El sexto y el séptimo excluidos. Y también las novias imposibles.

María Simón

19.04.2012

En lógica se llama principio del tercero excluido a la forma de pensamiento basada en dos estados: verdadero y falso. Lo que no es falso es verdadero y viceversa. En este principio se funda la llamada demostración por el absurdo: si quiero demostrar que una proposición es cierta, supongo que es falsa y llego, mediante razonamiento lógico, a un absurdo.

Entonces tiene que ser verdadera. Esto puede parecer obvio pero no lo es; es un modelo del pensamiento humano que nos ha sido y es enormemente útil pero no es el único, en algunas formas de pensamiento nos manejamos con las llamadas lógicas borrosas: probablemente cierto, bastante razonable y así. Esto puede ser usado también por máquinas, obviamente programadas por seres humanos. Los clásicos, especialmente Aristóteles, que cada vez me cae mejor, no pretendían moldear el pensamiento ni afirmar que la lógica binaria era la única posible. Trabajaron con un modelo, empezaron con el más simple, como se debe, y les resultó más que bien.

¿A qué viene esto? Resté un par de ordinales a un tema que se está hablando, que es el del quinto candidato, o el voto frenteamplista en blanco en las internas. No es simpático, habiendo cuatro buenos compañeros. Sin embargo, tal vez haga ir a votar a quienes para otra opción no irían. Alusiones hay muchas. El kinto, algunas quintas (en honor al lenguaje con sensibilidad de género) como la de la paraguaya o la de Beethoven, el séptimo mandamiento y el octavo pasajero. El sentido del humor siempre ayuda.

El voto frenteamplista activo, a favor de una persona, de un conjunto de ideas, por un requerimiento de cambio, siempre merecen el mayor respeto.

Quisiera excluir al sexto y al séptimo, que paso a describir.

El sexto candidato es no ir a votar. Ojo, en una interna no es obligatorio ir. Ojo, no es lo mismo, no es ni parecido, votar en blanco y no votar. No votar tampoco significa que no se votará al Frente en las próximas elecciones nacionales, pero es un signo de disconformidad negligente, en lugar de disconformidad militante o de adhesión crítica a una candidatura. Es bajar los brazos. Es el primer paso de la actitud apolítica. Es tal vez al que más le temo.

El séptimo (sello, para seguir con las citas) es votar contra, por la negativa, para evitar a otro, para evitar una hegemonía, para cerrar un paso o frustrar una presumible expectativa. Este es difícil de detectar porque reside en la conciencia del votante, no se ve cuando se abre el sobre, no se distingue de un voto de esperanza o de adhesión o de protesta activa. Cualquiera sea el contenido del sobre, así no votamos en el Frente, y menos que menos entre compañeros.

Las novias imposibles son los candidatos que no pudieron ser. Los que no pasaron. Hay que buscar un ambiente más abierto. Ser candidato, cuando hay excluidos, entraña un problema moral, que los compañeros habrán resuelto buscando lo mejor, dentro de lo que ya se había producido. Pero es una actitud muy humana y hasta lírica atribuir perfecciones y causas últimas a lo imposible, virtudes de hada madrina y potencialidades porque nunca nos va a defraudar. Tampoco le hace bien a nadie, ni siquiera a los excluidos, que si nos ponemos nostálgicos a priori jamás van a poder superar a su ausencia. Hagamos que en otras instancias no haya excluidos. Y que tengamos ganas de ir a votar, y que nadie piense en contra sino a favor. Por.

Hagamos lo que hagamos, después hay que ayudar. Los compañeros –no sólo el que sea electo presidente- los otros, los integrantes del plenario, de los departamentales, sabrán interpretar todos los votos y los silencios y harán el mejor esfuerzo para convocar.

 

María Simón
2012-04-19T14:24:00

María Simón