DIPLOMACIA Y SENTIDO COMÚN

Mauricio Aliskevicius

29.03.2023

Diplomacia es una carrera universitaria, es también una carrera laboral dentro de los empleos que un Estado precisa para sus relaciones con otros Estados. Diplomacia es también una forma de mentir o de ocultar sentimientos para no herir susceptibilidades o no causar tensiones -o guerras- entre personas, grupos de personas, o países.

Sentido común, hoy también definido como el menos común de los sentidos, es algo que se debe tener para no causar problemas, que puede ser problemas a uno mismo o problemas con otros.

   Cuando un país pequeño depende de un país grande, ya sea en lo económico como en lo militar, en las relaciones con el resto del mundo, es fundamental que quienes gobiernan el país pequeño usen el sentido común y también la diplomacia en su trato con el país grande.

   Nos estamos refiriendo a un país pequeño en especial: Israel, y un país grande o más que eso una gran potencia, podríamos decir la más grande del globo terráqueo: Estados Unidos.

   Si bien todos saben, sabemos, que existe una gran dependencia de Israel con Estados Unidos, un secreto dicho constantemente en voz alta, no sólo la diplomacia sino que el simple sentido común indica que el presidente de Estados Unidos debe hacer uso de su sentido común para no "sugerir" actitudes o dar órdenes que salen publicadas en medios de prensa para que el mundo todo se entere.

   Esto es lo que acaba de hacer el señor Joe Biden como presidente de Estados Unidos: olvidar la diplomacia y no tener ni un poco de sentido común.

   El hecho es sabido: se niega a recibir a Netanyahu -primer ministro de Israel, pese a muchos israelíes y pese a quien esto escribe- y pone como condición, pretexto o como se quiera llamar, su desacuerdo con los proyectos de reforma judicial considerados antidemocráticos (por Biden y por gran parte de los israelíes) que el gobierno de Netanyahu pretende imponer.

   La falta de diplomacia de Biden y la inexistencia de sentido común es posible que se deba más a su necesidad de quedar bien ante los miembros de su partido y ante los electores norteamericanos, que el deseo que pueda tener de ayudar a que la democracia en Israel siga siendo ejemplar.

   Pero el señor Biden no tomó en cuenta un pequeño gran detalle: cuando a una persona se la arrincona contra una pared y no se le da ni un pequeño orificio que permita su salida, lo único que se logra es que la persona salte con fuerza hacia el único lugar donde puede encontrar un escape.

   Por lo tanto el señor Biden con su actitud incita a la violencia a Netanyahu. Si hubiera utilizado algo de sentido común y un poco de diplomacia, tal vez habría logrado lo que quería, si lo que quería es ayudar a la democracia en Israel.

   Por otro lado tenemos las actitudes del primer ministro Netanyahu.

   Por más adjetivos que utilizó (amigo de toda la vida y otros) no disminuyó la dureza del salto que pegó diciéndole a Biden que él gobierna como quiere sin hacer caso a presiones externas. La única salida que Biden dejó al arrinconar a Netanyahu.

   Años atrás, durante la presidencia de Barack Hussein Obama, hemos escrito que Netanyahu quedaría para la Historia como el primer gobernante que le había "parado el carro" a un presidente norteamericano. En ese momento era un elogio para Netanyahu porque le asistía la razón y Obama con su política estaba perjudicando no al gobierno israelí sino a todo Israel ante sus enemigos musulmanes.

   Pero hoy estamos en otra situación, y no podemos justificar la actitud de Netanyahu, porque quien tiene la razón es Biden, aunque no haya tenido diplomacia.

   El entredicho de público conocimiento significa poner a Israel en un mal enfrentamiento nada menos que con el único país que apoya a Israel con su veto en las Naciones Unidas, con armas, con dinero, con inteligencia militar, en fin, con todo lo que Israel precisa para subsistir.

   Esto es una prueba más que demuestra que el señor Netanyahu no está en condiciones de gobernar a Israel. Se agrega a todo lo que está haciendo para salvarse de los juicios que tiene en su contra, sacrificando al país para salvarse él de una posible condena, poniendo en el gobierno a extremistas y delincuentes firmando promesas que cumplirlas significa demoler la democracia, despidiendo al primer ministro que simplemente le advirtió de graves peligros.

   No nos cabe duda alguna que llegó el momento en que la Justicia debe actuar y declararlo incompetente para seguir ejerciendo el cargo de primer ministro. Está en juego la existencia del Estado de Israel, cada minuto cuenta.

 

                    Mauricio Aliskevicius

Columnistas
2023-03-29T13:01:00

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