¿Qué es lo que enferma y qué es lo que cura?

Marcelo Marchese

27.01.2025

Si vas a un Templo de la Salud donde el sacerdote ni te mira ni te toca, atiende la computadora, no atiende preguntas, te receta un análisis, volvés con el análisis, te receta un medicamento y allí termina la cosa, podés concluir que el sacerdote aplica un protocolo, lo que excluye toda observación, hipótesis y experimentación "científica".

LO QUE ENFERMA

Las enfermedades se agrupan en familias de las cuales dos se interrelacionan.

La primera está determinada por la sugestión. Un hombre salvaje de la Polinesia come, sin saber, un alimento tabú. Su vida sigue tranquila, pero alguien le informa que comió del alimento tabú, y de inmediato, empieza a respirar mal, la sangre circula peor, no quiere comer, lo asalta el terror, y al final, muere.

Culturas enteras se desmoronan en América tras la conquista europea, ya que los dioses americanos han sido derrotados. El resultado es una peste que viene como resultado de la crisis espiritual del hombre americano.

Similar tragedia vivió Europa en La peste negra de 1349, que vino como resultado de la gran crisis del cristianismo que desembocará en el Renacimiento y la Reforma Protestante.

Cuando a la democracia ateniense se le hace patente el fin ante los espartanos, se desata la peste, lo que asegura la muerte de la democracia ateniense ante los espartanos.

Estos casos nos llevan a considerar que existe un elemento social en la enfermedad, algo que refiere al derrumbe de la cosmovisión colectiva, y en el primer caso, a la ruptura de una ley tribal, una ley considerada clave por la tribu para su conservación.

Acerca de la segunda familia de enfermedades, su explicación se hace comprensible si aceptamos que el hombre, como todo, es un canal, habida cuenta que no somos seres aislados sino partes del Todo.

Aquí la enfermedad viene a informarnos que algo obstruye un canal de la energía. Podrá uno atacar el síntoma, como hace la medicina, y el mal se irá parta retornar por centuplicado, ya que la enfermedad es una mera información dada al hombre por la Naturaleza.

Cuando leía aquellos relatos sobre una sociedad que lapidaba a la mujer adúltera y mutilaba el órgano del amor al niño recién nacido, no me resultaba descabellado observar que luego atacaba la lepra, ya que se sentía culpa por el deseo de tocar y ser tocado, pues la piel es un órgano del placer.

Algo sabemos sobre la enfermedad, pues sabemos aliviar sus síntomas, pero sobre la enfermedad en sí no sabemos mucho y lo sabremos el día que entendamos en verdad el Todo. Esto lleva a que uno de los seres que más profundizó sobre la enfermedad, muriera de cáncer en el paladar luego de más de treinta intervenciones. Hay algo que Freud no dijo. Algo que pensaba, una información que le había sido regalada, no la transmitió y el resultado fue un cáncer de boca.

 

Hay un proverbio de Blake que se aplica a esto: "Del agua estancada espera veneno".

 

LO QUE CURA

 

Blake también dijo que "La abeja laboriosa no tiene tiempo para la tristeza", y agrego, "ni para la enfermedad", ya que somos un canal y se trata de evitar que se obstruya la energía, y nada mejor que la acción para que la energía pase y limpie.

 

Pensarás que esto podría ser cierto a la hora de prevenir, pero cuando el mal se instaló, ya sería otra historia.

Sí y no. Bruce Lee reunió una junta de médicos por causa de un grave problema en su espalda. La respuesta unánime fue que dejara de entrenar. La eficiente terapéutica aplicada por Bruce Lee fue entrenar el doble.

Creo que lo que sanó a Bruce Lee fue su deseo de sanar, su entrenamiento y la sugestión, la fe en que ese tratamiento lo sanaría, por lo que la sugestión es causa y cura de las enfermedades.

En "Antropología estructural", Lévi-Strauss dice que el chaman cura por sugestión, y que el chamán sabe que cura si logra sugestionar al paciente, para lo cuál todo método es válido.

Nos habla de un chamán que tiene escondida en la boca una pluma a la que envuelve con sangre al morder la lengua, y luego de pronunciar ciertas palabras y de chupar el mal del paciente, escupe la enfermedad, que es una bola sanguinolenta que muestra al enfermo y a la tribu. El enfermo cura, y más importante que eso, la tribu confirma que el chamán maneja la magia.

Un adolescente le toca el hombro a una muchacha. La muchacha cae en crisis nerviosa. Sus familiares acusan al adolescente de hechicero. Se instruye un tribunal. Si se confirma la hechicería, el castigo es la muerte. El joven niega, pero el tribunal es inflexible. Decide entonces confesar que tanto él como sus ascendientes son hechiceros. Se le pregunta cómo hechiza. Dice que tiene una pluma para hechizar y otra para curar. Piden que muestre la pluma. Derriba una pared de adobe donde estaría la pluma. No se encuentra. A esa altura, el tribunal está conformado en exclusiva por la familia de la víctima. El muchacho arguye que debió haber escondido la pluma en otra pared. La derriba, y afortunadamente, encuentra una pluma. La tribu halla la paz. Nadie castiga al hechicero. Lo que importa, es que la fe en la magia sigue intacta.

En una de sus conferencias sobre la telepatía, Freud demuestra que las adivinas tienen acentuado el poder telepático innato a todo animal. La adivina no tiene por qué saber que tiene ese don, pero lo seguro, es que al decirle a quien acude cosas de su intimidad, gana su confianza, y más aún al augurar lo deseado.

Tal vez esa persona logre su propósito, el motivo por el cuál acudió a la adivina, por las mismas razones que curan al enfermo que acude al chamán, lo que lleva a preguntarnos si todo médico, todo psicoanalista y todo chamán, no saben que la cura, al menos en parte, deviene de la sugestión, algo que lleva entonces a preguntarnos sobre el complejo asunto de "la verdad".

Volvamos al hechicero que hace un acto de prestidigitación con la pluma ensangrentada. Que sabe que hace trampa, es indudable, ahora, la fe del enfermo en la magia y en el chamán, poseedor para él de los secretos de la magia, y la trampa llevada a cabo por el chamán, generan la cura.

El chamán mintió ¿Hizo mal o hizo bien? Vos verás, pero una mentira puede convertirse en verdad.

Recuerdo un cuento donde una mujer hacía todo tipo de trampas y mentía sin pudor con tal de recuperar al amado, cosa que al final logra, pero el amado, enterado de las astucias empleadas por la amada (el varón es un pichón en cuestiones de astucia) le pregunta si lo hecho le resulta moralmente válido. La amada zanja la cuestión al contestar que en la guerra y el amor, todo vale.

Marcelo Marchese
2025-01-27T16:50:00

Marcelo Marchese

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