La abeja, un ser que vuela por dos mundos

Marcelo Marchese

20.07.2024

Según los egipcios, las abejas nacen de las lágrimas del dios sol, el creador de la vida, y los magos, deben modelar sus figuras con cera. En el ritual cristiano, con cera se hacen las velas.

Leyendas de Bengala y Cachemira hablan de tribus de ogros cuyas almas residen en dos abejas, y en diversas geografías, la abeja representa el alma y la poesía. Las sacerdotisas de Eleusis eran llamadas "abejas", y al nacer el poeta, sobre sus labios se posa una abeja.

La abeja es trabajadora y pura, ya que nos da la miel y la cera, y es casta, salvo la reina y el zángano que copulan en el vuelo nupcial, y sin embargo, la abeja le hace el amor con dulzura a las flores, todas ellas diferentes, para dar una sóla miel en la colmena.

Con miel se hizo el primer alcohol, llamado hidromiel, y los vikingos, le agregaban el cornezuelo de centeno que luego dio el LSD. Los recién casados, para propiciar el nacimiento de hijos varones que defendieran la tribu, debían beber hidromiel en la primera lunación tras la boda, de donde nos dicen que proviene la "luna de miel".

La abeja tiene una parte superior que liba y que refiere al espíritu, y una parte inferior que ataca y que refiere a la materia.

Cuando uno imagina las hadas, piensa en el vuelo de la abeja.

En el invierno, las abejas se refugian en la colmena, por lo que desaparecen, pero volvemos a verlas en la primavera, por lo que resucitan.

La abeja está en la tierra, pero vuela, es animal, pero enamora a la diosa vegetación, da una bebida que es sólida y da una materia que es blanda, trabaja para sí, trabaja para las plantas que poliniza y trabaja para el hombre. Mientras extrae el néctar, transmite a la flor la vida de otra flor, si llueve, se refugia, pero la verás zumbando bajo el sol. Tiene los dos colores del sol, lo que nos lleva a pensar en el sol negro, y tiene los colores del tigre y del peligro.

La abeja es generosa, pero no te metas con ella, pues por atacarte, dará la vida y su pureza, cosa que nadie te ha dicho, reside en su coraje.

"¡Sed sutiles y valientes como abejas!" nos dirá el profeta que destierra a los falsos profetas.

La abeja nos recuerda que nuestras creencias son falsas, ya que el tiburón mata cuatro personas al año y la principal asesina de hombres es la dulce abeja, y en ocasiones, nada hay más peligroso que la dulzura, cosa que saben sus jefes, los poetas.

Las abejas mueren de fatiga en un mundo donde la fruta viene sin semillas y el árbol clonado no trae flores, pues sin sexo no hay lugar para la vida.

No sabemos si el dios que al llorar nos dio la abeja, lloraba de pena o lloraba de gozo, pues las lágrimas también comparten dos mundos, y al manar del alma, ruedan por el rostro de un ser que es carne y que es espíritu.

Marcelo Marchese
2024-07-20T09:36:00

Marcelo Marchese

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