeres, en algo aciertan, ya que se buscaba reducir el poder de la mujer.

Hay un hecho crucial de la Inquisición que no te dicen. En 1650, en Dion, se decreta que la mujer no puede asistir al parto. Eso, será cosa de hombres: el médico, el sacerdote de la ciencia.

Ahí tenés el deliberado ataque a la mujer, ya que siempre el parto fue cosa de hembras, y en rigor, un misterio femenino.

No es que persiguieran a las mujeres que leyeran, ya que la imprenta fue pieza de la Inquisición, sino que se perseguía a las mujeres que no sabían leer porque leían en el libro de la Naturaleza, las que sabían de yuyos que curan, pues cada planta es una manifestación de un espíritu, las mujeres que sabían las palabras para expulsar los males del cuerpo, y las mujeres que sabían las palabras que matan al hombre.

Aquí aparece, inevitable, Shakespeare, que usaba del yámbico, la métrica de las maldiciones. Es el mismo Shakespeare de Sueño de una noche de Verano y La Tempestad, el Shakespeare de las brujas de Macbeth y el fantasma en Hamlet.

Quiero hablarte ahora de un libro de Heine llamado "Los dioses en el destierro".

Si vienen germanos y les hablo de Heine, me miran curiosos. Alguien lo ataca allá. Si los malvados odian a una persona, esa persona es un misterio precioso.

Dice el poeta que la fantasía alemana gusta situar al héroe en Italia. Allá están los espíritus paganos, los templos de las diosas y precisamente un joven alemán paseaba por la campiña italiana, cuando encuentra unas ruinas y en la ruinas, la escultura de la mujer perfecta.

¡Qué flechazo!

Se sabe que uno se enamora de un felchazo y si no, no es amor, así que el joven iba todas las tardes a admirar su escultura de ojos hermosos y tristes, detalle que lo enamoraba más, hasta que una tarde se hace de noche, y perdido, se encuentra un castillo y criados que salen con antorchas a invitarlo.

Lo recibe la dueña, de un parecido extraordinario con la estatua. Es invitado a cenar. Camina por largos pasillos desolados. Tienden la mesa con manjares, pero son insípidos. El joven pide la sal, una palabra que estremece a la dama del castillo, pero el joven insiste, y con repugnancia, la dueña pide la sal que traen las criadas con visible esfuerzo y en el esfuerzo, la vuelcan en la mesa.

En su hora, la dama del castillo le pregunta al jóven si sabe besar y él la besa y embriagado por los besos y el vino, se duerme en sus brazos.

Sueña inquietos sueños. Su abuela reza una oración y mujeres vampiro, parecidas a las criadas del castillo, se burlan desde el aire y la mujer hermosa, se viene convertida en monstruo y en la lucha, le corta la cabeza.

Al despertar, se halla en las ruinas que adoraba y a sus pies, la escultura, caída del pedestal y quebrado el cuello.

He escrito este texto en homenaje a Heine, a Gorgias, a Shakespeare, a Giordano Bruno, a las brujas perseguidas y a la mujer que creó la primera palabra al nombrar al hijo, a mi madre, a mi hija, a mi hermana y a mi amada, pero ya que he sido tratado mil veces de ególatra, cuando me sé humilde y trato a los demás como iguales, por una vez les daré la razón y confesaré que también he escrito este texto como manifestación del poder de mi arte.

Marcelo Marchese
2024-03-26T17:03:00

Marcelo Marchese

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